En un periodo tan convulso como el que han vivido los mercados financieros en los últimos 30 meses, pocas inversiones son capaces de resistir la etiqueta de impecables. Pero aquellos inversores que hayan tenido en sus carteras acciones de Iberpapel a buen seguro que no ponen pegas al calificativo.
Desde noviembre de 2014, los títulos del fabricante de papel de escritura han registrado un repunte próximo al 170%, mientras el Índice General de la Bolsa de Madrid suma apenas un 4% en ese mismo periodo.
El mercado ha premiado de este modo la favorable evolución reciente del negocio de Iberpapel, plasmado en una llamativa subida de los márgenes, mejoras de eficiencia y una elevada generación de flujos de caja que durante tiempo fueron infravalorados por los inversores, según los expertos.
En los últimos 30 meses, las acciones de Iberpapel han repuntado casi un 170%
Los últimos resultados, presentados el pasado 25 de abril, ahondan en estas buenas sensaciones, reflejando "la fuerte resistencia del Ebitda en este primer trimestre del año, a pesar de un escenario flojo en el precio de venta del papel, a la vez que destacamos muy positivamente la óptima gestión del circulante, que se ha traducido en una generación de caja por encima de lo esperado", según observa Rafael Cavanillas, analista de Ahorro Corporación.
La firma, que ha mejorado sus estimaciones de beneficios para Iberpapel este ejercicio en un 1% y casi un 1,5% para los dos siguientes, concede a la compañía un potencial bursátil superior al 8%.
Con estas cifras, sería difícil culpar a la dirección de la compañía si decidiera seguir una estrategia conservadora. Pero lo cierto es que el grupo papelero ha anunciado este mismo mes un ambicioso proyecto de inversión, bautizado como proyecto Hernani, que "es transformador y cambia completamente la historia de la acción (ya no es una jugada defensiva), particularmente dada la carencia de experiencia reciente (su último ciclo de inversión tuvo lugar entre 2000 y 2008)", según explican en Fidentiis.
El plan de la compañía es invertir 180 millones de euros -un 53% de la capitalización de la compañía-, de los que 50 millones irían destinados a ampliar su capacidad en celulosa y 130 millones se dirigirían a a generar una nueva capacidad de 85.000 toneladas métricas en papel MG (Machine Glazed).
Desde el anuncio del proyecto, los inversores se han mostrado poco entusiasmados. En las dos semanas transcurridas desde entonces, las acciones de Iberpapel apenas han remontado un 1,7%.
Este parón se puede atribuir a cierto agotamiento, tras su buena evolución en el arranque de año. Perto también a las dudas suscitadas por el propio proyecto Hernani.
Y es que, sin ir más lejos, Fidentiis acaba de rebajar su consejo sobre la papelera a vender resaltando "su creciente perfil de riesgo derivado de su proyecto Hernani". La firma observa que el plan de Iberpapel tiene un alcance menor y es más caro -y con un periodo de inversión más intenso- de lo previsto inicialmente.
La apuesta por el papel MG eleva la perspectiva de crecimiento a largo plazo
Sin embargo, Ignacio Romero, analista de Banco Sabadell defiende que, aunque la operación eleva el riesgo a corto plazo, mejora las perspectivas de crecimiento a largo. Según explica el experto, el papel MG, utilizado para embalaje, como sustitutivo de productos como el plástico, presenta un potencial superior al del papel de escritura. Según detalla la propia compañía, este tipo de papel presenta tasas de crecimiento anuales de hasta el 3%.
Romero también incide en que, "considerando que en el pasado el equipo directivo ha invertido con criterio, generando retornos superiores a su coste de capital, creemos tiene el beneficio de la duda a la hora de acometer nuevas inversiones".
Por todo esto, el analista de Sabadell observa que "la operación puede generar valor para los accionistas (haciendo un cálculo grueso estimamos unos 1,5-2 euros por acción de mayor valor)".
En un periodo tan convulso como el que han vivido los mercados financieros en los últimos 30 meses, pocas inversiones son capaces de resistir la etiqueta de impecables. Pero aquellos inversores que hayan tenido en sus carteras acciones de Iberpapel a buen seguro que no ponen pegas al calificativo.
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