Para Ryanair, los cielos se estrechan. O al menos ese es el riesgo al que se enfrenta la compañía aérea.
Entre la infinidad de interrogantes abiertos por el Brexit se incluye la forma en que se estructurarán las relaciones entre Reino Unido y Europa en materia de tráfico aéreo. La ruptura implicará que el territorio británico dejará de formar parte del tratado de Cielos Abiertos, que regula el tránsito de aviones dentro del territorio europeo y hacia Estados Unidos.
De este modo, el Gobierno británico tendrá que negociar un acuerdo bilateral con la Unión Europea para permitir que los vuelos con origen o destino en Europa puedan seguir operando en Reino Unido. "Sin embargo, unos nueve meses después del Brexit, no estamos más cerca de saber qué efecto tendrá en la aviación. Ha llegado a ser preocupante que el gobierno del Reino Unido no parece tener ningún plan B para mantener despejados los enlaces aéreos británicos con Europa", declaraba Kenny Jacobs, director de márketing de Ryanair, el miércoles tras el inicio del proceso del Brexit.
Ryanair pide un acuerdo rápido sobre tráfico aéreo entre Reino Unido y Europa
Las incertidumbres generadas por la salida de Reino Unido de la Unión Europea están empezando a dejar su huella sobre la cotización de Ryanair en las últimas semanas. Tras remontar más de un 40% desde los mínimos que marcó en los días posteriores al referéndum, Ryanair se situaba a inicios de enero al borde de sus máximos históricos, en el entorno de los 15 euros.
Desde entonces, sus títulos han acumulado recortes superiores al 5%, lo que contrasta con el buen hacer en el inicio de año de sus competidores Air France-KLM, Lufthansa o IAG, que acumulan alzas superiores al 19%.
En sus últimos resultados, la aerolínea de bajo coste registró un descenso del 17% en sus tarifas y anticipó un recorte adicional del 15% en el trimestre actual.
Para los analistas de Carax-Alphavalue, una de las razones que explica esta presión sobre las tarifas de Ryanair es que "el voto del Brexit ha creado incertidumbre y ha debilitado la libra esterlina, lo que ha provocado una menor demanda y menores ingresos".
La debilidad de la libra y la incertidumbre han afectado a las tarifas de la compañía
Ahora, la compañía atisba que los problemas creados por el Brexit podrían ir a más e, incluso, podrían forzarle a establecer una compañía en Reino Unido para tener licencia de vuelo en el país, según observan en Cantor Fitzgerald.
"Lo mejor que podemos esperar es un nuevo acuerdo bilateral entre Reino Unido y la Unión Europea, sin embargo, nos preocupa que Gran Bretaña no sea capaz de negociar tal acuerdo bilateral a tiempo para la emisión de los horarios del verano de 2019 de las aerolíneas, a mediados de 2018", advertía el miércoles Jacobs, antes de urgir al gobierno a convertir este asunto en prioritario.
Los analistas de Cantor Fitzgerald, al igual que los de Citi o Barclays -ambos le dan un potencial superior al 15%-, mantienen a Ryanair entre sus aerolíneas favoritas, confiados en que las rutas entre Europa y Reino Unido seguirán abiertas en los próximos años.
Pero Ryanair teme que el Brexit acabe por levantar murallas que limiten su operativa y, con ello, su vuelo en bolsa.
Para Ryanair, los cielos se estrechan. O al menos ese es el riesgo al que se enfrenta la compañía aérea.
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