Se ha hecho de rogar. Tras cinco días desde la investidura y tres desde la jura del cargo ante el Rey, Mariano Rajoy ha nombrado su nuevo Ejecutivo con muchas caras nuevas, seis, pero que descansará sobre sobre tres pivotes con otros tantos nombres propios, a saber: Soraya Sáenz de Santamaría, Luis de Guindos y María Dolores de Cospedal, nueva en el Consejo de Ministros. La todopoderosa vicepresidenta mantiene el control del CNI pero pierde la Portavocía del Gobierno a cambio de asumir las competencias de Administraciones Territoriales, esto es, la interlocución política con las Comunidades ante un escenario arcado por el órdago independentista catalán y la negociación del modelo de financiación autonómico, que tendrá que llevar mano a mano con Cristóbal Montoro, a quien se ha arrebatado esta tarea. Conserva, en todo caso Montoro la competencia sobre los funcionarios.
Las competencias de Energía y de Turismo, que tuvo Soria, pasarán a manos de Álvaro Nadal
El "némesis" de Montoro, Luis de Guindos amplía, en cambio su lista de tareas al mantener Economía y Competitividad sumando Industria, responsabilidad que ya ejercía tras la dimisión de José Manuel Soria. Las competencias de Energía y de Turismo, que tuvo el canario, pasarán a manos de Álvaro Nadal con Agenda Digital, materia que no existía ni aparecía estar en la agenda de Rajoy. Nadal es muy próximo a la vicepresidenta, que recupera cuota de poder en el gabinete tras la marcha del Alfonso Alonso al País Vasco. No obstante, De Guindos queda lejos de conseguir esa vicepresidencia económica que tanto anhelaba Rajoy le refuerza manteniendo en todo caso el delicado equilibrio con Montoro, uno de los ministros más quemados de la anterior legislatura, pero en quien confía plenamente el jefe del Ejecutivo.
La tercera pata del banco que sostiene el Gobierno es María Dolores de Cospedal, al frente de Defensa, Ministerio que tras el ostracismo al que le sometió Pedro Morenés, vuelve a tener un claro perfil político. Por él pasaron dirigentes tan importantes en su momento como Federico Trillo o los socialistas José Bono o Carme Chacón. Si Cospedal quiere, puede tener un gran protagonismo como responsable de la gestión de los Ejércitos.
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Precisamente, el otro gran "pulso" ha sido el protagonizado por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la "número dos" del PP, a quien Rajoy "recompensa" con un puesto en el Consejo de Ministros, a la espera de ver qué hace con la todopoderosa secretaría general popular. No es previsible que haya ningún cambio de manera inmediata, sino que espere a la celebración del XXV congreso popular, a celebrar entre febrero y marzo del año que viene.
Una de las competencias que pierde Sáenz de Santamaría y que le procuraba una enorme proyección pública es la de portavoz del Gobierno, de la que se ocupará el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, el último que se subió al barco del Gobierno y cuya tarea ha sido reconocida por el jefe del Ejecutivo. De talante negociador, todos le reconocen, incluida la oposición, que trajo nuevos aires al ministerio tras la salida del polémico José IgnacioWert.
Margallo y Fernández Díaz, fuera del Ejecutivo
Entran nuevos, Alfonso Dastis en Asuntos Exteriores, sustituyendo a José Manuel García Margallo; el sevillano y ex alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, en Interior tras la más que anunciada salida del catalán Jorge Fernández Díaz; el cántabro Íñigo de la Serna asumirá Fomento y, la catalana Dolors Montserrat, va a Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Si Nadal es próximo a Sáenz de Santamaría, Zoido lo es a Cospedal, que fue quien le aupó a la presidencia del PP andaluz tras la dimisión de Javier Arenas.
En definitiva, se trata de un total de seis rostros nuevos, muchos de los cuales no aparecieron en ninguna de las quinielas que PP, Grupo Parlamentario y Moncloa han hecho durante estos días. Siguen Isabel García Tejerina en Agricultura, Fátima Báñez al frente de Empleo y Seguridad Social y el que fuera biministro Rafael Catalá se queda en Justicia.
Rajoy ha debido tomar nota de la posición de los partidos en los que quiere apoyarse, PSOE y C's
Los dos grandes damnificados de esta formación de Gobierno han sido José Manuel García Margallo, íntimo amigo de Rajoy, y Jorge Fernández Díaz, con quien el presidente del Gobierno ha compartido treinta años de trayectoria política. Margallo, que era de los más más mayores del anterior gabinete ministerial, nunca ocultó su enemistad con Sáenz de Santamaría, protagonizó sonoras controversias y hasta se llegó a señalar como el responsable de autopromocionarse para presidente del gobierno de consenso si se vetaba a Rajoy. Su última polémica se produjo cuando vaticinó un posible escenario electoral el próximo mayo, declaraciones muy mal recibidas en Moncloa que le acusaron de "ir por libre". La salida de Fernández Díaz era poco menos que inevitable después de la reprobación de la Cámara. La reprobación no tiene consecuencias a efectos prácticos, pero Rajoy ha debido tomar nota del malestar que hubiera generado su continuidad entre los partidos en los que quiere apoyarse, esto es, PSOE y Ciudadanos.
Lo previsible es que Rajoy reúna el próximo lunes en Génova a su Comité Ejecutivo Nacional para hablar de las prioridades del Gobierno en los próximos meses. La fecha del próximo congreso, que debiera haberse celebrado a principios del año 2015, corresponde fijarla a la Junta Directiva, máximo órgano del partido entre sus citas congresuales.
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