Un país en el que los conceptos pierden el significado está destinado a vaciarse de contenido. La España actual está gobernada por los pobladores del octavo círculo del infierno de Dante, rebeldes, sedicentes, traidores y adivinos que allí eran castigados en lagos de estiércol y brea incandescente, pero que en este lugar del mundo cuentan con el privilegio del Gobierno y cierta manga ancha para ahogar el interés general sobre lo que expulsan por su conducto uretral mientras predican ejemplaridad. Nada es lo que parece en este país, o todo lo contrario. La semántica ha quedado sometida al sofismo más cutre y hediondo, de modo que lo que hoy quiere decir algo, mañana, si se tercia, puede referirse a lo contrario.

Se define el PSOE como un partido que propugna la igualdad de todos los españoles, pero a la hora de gobernar no duda ni tiene reparos en ejecutar lo contrario. No hablo ya de lo que puede leerse en la hemeroteca, donde aparecen textos sobre los indultos firmados por los editorialistas de Contreras; y declaraciones sobre la Ley de Amnistía que omiten algo que rompe con lo más básico del Estado de derecho, y es que dos individuos que cometen los mismos delitos no serán tratados igual por las autoridades, pues mientras a uno se le perdona, al otro se le condena, dado que uno sirve para la causa y el otro no.

Esos episodios quedan bastante lejos y ya poco importan, dado que lo relevante no es tanto cuidar por que el edificio no se agriete ni se llene de plagas... como conservar el sillón presidencial. Lo más inmediato ya no es tampoco la mutualización de 17.500 millones de euros de deuda catalana para convencer a ERC de que Illa es bueno y lo que proponga el PSOE en el Congreso, todavía mejor, aunque eso implique meter en el mismo saco de pagadores -igualar- a los españoles que han sido cuidadosos con los que han malgastado.

Inmigración y Junts

Como decía, la última tropelía es reciente y ha obligado a manipular los artículos 149.2 de la Constitución para conseguir el apoyo parlamentario de los siete diputados de Junts, siempre y cuando un mediador salvadoreño, erigido como entidad supra-institucional, pero vinculante, conceda el visto bueno. La contraprestación que ha entregado el PSOE a los independentistas es la de poder gestionar su política migratoria, lo que abrirá la puerta a que controlen sus fronteras junto con la Policía Nacional y la Guardia Civil; y, de paso, a que cuenten con 1.800 agentes armados más que en la actualidad. Podría decirse, visto lo visto, que Pedro Sánchez acaba de hacer realidad el sueño de cualquiera que aspire a la secesión de un territorio o, al menos, a hacer su vida, emancipado, sin que el padre le diga lo que tenga que hacer, pero pagándole el alquiler.

Pedro Sánchez acaba de hacer realidad el sueño de cualquiera que aspire a la secesión de un territorio o, al menos, a hacer su vida, emancipado

Sobre el papel -decía-, el PSOE es un partido constitucionalista, respetuoso con el Estado de derecho y perseguidor de la igualdad de los ciudadanos. En la práctica, ha actuado en una dirección totalmente opuesta. También se presentaba como un partido de mente abierta, progresista y pro-inmigración, pero ahora, que toca, porque toca, ha firmado de su puño y letra un pacto con una formación que propugna -palabras de Puigdemont- que la libertad de los ciudadanos para residir en un territorio comienza y termina en la asunción de una lengua y una cultura concreta. El cordón sanitario sobre la derecha que defiende esta idea se corta por el lado de Junts... porque ahora hace falta. ¿Y qué opina ERC -la izquierda- de eso? Según Daniel 'el travieso', conocido también como Gabriel Rufián, que muy mal, pero que ya se verá. Vaya, que casi que sí.

La coartada de la ideología

Los significados y los principios se diluyen; y los defensores de la 'justicia social' y de lo 'común' renuncian a lo suyo cuando hace falta. La ideología. ¿Qué es la ideología? Es algo que evoluciona, como las personas, como el terreno que, en función de su posición ante el viento predominante, se erosiona o se sedimenta. El tiempo moldea la ideología. La experiencia la cambia. También se somete a los principios de la alquimia cuando se mezcla con otro metal, quizás el más vil.

La ideología suele también modificarse muy fácilmente por acción del hambre o de la pereza. La caradura es tan férrea que la suele doblar, convirtiéndola en otra cosa. El ministro Grande-Marlaska rechazaba hace unos meses que fuera posible transferir las políticas de inmigración. Mire usted, yo es que soy jurista y sé de lo que hablo. Pilar Alegría aseguró más o menos lo mismo. Un año después, todo ha cambiado. La ideología es en realidad el interés. El 'me conviene'... y así con todo.

Lo más curioso estos días -y permítanme este colofón- es que los patriotas que se hacían llamar 'verdaderos', la némesis del PSOE y de los independentistas; los verdaderos defensores de los intereses de la nación libre y feliz, con Santiago Abascal a la cabeza, observan en este pacto del PSOE y Junts una traición; y acusan a Pedro Sánchez de someterse a los intereses de terceros. Vinieron estos héroes para salvarnos del Estado de las autonomías, que nos desgasta, pero ahora que se han asociado con los pistoleros del viejo Oeste parece que proponen como modelo una política que desprecia las monarquías liberales, al igual, por cierto, que lo que cacarea su socio Viktor Orban -putinejo- en los mítines en los que defiende la vuelta a los valores tradicionales... mientras financia su sistema clientelar con fondos europeos. Es un canalla.

Parece ser que estos días cuesta especialmente en Bambú el hacer explícito su rechazo a los aranceles a la agricultura europea que anunció el pasado lunes la Casa Blanca, que impactarán sobre todo el sector del campo español. A lo mejor esta derecha, que nos venía a salvar, adolece estos días de la misma esclavitud que el presidente del Gobierno, a quien tanto critica; y, encomendado a los intereses de terceros, que no los de su país, se ha convertido en un traidor... tanto para sí mismo, como para los ciudadanos a los que se dirige con mensajes de unidad y grandeza. Sufren estos días los españoles ejemplos de patriotismo que... qué cosas pasan, son positivos para no muchos; y negativos para la mayoría. En algunos casos, se ven erosionados por los independentistas. En otros, sedimentados por vientos gélidos. Diríase polares, como el oso, como el vodka.