Cuando Ferrovial anunció este lunes la venta de Broadspectrum, su división de Servicios en Australia, apenas hubo lugar para la sorpresa. Al fin y al cabo, el grupo que preside Rafael del Pino, hace tiempo que comunicó al mercado sus planes de desprenderse de toda la división, que además de Broadspectrum, comprende el negocio de Amey en Reino Unido, así como distintas operaciones en España y otros países.

La venta de la unidad, a la que los expertos conceden un valor que ronda los 2.500 millones de euros, ha recibido, en términos generales, una lectura favorable, ya que permite al grupo desprenderse de unos activos no estratégicos -que, además, han generado onerosos problemas en los últimos tiempos-, para reducir deuda y centrarse en la búsqueda de nuevas infraestructuras, como autopistas o aeropuertos, con mayores rendimientos.

Es por eso que entre los analistas e inversores se percibía desde hacía varias semanas cierta desazón, ante el retraso de una operación de la que se viene hablando mucho tiempo, sin llegar a cobrar forma.

La venta anunciada este lunes ha recibido algún pero. La operación dejará unas minusvalías de 270 millones de euros en las cuentas de Ferrovial y los analistas de Alantra advierten de que el precio de transacción (unos 327 millones de 'Enterprise Value') se sitúa por debajo de su valoración, de 418 millones.

Tras meses de espera de avances la primera venta en la división de Servicios ha sido acogida con buen tono por el mercado

Sin embargo, la respuesta que dieron los inversores a la noticia ha sido claramente positiva. Los títulos de la compañía española de infraestructuras han sellado un alza del 0,93%, a pesar del mal tono general de la bolsa, haciendo olvidar las noticias de tono negativo que llegan de su participación en el aeropuerto londinense de Heathrow, que rebajó sus previsiones para 2020. Así, Ferrovial rozar cotas récord, con ganancias en 2019 superiores al 55%.

La conclusión parece evidente: los inversores desean que Ferrovial les dé ya lo que les había prometido. La noticia es positiva, "no tanto por el precio, que está muy en línea con las valoraciones de mercado de la división, como por despejar las dudas sobre esta venta, donde la compañía mantiene su compromiso de desinversión total", corrobora Ángel Pérez, analista de Renta 4.

Con este primer paso dado, los inversores quedan ahora a la espera de los siguientes avances en un proceso que la compañía ya ha señalado que probablemente se dilatará hasta la segunda mitad de 2020 o, incluso, principios de 2021.

Mientras tanto, será necesario que la compañía ofrezca algo más de claridad sobre el modo en que se articulará la desinversión de su unidad de Servicios, ya sea para su venta como un todo o, como parece más probable, por partes, sin descartar mantener alguna participación bajo control o hasta una operación en mercado.

A partir de ahí vendrá la otra gran tarea: la de convencer al mercado con el destino de esos fondos, que deben ser suficientemente atractivos para seguir dando cuerda a la espectacular escalada de la acción.

De momento un primer paso ya está dado y los inversores han sido claros en señalar a los dirigentes de Ferrovial que esa es la buena dirección.

Cuando Ferrovial anunció este lunes la venta de Broadspectrum, su división de Servicios en Australia, apenas hubo lugar para la sorpresa. Al fin y al cabo, el grupo que preside Rafael del Pino, hace tiempo que comunicó al mercado sus planes de desprenderse de toda la división, que además de Broadspectrum, comprende el negocio de Amey en Reino Unido, así como distintas operaciones en España y otros países.

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