El día después de que el PSOE ganara las elecciones de 2004, José Luis Rodríguez Zapatero y Javier de Paz acudieron al Cementerio Civil de Madrid para rendir homenaje a Pablo Iglesias. Dicen quienes les conocen que existe cierta concepción romántica del socialismo en ellos dos que es casi épica. Sentimental y bizarra. Salvador Allende afirmó, al llegar al poder: "El invierno está terminando y aparecen ante nosotros horizontes económicos promisorios". Quien haya entendido bien el zapaterismo mediático-empresarial sabrá que sus practicantes funcionan a partir de esa filosofía. Perseguir utopías no debería obligar a asumir un voto de pobreza.

De Paz ha sido designado este jueves como presidente de Telefónica Audiovisual Digital, es decir, la sociedad que gestiona Movistar Plus, un 'juguete' que factura casi 2.000 millones de euros anuales y en el que trabajan más de 800 personas. Son muchos millones de euros los que destina a producciones cada año para ofrecer a sus alrededor de 3,4 millones de abonados. La multinacional española de telecomunicaciones no es cosa menor. Controlarla obligaba a ejercer la caza mayor. Adquirir el 10% de sus acciones le costó al Gobierno 2.300 millones de euros. Fondos públicos. A partir de ahí, se podía recurrir a técnicos para fijar su rumbo y su destino... o tirar de otro tipo de perfiles.

Marc Murtra mezcla los dos. En realidad, son tres. Es ingeniero, estuvo ligado al PSC y guarda una buena relación con Caixabank, donde es patrono de su Fundación. Javier de Paz cuenta con un perfil similar. Es socialista de espíritu -fue secretario general de sus Juventudes-, pero capitalista sobre el terreno. Forma parte de la jet set económica del PSOE, donde no se da puntada sin hilo y donde no hay ningún paria de la tierra. En ese grupo están desde Pepe Blanco (Acento) hasta Maurici Lucena (Aena). Desde Miguel Sebastián (Indra) hasta Beatriz Corredor (Redeia).

No es casualidad que este amigo íntimo de Rodríguez Zapatero vaya a ostentar este cargo. Pedro Sánchez tiene dos prioridades durante es la legislatura. La primera es gobernar, cosa compleja y hasta humillante, a tenor de la catadura moral de algunos de sus socios. La segunda es redefinir el panorama mediático español, lo que implica cebar a amigos y castigar a los enemigos. Precisamente, Movistar Plus estrenó hace un tiempo un reportaje sobre Viktor Orban. Muestra la forma en la que el presidente húngaro ha asfixiado a la prensa crítica e inundado de florines a la afín, hasta el punto de convertir la propaganda en el plato más consumido por sus ciudadanos. Los gobernantes que le critican desde España actúan con un despotismo en este campo que, según se mire, no es menor.

Movimientos de los de siempre

La televisión de Telefónica es ejecutora y brazo financiero a la vez. Por eso se ha gestionado por la vía rápida la remodelación de su organigrama, del que sale Sergio Oslé -su anterior presidente- y en el que Cristina Burzako -ex CEO- ha sido relegada. Esta última función la realizará a partir de ahora Daniel Domenjó, un especialista en televisión, muy experimentado y con buenas relaciones con sus competidores. Fuentes del sector audiovisual ponen en valor su perfil, pero también indican que el empresario José Miguel Contreras -recientemente despedido de Prisa- tendrá influencia sobre el devenir de Movistar. De hecho, constan movimientos, que no fructificaron, para intentar reclutar algún directivo de LaSexta hace unas semanas.

La nueva responsable de la Dirección de Comunicación del grupo, Ana Porto, procede de Atresmedia. Allí fue la responsable de prensa mientras Contreras ejerció de consejero delegado. Sustituirá en el puesto a Eva Fernández. Durante su etapa, desde el Gobierno trasladaron a José María Álvarez-Pallete su indignación por el elevado importe de los contratos publicitarios que rubricaba la teleoperadora con los medios de comunicación de la derecha. Bloomberg lo sugirió en un teletipo que lanzó unas horas después de la designación de Murtra como presidente. Agárrense los machos.

Conviene tener en cuenta que el principal anunciante español es el Estado; y que Telefónica es una de las empresas del Ibex-35 que más dinero invierte en publicidad. El volumen no es ni mucho menos similar al de un tiempo atrás, pero sus acuerdos institucionales representan un porcentaje significativo de los ingresos publicitarios anuales para los medios. En un momento en el que las empresas periodísticas asisten a la decadencia de los formatos tradicionales, mantener la firmeza frente a las presiones o las manías se hace cada vez más complejo.

Los medios públicos que son de todos

El Gobierno destinará 161 millones de euros en 2025 a la publicidad institucional; y garantizará un presupuesto de 1.200 millones para RTVE, tan independiente como siempre... como para poner a Xabier Fortes a hacer de presentador "neutral" en un acto antifranquista... en el año en que el Gobierno celebra los 50 años de libertad. ¡Qué curiosa casualidad que se sincronicen las agendas! A lo mejor por eso Moncloa tomó el control de la corporación el pasado otoño por la vía rápida. A lo mejor, por eso, incluso van a utilizar La 2 para programar un espacio diario contra las fake news... que siempre son las de los otros, claro está.

EFE ya no es mucho, pero también es suya; y en Prisa intentaron tomar el mando y no les salió bien, pero los Contreras y compañía -emisarios gubernamentales- no van a cesar en su empeño de hacerse con el control del grupo, según anuncian a quien les quiera escuchar estos días por Madrid. Manuel de la Rocha, en Moncloa, es el interlocutor para una posible operación en la que intentarán convencer a Oughourlian de vender su participación. Hacen falta socios. Con empresas público-privadas bajo su control, el margen de maniobra es mayor.

En cualquier caso, si su proyecto de canal de televisión -'Tele-Pedro'- no salió allí, ¿quién dice que Telefónica no podría solicitar la licencia de TDT que sacará el Gobierno próximamente a concurso? ¿Se opondría Javier de Paz, como hizo Joseph Oughourlian, a que Movistar Plus pusiera el dinero que hace falta para el proyecto? No conviene ser iluso.

El panorama está así en lo empresarial. En lo político, es bien conocido. Ahí no hace falta Javier de Paz. Basta con el BOE y con lo que apoquinan los contribuyentes. Lo institucional es sencillo de solucionar: Óscar López ha dispuesto 65 millones de euros para los grandes grupos de medios -ayudas a su digitalización-; la CNMC controlará el nuevo registro de medios de comunicación y un anteproyecto de ley ya contempla fuertes multas para quienes no se inscriban en él. Mientras, se reparten premios y castigos en el sector, con la propaganda y las empresas públicas de su parte; y las público-privadas al servicio de la prioridad durante esta legislatura. Habrá quien no se tome lo suficientemente en serio todo esto.