Joseph Oughourlian planifica estos días una serie de cambios en Prisa para asegurar su posición en el grupo por la vía rápida. Podría compararse este proceso con la preparación de una casa para el paso de un huracán: se hace necesario apuntalar puertas y ventanas con tablones; y guardar los objetos frágiles en cajas para evitar accidentes ante el temporal que se espera.

Sus objetivos prioritarios son tres. El primero pasa por asegurar la refinanciación de los 750 millones de euros de deuda para ganar entre 4 ó 5 años de margen ante Pimco, su principal acreedor. El segundo es el de aprobar el plan estratégico que determinará el rumbo de la compañía para el próximo quinquenio. El tercero consiste en una reducción del número de plazas en el Consejo de Administración para apartar de este órgano, de un plumazo, a su principal enemigo interno, Andrés Varela Entrecanales, representante de Global Alconaba, y empresario mediático cercano a Moncloa.

Si todo sale según lo previsto, la operación para amortizar 4 de las 15 plazas del Consejo de Administración se aprobará en la Junta Ordinaria de Accionistas de junio. A partir de ahí, se exigirá un porcentaje mayor de acciones para poder disponer de un vocal con la categoría de dominical. Será mayor que el 7% del que dispone Varela Entrecanales.

Un Gobierno voraz

Sucede que Oughourlian se enfrenta en esta batalla a un enemigo demasiado grande y voraz. Es el Gobierno de España, que ha marcado entre sus prioridades para esta legislatura el incremento del control del sector de los medios de comunicación. Eso ha implicado la ejecución de varias maniobras de hostigamiento a la prensa crítica, la aprobación de 65 millones de euros de inversiones -de ayuda a la digitalización- para los afines y un generoso gasto en publicidad institucional.

Entre tanto, ha situado a Javier de Paz -exsecretario general de Juventudes Socialistas- al frente de Movistar Plus, ha colocado delfines en los órganos de gobierno de RTVE y EFE; y ha encargado a José Miguel Contreras y compañía el diseño de una televisión que se dedique, principalmente, a distribuir argumentos favorables a Moncloa durante varias horas al día, tanto en informativos como en tertulias.

No contaban en Moncloa, hace unos meses, con que se iba a abrir un frente dentro del Grupo Prisa, que ha sido su principal aliado durante los últimos siete años. Ha sucedido así porque su presidente -consentidor durante sus 4 años en el puesto- se ha negado a financiar la citada cadena de TDT -"Tele-Pedro"- y ha cortado la cabeza a sus impulsores. De paso, se ha aliado con Vivendi, quien se niega a cambiar de trinchera en esta batalla, pese a las presiones que el ministro Óscar López y Marc Murtra (Telefónica) han ejercido para intentar conseguirlo.

Ojeriza a Vivendi

La palabra Vivendi suele conjugarse en presente en España, pero dentro del Gobierno también la temen en el futuro, ante la posibilidad de que pueda llegar a influir en la línea editorial de Prisa. Su línea editorial en Francia había sido tradicionalmente conservadora, pero en las últimas semanas -como explicaba ABC este lunes- sus medios de comunicación han comenzado a defender el argumentario más conveniente para ese eje heterodoxo conformado por la Casa Blanca y el Kremlin con respecto a Ucrania. Esto es lo opuesto a lo que defiende la Unión Europea y el propio Emmanuel Macron. Es también la posición contraria a la de Moncloa.

Esto ayuda a entender mejor el motivo por el que Vivendi se niega a cambiar de posición en Prisa. También ilustra sobre la preocupación de Moncloa sobre el principal aliado de Oughourlian. Desde el grupo transmiten que no está previsto, en absoluto, un volantazo editorial brusco en El País y en la Cadena SER. Considerarían ese movimiento poco menos que un suicidio, ya que podría afectar considerablemente a su negocio de suscripciones, que ya ha superado los 400.000 abonados. Ahora bien, el dueño de Amber Capital ha lanzado este lunes un aviso a navegantes en una carta publicada en El País: "este periódico es independiente". Si de verdad lo cree, implicaría alejar a Prisa de ciertas tesis del Gobierno. ¿No han sido acaso estos medios de comunicación sombra y portavoz durante los últimos años?

Según ha transmitido Oughourlian a personas cercanas durante los últimos días, no están ni mucho menos descartados los cambios en el organigrama del grupo durante los últimos meses. El motivo es evidente: protegerse de las embestidas del Gobierno y de figuras que han quedado bajo sospecha.

La OPA

A los accionistas que le respaldan les ha transmitido otro mensaje claro: no está dispuesto a vender su participación a ningún accionista afín a Moncloa. Si acaso, lo haría si tienen el valor de presentar una OPA por el 100% de la compañía. Esta operación es inviable actualmente, dado que la depreciación constante de las acciones de Prisa durante los últimos años obligaría a quienes presentaran la oferta a pagar un precio por cada título muchísimo más alto que su valor de mercado. De lo contrario, los socios actuales venderían con abultadas pérdidas.

Hay quien, entre sus accionistas, piensa que la estrategia de Oughourlian es la de lanzar envites y órdagos para conseguir la mejor oferta posible. Sus cercanos, los que le conocen, niegan que especule en este sentido y le ven dispuesto a ir a la guerra, pase lo que pase y caiga quien caiga. Ahora bien, en la trinchera contraria tiene un Gobierno que podría situar a Prisa al borde de la inanición si corta el flujo de la publicidad institucional o animara al Ibex 35 a reducir sus acuerdos institucionales, con la promesa de determinados premios o la amenaza de castigos.

Su elevada moral en esta batalla le situaba este lunes en las tertulias casi como un héroe de la derecha mediática. Tampoco cabe esperar mucho brillo en determinadas tribunas. Hace unas semanas, situaron al mismo nivel a Víctor de Aldama. De tanto afán que tienen por ver morder el polvo a Pedro Sánchez, hay quienes han perdido el juicio.

P.D.: Como curiosidad y muestra de las malas artes de unos y otros. Hace unos días, Juan Luis Cebrián bromeaba con que, en su día, hubo quien lanzó la sospecha de que era un agente de la KGB. Estos días, hay voces que, con bastante malicia, han llegado a situar a Oughourlian como un agente ruso.