El sector de automoción en Europa contiene desde hace varios días la respiración. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ya tiene en sus manos el informe elaborado por el Departamento de Comercio en el que se evalúa si la importación de vehículos y componentes de coches supone una amenaza para la seguridad nacional.
Hasta la fecha no ha trascendido ninguna información sobre el contenido del documento, pero en el sector se empieza a temer que el mismo derive en un aumento de las tarifas a las importaciones de vehículos y componentes hasta el 25%, lo que supondría un duro golpe para el negocio del sector en Europa.
Esta preocupación no ha pasado desapercibida para las empresas españolas que se dedican a la fabricación de componentes de vehículos. Este mismo martes, Cie Automotive ha cerrado la sesión como el peor valor del Ibex, registrando un recorte del 3%. Gestamp, en cambio, ha saldado la jornada con un leve avance del 0,09%, que apenas le permite ocultar, sin embargo, las pérdidas superiores al 5% que acumula en las últimas tres semanas.
Lo cierto es que los analistas se muestran confusos a la hora de evaluar el impacto que ambas compañías podrían sufrir si Trump se decidiera a someter al sector de automoción a un brusco aumento de los aranceles.
Ambas compañías han generado entre un 25 y un 19% de sus ingresos de 2018 en Norteamérica
Estados Unidos es, sin duda, uno de los mercados principales para los fabricantes europeos y también para las firmas de componentes. Hasta el tercer trimestre del año pasado, Cie Automotive generó en la región de Norteamérica un 24,5% de su cifra de negocio, mientras que para Gestamp representó cerca del 19%.
Pero para compañías que tienen ampliamente deslocalizada su producción y trabajan para fabricantes cuyos lugares de producción y mercados de venta son muy diversos resulta casi una quimera evaluar con exactitud el golpe que podrían recibir de esta nueva embestida del proteccionismo. Así, los analistas de Sabadell sostienen, sobre Cie Automotive que "el potencial impacto negativo, aunque difícil de cuantificar, no sería tan significativo como para los fabricantes alemanes dada su diversificación en clientes y su relativamente reducida exposición a alguno de los fabricantes más afectados".
Sin embargo, la amenaza que supondría la subida de aranceles en Estados Unidos podría tener, más allá de sus implicaciones directas, efectos globales para el sector de automoción. Así lo han advertido este martes los analistas de la agencia Moody's, para quienes el riesgo se ve incrementado por las probables represalias que tomarían los socios comerciales del gigante norteamericano.
De este modo, advierten, el intercambio de tarifas a la importación de vehículos y componentes "perturbaría flujos comerciales por valor de 500.000 millones de dólares (algo más de 440.000 millones de euros), que representan el 2,8% de las importaciones mundiales en 2017 el 0,7% del PIB de 2017".
La imposición de aranceles podría perturbar flujos comerciales por valor de 500.000 millones de dólares
Para los analistas de la agencia, el golpe se traduciría en una distorsión de los precios de los vehículos y sería negativo "para casi todos los segmentos de la industria automotriz (fabricantes de automóviles, proveedores de repuestos, concesionarios de automóviles, empresas de transporte y prestamistas de automóviles y titulizaciones) porque se extenderían a través de cadenas de suministro altamente globalizadas y estrechamente integradas".
Pero además, un impacto de este calado tendría repercusiones serias más allá del sector de automoción, afectando a la confianza de empresas y consumidores y agravando la ya patente desaceleración de la economía global.
Todas estas cuestiones alcanzan, además, al sector de automoción en un momento especialmente difícil. El frenazo del negocio en la economía china -la venta de vehículos en el gigante asiático acumula siete meses consecutivos de descensos- y las distorsiones generadas por la nueva normativa de emisiones en Europa amenazan ya con provocar un 2019 de débiles crecimientos del negocio, que podrían agudizarse si se produjera la temida oleada proteccionista.
Y de trasfondo la transición del sector hacia el vehículo del futuro, con el desarrollo de la electrificación y la conducción autónoma, enmarcan un contexto de incertidumbres que en nada favorece sus perspectivas en bolsa.
Es cierto que estos problemas no son nuevos para el sector ni tampoco, por ende, para Cie Automotive y Gestamp. No en vano, ambas compañías sufrieron recortes en bolsa superiores al 40 y al 30%, respectivamente, durante la segunda mitad de 2018.
Pero el presente ejercicio había arrancado con ánimos renovados y lo cierto es que, pese al reciente resurgir de las dudas, ambas conservan aún unos guarismos favorables, con ganancias que superan el 15% en el caso de Cie Automotive y que rondan el 8% en el de Gestamp. Ahora, el dedo amenazante de Trump podría acabar de liquidarlas o, si se muestra clemente con el sector, ofrecer nuevas razones para recuperar el terreno perdido.
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