Los hermanos no solo comparten juegos o travesuras, comparten todo, y sobre todo, comparten una historia de vida. Son el primer refugio, la primera complicidad, las primeras risas y también las primeras peleas que se perdonan sin rencor. Los hermanos son la infancia contada a dos voces. O a tres. O a cinco. Son la familia dentro de la familia.

Hoy, Día de los Hermanos, en Aldeas Infantiles SOS queremos mirar hacia aquellos niños, niñas y adolescentes que no solo han perdido el cuidado de sus padres, sino que además han tenido que separarse entre ellos. Porque la realidad es que en España hay demasiados menores que crecen en el sistema de protección sin sus hermanos al lado. Y aunque parezca increíble, no sabemos cuántos son. No hay cifras oficiales que lo digan.

La realidad es que en España hay demasiados menores que crecen en el sistema de protección sin sus hermanos al lado

Separar a dos hermanos es romper un vínculo esencial. Cuando todo falla, cuando el mundo da un giro brusco, un hermano o una hermana suele ser lo único que queda. Lo que calma. Lo que ancla. Separarlos es pedirles que enfrenten solos algo que ya de por sí es demasiado.

La ley lo reconoce: tanto la legislación nacional como los tratados internacionales insisten en que los hermanos en acogimiento deben permanecer juntos, salvo que haya motivos muy justificados para que no sea así. Pero la realidad va por otro camino: escasean las familias preparadas para acoger a grupos de hermanos, y se siguen utilizando criterios como la edad o las necesidades individuales sin valorar lo suficiente lo que supone perder ese vínculo.

Actualmente, casi 52.000 niños y niñas viven en acogimiento en nuestro país. Pero nadie sabe cuántos de ellos han sido separados de sus hermanos. No se mide. Y lo que no se mide, no se cambia. Por eso, desde Aldeas Infantiles SOS reclamamos que la no separación de hermanos sea, de una vez por todas, un principio prioritario en el sistema de protección. Que no sea una excepción, sino la norma.

Eso implica dotar de medios reales a las familias de acogida: formación específica, apoyo emocional y económico, equipos preparados para acompañar el proceso. También exige que se escuche la voz de los propios niños y niñas, que son quienes van a vivir con las consecuencias de estas decisiones.

Porque crecer con quien comparte tu historia no es un lujo. Es un derecho

Y cuando no sea posible convivir bajo un mismo techo, al menos que exista un compromiso firme de mantener el contacto frecuente, significativo, protegido. Porque ser hermanos no debería depender de la distancia, ni de la burocracia, ni de la disponibilidad de plazas en un centro.

En Aldeas Infantiles SOS lo tenemos claro: los hermanos merecen crecer juntos. Durante el último año, hemos ofrecido un entorno familiar a más de 1.300 niños, niñas y adolescentes que habían perdido el cuidado de sus padres. Y siempre que ha sido posible, lo hemos hecho sin separarles de sus hermanos.

Porque crecer con quien comparte tu historia no es un lujo. Es un derecho. Y proteger ese derecho es una tarea de todos: de las administraciones, de las entidades, de quienes deciden y de quienes acompañan. Que ningún niño o niña tenga que preguntar dónde está su hermano al llegar a un nuevo hogar. Que ese lazo tan valioso no se corte por falta de recursos, o de voluntad.

En el Día de los Hermanos, pongamos el foco donde debe estar: en ese vínculo irreemplazable que da sentido, raíz y futuro.


Pedro Puig es presidente de Aldeas Infantiles SOS