El presidente del Gobierno ha planteado su comparecencia en el Congreso de la peor manera posible: machacando al único partido que puede sacarle del atolladero en el que se encuentra.
Pedro Sánchez describió en su primera intervención la situación en la que se encuentra Europa. Ante la agresividad del "neo imperialismo de Putin" y la decisión de Estados Unidos de replantearse sus alianzas internacionales, Europa tiene que afrontar la realidad de defenderse por sí sola. No sabemos dónde sitúa Sánchez el papel de la OTAN. Probablemente ningún dirigente europeo sabe a ciencia cierta cuál será el futuro de la Alianza Atlántica, que ha actuado como garante del statu quo desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Hay, por tanto, que aumentar el gasto en defensa (nunca se salió del compromiso del 2% del PIB como objetivo), que ni cuantificó en lo que significa de mayor gasto anual, ni explicó cómo piensa financiar.
La primera contradicción en la que incurrió el presidente es que, para no enfadar demasiado a sus aliados parlamentarios de izquierda, aseguró que el esfuerzo en defensa se hará "sin tocar el gasto social". Precisamente, el mismo día en el que el primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, anunciaba un programa de recorte social para poder subir el gasto en defensa hasta el 2,5% del PIB.
No se trata de que Sánchez sea más socialista que Starmer, sino que el primer ministro británico no toma a sus ciudadanos por estúpidos.
El segundo sinsentido de su discurso es que, mientras defendía la pertinencia de que los ciudadanos se hicieran con un kit de seguridad por si las moscas, sus planes en materia de defensa van para largo. En concreto, aplazó hasta el verano la presentación de un Plan Nacional para la Industria de la Defensa. Ya veremos en qué queda eso.
La explicación a ese desbarajuste argumental es que Sánchez rehúye hablar de "rearme" y se empeña en que el problema que afronta Europa es un "problema de seguridad" en el que cabe todo: desgracias naturales, cambio climático y ataque de Rusia. Como si fuera lo mismo.
En lugar de buscar una aproximación al único partido que podría apoyar el aumento del gasto en defensa, se dedicó a machacar a su líder
Después intervinieron los líderes de los distintos grupos. Feijóo le recordó que no está a sus órdenes y que su problema no es el PP, sino los socios que apoyan su Gobierno. Si nos tomamos en serio el cambio de paradigma que dibujó el presidente -y hay que tomárselo muy en serio- el líder de la oposición le planteó al presidente una disyuntiva: o lleva su plan al Congreso para que se vote, o convoca elecciones. No parece que ninguno de los dos caminos le venga bien a Pedro Sánchez.
Elecciones no, porque las perdería. Votar en el Congreso, tampoco, porque ninguno de sus socios de investidura está dispuesto a darle su respaldo. Si se hubiera votado, el presidente hubiera perdido por goleada.
Pero no importa. Después de que la ministra portavoz, Pilar Alegría, haya teorizado que llevar los presupuestos a la Cámara sin garantías de que sean aprobados es hacerles perder el tiempo a los diputados y a los ciudadanos, cualquier cosa es válida. ¿Para qué llevar un plan que supone afrontar el momento más difícil por el que ha atravesado la UE desde su fundación al Congreso si el PSOE no tiene garantizada la victoria? Insisto, esta semana el presidente está batiendo su récord de tomadura de pelo a los ciudadanos.
Después de escuchar lindezas como las de Gabriel Rufián de que la OTAN ha estado "detrás de todos los golpes de estado contra regímenes democráticos" durante los últimos ochenta años, le llegó el turno a Paxi López. Si el portavoz del PSOE se permite el lujo de citar a Albert Camus, hay que atarse los machos. Después de unos breves momentos de trascendencia, entró en el barro, como a él le gusta. Pero llegando a un límite casi imposible de superar. Dijo, atentos, que "el pacto del Ventorro es el mayor ataque que se ha hecho a Europa desde que existe democracia". Lo peor de todo es que los suyos le jalearon e incluso tuvo que saludar desde su escaño a quienes no paraban de batir palmas.
Ese precedente no auguraba nada bueno para la intervención de cierre del presidente. Y así fue. Se olvidó pronto Sánchez de sus mensajes apelando a la solidaridad con nuestros socios, para entrar a matar a volapié al líder de la oposición. Dijo de él que era "oscuro y vacío, como el espacio sideral" entre el alborozo de los suyos. Le acusó de no ser un hombre de estado y dijo que lo que pretendía era llegar a "un pacto del Ventorro -con Vox- a nivel nacional". No desaprovechó la ocasión para darle un toque burlón a Tellado y otro a Rafa Hernando.
En fin, que tras su intervención no queda ni la más mínima esperanza de que, en un asunto tan importante como este, los dos principales partidos de España se pongan de acuerdo.
Sánchez se está comportando como un generador de odio político. Desprecia al PP sea cual sea su líder. Ahora vemos que aquel insulto que le propinó a Mariano Rajoy en un debate preelectoral televisado no fue el fruto de un momento de ofuscación, sino la baza a la que recurrir para demostrar a los suyos que con él nunca jamás habrá un acercamiento al partido conservador.
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5 Comentarios
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hace 2 días
… de hecho, esta táctica del PSOE contra el PP de golpearle hasta la extenuación es tan eficaz que el PP acaba de abstenerse en la tramitación de la ley contra instituciones «franquistas» en vez de oponerse… otra cesión y puesta de perfil más del PP cara al PSOE 🫤…
hace 2 días
Por eso el PP le ha ganado cien votaciones al PSOE en el Congreso y estáis los de becerrada voxera berreando por los rincones, ¿eh, Chaves?
¿Te quieres ir por ahí, pringao?
hace 2 días
Sánchez sabe perfectamente que agrediendo al PP lo ablanda… es como machacar al pulpo antes de meterlo en la olla y cocinarlo.
hace 3 días
Está desquiciado…
hace 3 días
«»»»»»El generador de odio»»»»»»»
«»»»»»En fin, que tras su intervención no queda ni la más mínima esperanza de que, en un asunto tan importante como este, los dos principales partidos de España se pongan de acuerdo.»»»»»»
Sr García Abadillo, porqué no deja usted esa equidistancia de lado, calificar a Pedro Sánchez como GENERADOR DE ODIO, lo cual es cierto, y sugerir que los dos principales partidos de España no puedan ponerse de acuerdo, huele a contradicción.
«» Si se hubiera votado, el presidente hubiera perdido por goleada.»»»
Como todo el mundo sabe los pucherazos existen, y Pedro tiene todas las herramientas para hacer pucherazos a repetición