El mundo de los productos tecnológicos avanza a velocidades de vértigo. De ello pueden dar fe los clásicos actores del sector, desde Apple a Microsoft, pasando por Nokia o IBM, obligados a reinventarse cada cierto tiempo para no verse sobrepasados por los cambios de rumbo del negocio.

En unas pocas décadas, la pujante industria de los ordenadores personales se vio forzado a ceder el testigo a distintas versiones de dispositivos portátiles, hasta que los smartphones asumieron una primacía que, obviamente, también ha redefinido el negocio de los teléfonos móviles.

Estas dinámicas suponen todo un desafío para los fabricantes tecnológicos, que deben reaccionar a toda velocidad a cada uno de estos giros para no quedar descolgados de las últimas tendencias.

Lenovo es un claro ejemplo de esta realidad. El grupo tecnológico chino irrumpió con fuerza en el sector de los dispositivos tecnológicos personales en 2005, cuando adquirió el negocio de ordenadores a IBM. Lo cierto es que por entonces, la industria de los PCs había dejado ya atrás sus años más boyantes, pero el grupo chino supo sacar rendimiento a la operación y diez años después había multiplicado sus ingresos cerca de un 250%.ç

Tras crecer un 250% en diez años, los resultados de Lenovo se han estancado en los últimos ejercicios

Esas buenas cifras no fueron óbice para que Lenovo tratara de adaptarse a las transformaciones que experimentaba el negocio. La compra de la división de servidores a IBM o la adquisición de la marca de teléfonos móviles Motorola han sido prueba en los últimos años de su pretensión de moverse a la vanguardia.

Pero estos movimientos no han evitado un estancamiento de sus cifras de negocio que el mercado ha castigado de forma rotunda. Desde sus máximos, alcanzados en mayo de 2015, las acciones de Lenovo se han depreciado más de un 64%.

Estas cifras no son sólo reflejo de las dificultades que ha atravesado el negocio de los ordenadores a nivel global, sino también de los decepcionantes resultados que ha experimentado su apuesta por los smartphone y los servidores, áreas en las que ha tenido que enfrentarse a una feroz competencia por parte de firmas como Huawei, Oppo y Vivo.

Y las expectativas de que esta negativa dinámica varíe a corto plazo resultan poco halagüeñas. Los analistas de Nomura acaban de rebajar sus previsiones sobre la compañía y auguran que sus ingresos apenas crecerán en los próximos tres ejercicios.

La firma nipona apenas concede un potencial del 3% al chino en bolsa. "Mantenemos nuestra recomendación neutral en Lenovo, ya que creemos que el potencial de subida de las acciones a corto plazo todavía podría estar limitado por las transiciones en marcha de sus negocios de móviles y centros de datos. Esperaríamos señales más claras de un cambio rumbo del negocio de smartphones para ser más constructivos en la acción", indican.

El lastre del negocio de móviles puede dificultar su crecimiento en el segmento de PCs

En opinión de los analistas de Nomura, la restructuración del negocio de smartphones en China "sigue siendo el mayor desafío para su negocio de móviles, dada la feroz competencia de los actores nacionales y el relativamente débil reconocimiento de marca de Lenovo".  Del mismo modo, "la compañía aún tiene un largo camino por recorrer, ya que necesita fortalecer las capacidades de su producto y su canal".

Con todo, en el horizonte de Lenovo aparecen algunas señales para el optimismo. Desde JPMorgan observan que el deterioro del negocio de ordenadores se está ralentizando y que la consolidación que ha experimentado esta industria favorece una mejora de sus rentabilidades.

Sin embargo, el grupo chino podría correr el riesgo, una vez más, de no estar preparado para sacar el máximo provecho a esta nueva ventana de oportunidad y es que el lastre de las pérdidas de su negocio de móviles y servidores podría limitar su crecimiento en el área de ordenadores, advierten en el banco estadounidense.

El mundo de los productos tecnológicos avanza a velocidades de vértigo. De ello pueden dar fe los clásicos actores del sector, desde Apple a Microsoft, pasando por Nokia o IBM, obligados a reinventarse cada cierto tiempo para no verse sobrepasados por los cambios de rumbo del negocio.

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