Después del Brexit, Francia es el único país de la Unión Europea que posee armamento atómico, y con ello una estrategia de disuasión nuclear que no tiene ningún otro país continental. Por esta razón, entre las propuestas de reforma militar ha surgido la idea en el Elíseo de ampliar el escudo nuclear francés a toda la Unión Europea. Es decir, reformar los mecanismos de defensa europeos para que el sistema de detente francés cubra desde Estonia a Portugal. Es una gran idea, si pensamos en la actual escala de riesgos, y la falta de garantías por parte de los Estados Unidos de participar en la protección de Europa, incluso dentro de los márgenes de la Alianza Atlántica. Pero esta propuesta también entraña ciertas incertidumbres.
La primera de ellas es que dependerá su uso de Francia, y del gobierno francés. Es decir, toda la Unión Europea quedaría expuesta si por ejemplo mañana gana las elecciones presidenciales la Agrupación Nacional, y Marine Le Pen se convierte en presidenta de la República. Entraríamos en la misma dinámica que actualmente tenemos con Estados Unidos. Nuestra defensa y protección en lugar de depender de un granjero de Oklahoma pasaría a depender de un campesino del Loira o de Charente. Este hecho se podría evitar si esta decisión no dependiera de Francia, sino que se desarrollara un proyecto atómico europeo.
La segunda incertidumbre es si su uso será expandido a Ucrania, o dependería de si ingresa en la Unión Europea. Una de las cuestiones más importantes de establecer garantías defensivas a Ucrania es si esta quedará, o no, bajo el paraguas de la Unión Europea o de la OTAN, aun no siendo miembro de ninguna de las organizaciones. La propuesta de Georgia Meloni de que Ucrania pase a estar bajo el paraguas de la OTAN y el artículo 5, sin ser miembro de la Alianza Atlántica, es uno de los debates que se tendrán que afrontar en las negociaciones de paz.
De la misma manera de su adhesión a la Unión Europea. Si la UE tiene mecanismos de defensa mutua en caso de ataque a uno de los Estados miembro, también debemos valorar si la incorporación ucraniana será inmediata o no. Cómo se gestiona cómo operar mientras está a la espera es crucial.
La tercera incertidumbre tiene que ver con las demandas de algunos países de desarrollar sus propios escudos atómicos, para que Francia no tenga la primacía única. En este punto seguramente veremos que habrá países que están en plenas reformas militares, como Polonia, que quizás pidan desarrollar sus propios arsenales atómicos para salvaguardar el país y medio continente en el caso que los franceses no cumplieran. Esto conllevaría un elevado coste militar, y afectaría a la seguridad regional en un sentido u otro.
Si se avanza hacia proyectos compartidos de defensa, como propuso Von der Leyen y anteriormente Draghi, y como diferentes Estados europeos parecen posicionarse, la cuestión de que los Estados ahora desarrollen programas atómicos quizás choca con esta voluntad de establecer una unidad de acción.
El debate sobre el escudo nuclear lleva a plantearse si, en lugar de ser francés, no sería mejor que fuera una cuestión europea, que forme parte de las nuevas estructuras de protección"
Así pues, la activación del escudo nuclear francés para salvaguardar la integridad de la Unión Europea es un asunto con pros y contras. A favor: es una medida de última instancia que eleva la seguridad europea a un límite muy relevante. En contra: centraliza la defensa europea a lo que decida el gobierno francés.
Como también debemos ser conscientes que su implementación no será de un día para el otro, y que la cuestión más importante, las garantías de seguridad de Ucrania, ha de resolverse antes. De la misma manera que diferentes líderes europeos pedían concreción sobre el despliegue de tropas en Ucrania una vez firmado el tratado de paz, en este sentido también debe haber absoluta transparencia entre los Estados.
En conclusión, el debate sobre el despliegue del escudo nuclear lleva a plantearse si, en lugar de ser francés, no sería mejor que fuera una cuestión europea donde participen diferentes Estados en el desarrollo de estos, como Polonia, Italia, España y Alemania. Es decir, se trataría de un asunto que dependa directamente de las nuevas estructuras de protección europeas que se quieren desarrollar con el rearme anunciado.
Es interesante pero, que hayamos pasado de una política de dormir bajo los tilos, y buscar la inspiración de las musas, a una política activa que fomente los marcos estratégicos de la Unión Europea en el marco actual. Se esté a favor o en contra de las propuestas, el hecho de que se trate ya es un salto adelante en un tema que parecía tabú. Referirse a un proyecto atómico europeo más tabú era aún, y ahora se habla con total normalidad.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas en www.elindependiente.com.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Abren una investigación en RTVE por la emisión de 7.291
- 2 Avance semanal de La Promesa del lunes 7 al viernes 11 de abril
- 3 Aemet difunde un mapa de Marruecos con el Sáhara Occidental
- 4 Tercer día de caídas en Wall Street ante el temor a una recesión por los aranceles de Trump
- 5 Así es el nuevo registro horario que las empresas deben realizar
- 6 Ana Rosa: "Siempre pensé que Sálvame acabaría en TVE"
- 7 El Ibex cae un 5,11% y la volatilidad se adueña de Wall Street
- 8 Quién es Peter Navarro, el gurú arancelario de Trump
- 9 Zapatero admite su mediación con Junts y ve que es hora de "abordar los temas de fondo" de Cataluña