Grifols ha abierto con mal pie la presente semana, al igual que cerró la anterior. En dos jornadas, la compañía de hemoderivados se ha dejado un 2,3% de su valor en bolsa, borrando al completo las ganancias del pasado jueves. El entusiasmo generado aquel día por el anuncio de una alianza con el grupo chino Shanghai RAAS ha resultado efímero.
Lo cierto es que la operación no ha supuesto ninguna sorpresa para el mercado, ya que desde el pasado noviembre eran conocidas las conversaciones entre ambas compañías. Pero aún así la noticia no ha tardado en cosechar elogios por parte de los expertos.
Con el trato, que otorga a Grifols el 26,2% del capital del grupo chino -a cambio del 45% de su filial de diagnósticos Grifols Diagnostics Solutions, la empresa que preside Víctor Grifols se abre las puertas de un mercado prometedor. "China es uno de los mercados de más rápido crecimiento para hemoderivados (cerca de un 16% de crecimiento medio anual en los últimos años), ya que la industria aún está poco desarrollada (China recolecta casi 8 millones de litros de plasma por año, aproximadamente una quinta parte de la recolección anual de los EEUU a pesar de tener cuatro veces más población)", comentan en este sentido los analistas de Alantra.
Con un mercado de recolección de plasma cinco veces inferior al de EEUU, China presenta un potencial de crecimiento muy elevado
Hasta ahora, la presencia de la compañía española de hemoderivados en China se limita a la distribución de albúmina (una de las cuatro grandes proteínas de plasma) y a una sociedad compartida con Boya para el desarrollo de centros de recolección de plasma. Ahora, en cambio, Grifols se postula para sacar un rédito considerable del potencial del mercado chino, de la mano, además, de uno de los actores más relevantes del sector en el gigante asiático.
Lo hace, además, con un acuerdo que, al basarse en un intercambio de participaciones, no se traduce en un aumento del endeudamiento, "aspecto que es muy importante en esta operación, porque el apalancamiento de Grifols es aproximadamente 4,3 veces Ebitda y es su punto más vulnerable", observan en Bankinter.
Con estos elementos, podría esperarse una acogida más favorable de la operación sobre el parqué. Pero tampoco cabe olvidar que el trato encierra cuestiones algo menos alentadoras para los intereses de Grifols. Sin ir más lejos, los analistas de Sabadell consideran que, en el canje de participaciones, la valoración de la división de diagnósticos del grupo español resulta bastante baja, si se compara con otros negocios similares. Y recuerdan que, a pesar de sus bajas tasas de crecimiento, se mantenía como una de las áreas más rentables del grupo.
Teniendo en cuenta estos factores, en Banco Santander resaltaban que la entrada de Grifols en Shanghai RAAS es un 3,5% dilutiva para la empresa de Víctor Grifols, ya que se queda con alrededor de un 44% de los activos intercambiados pese a aportar alrededor del 60% del Ebitda. Con todo, en el banco español defienden que el mayor potencial de crecimiento de la empresa china acabará por convertir en rentable la operación a largo plazo.
"Intercambia la exposición al negocio de Diagnósticos por la exposición al plasma en China, un sector con un mayor potencial de crecimiento y que está más especializado que los Diagnósticos desde nuestro punto de vista", observan. Y a esto se suma que el acuerdo con Shanghai RAAS permitirá a Grifols distribuir sus soluciones de diagnosis en el mercado chino, impulsando así su perfil de crecimiento.
La operación es vista como dilutiva en un 3,5% para Grifols, ya que aporta hasta el 60% del Ebitda y se queda el 44% de los activos
La suma de argumentos parece ofrecer razones de sobra para aplaudir el movimiento de China. Y, sin embargo, el mercado aún parece recelar de una historia de crecimiento futuro en un mercado que ha dado sobrados motivos para la desconfianza. Y es que no son pocas las empresas españolas de los más diversos sectores que, en los últimos años, han salido escaldadas tras aventurarse a la conquista de China: BBVA, Dia, Telepizza o Tous son solo algunos de los ejemplos de las dificultades que han encontrado las empresas españolas para hacer negocios en China.
Y si esto ha sido así en los años de mayor pujanza de la economía del gigante asiático, las oportunidades parecen contraerse en un entorno como el actual, en el que el país se encamina hacia su crecimiento más reducido desde la década de 1990.
Sin duda, con su apuesta por China Grifols se adentra por un camino prometedor que, a la larga, puede reportarle cuantiosas alegrías. Pero con tantos ejemplos de expectativas frustradas parece lógico que el mercado opte por la prudencia a la hora de valorar el acuerdo. No en vano, como advierten el Sabadell, el acuerdo podría incluso quedar en una mera intentona.
Y es que, necesitado de la autorización de los supervisores de China y Estados Unidos, las tensas relaciones entre ambos países se suman a su perfil de oligopolio para sembrar la incertidumbre sobre el futuro de la alianza casi desde su nacimiento.
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