La consolidación de los partidos emergentes ha traído consigo nuevos términos en el uso del lenguaje político, y uno de los más recurrentes en los últimos tiempos es el de feminizar la política, algo que ha sonado con fuerza en los actos públicos de miembros de Podemos como Ada Colau, Iñigo Errejón o Tania Sánchez, entre muchos otros. “La sociedad lo está pidiendo a gritos”, afirma contundente la diputada de Podemos Carolina Bescansa. Teniendo en cuenta que su partido es el más paritario con el 46% de mujeres en el Congreso y una lista cremallera que alterna hombres y mujeres, hay quien puede pensar que la feminización sólo es cuestión de cuotas, pero no es así.
Entonces, ¿qué es la feminización de la política? No sólo consiste en la visibilización de las mujeres en la primera línea, aunque la profesora de Ciencias Políticas y Delegada de Igualdad de la Universidad Complutense de Madrid, María Bustelo, reconoce que también es un factor importante por su "representación simbólica". También implica dar más visibilidad a aspectos que tradicionalmente han tenido menos y que se han asociado a condiciones femeninas. Podemos pone nombre a esos valores, a los que quiere dar peso porque consideran importantes para llevar a cabo una política "más limpia": "Culturalmente hablando, están relacionados con lo blando frente a lo duro o a lo más abierto al diálogo", explica Bescansa.
Por su parte, la portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, no cree que haya características concretas que definan a las mujeres porque “cada una es diferente”, aunque reconoce que las “clásicas que se asocian a ellas son las que tienen que ver con la empatía, la escucha activa y la búsqueda de consenso y no de confrontación”. Características, dice, muy necesarias en este momento político y que asocia a la formación naranja, pero no precisamente por la presencia de mujeres, sino que tiene que ver "con la filosofía de centro".
Podremos hablar de feminización de la política cuando no tengamos que hablar de feminización de la política"
No hay debate en torno a la necesidad de feminizar la política para las representantes consultadas por El Independiente, pero sí en cuanto al uso de esta “etiqueta”, tan artificial para la portavoz de Ciudadanos como para la vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular, Andrea Levy, quienes optan por un cambio más natural y atendiendo a la profesionalidad más que al género sin "levantar tanto la pancarta". “Podremos hablar de feminización de la política cuando no tengamos que hablar de feminización de la política. Cuando el acceso sea por vías naturales y no artificiales, porque si no siempre nos van a perseguir a las mujeres determinados complejos”, defiende Villacís.
Manuela Carmena y Ada Colau, como alcaldesas de dos grandes ciudades como Madrid y Barcelona -las llamadas alcaldesas del cambio-, son claros ejemplos de feminización para Bescansa. Para ella, ambas representan una forma diferente a la hora de gestionar la ciudad. “Me refiero a ese paso previo que he visto a la hora de llevar a cabo sus políticas municipales, que pasa por sentarse por todas las partes, abrir espacios de diálogos…”, explica. Además, reflejan esa representación simbólica para la delegada de Igualdad.
La política ya no es un mundo de hombres
El "color" del Congreso de los Diputados demuestra que la política ha dejado de ser un mundo de hombres. Sólo 24 diputadas ocupaban un escaño en la primera legistalura (1979-1982) y hoy lo hacen 137 de los 350 escaños (39%) que componen el Hemiciclo. En muchos partidos este aumento se debe al establecimiento de cuotas, una "solución" con dos caras: "En lugar de preguntar cuál es el problema hemos empezado por la solución implantando cuotas, cuando lo que se debería hacer es estudiar por qué hay menos mujeres en la política y por qué puede resultar menos atractiva para ellas", argumenta Bustelo.
Por eso, insiste en atender a los datos cualitativos más allá de los cuantitativos, ya que pese a haber más diputadas, ocupan su puesto durante menos años que los hombres, lo que hace que consigan una experiencia política mucho menor.
Sólo 24 diputadas ocupaban un escaño en la primera legislatura, ahora lo hacen 137
Otro aspecto que ha caracterizado a las mujeres que se han dedicado a la política a lo largo de la Historia es su carácter más serio y "masculinizado", un rasgo importante para la delegada de Igualdad que poco a poco está desapareciendo. Así lo ve Andrea Levy: “se está rompiendo el tópico, sobre todo en España, de que la mujer en política debía masculinizarse para tener poder”. Para ella, la canciller alemana, Angela Merkel, es una demostración de ello por su tono frío y masculino. En la misma línea, la secretaria general del PSM, Sara Hernández, insta a las mujeres a que simplemente “sean ellas mismas y trabajen para los ciudadanos”.
Mucho trabajo por delante
Las cuatro representantes consultadas pertenecen a cuatro partidos diferentes. Cuatro colores y cuatro maneras de entender la política. Pero en cuestión de igualdad todas ellas coinciden: la evolución es evidente pero todavía queda mucho por hacer. "Las mujeres somos el 52% de la población pero estamos representadas en un porcentaje muy bajo en puestos de responsabilidad política", denuncia Hernández.
Las mujeres somos el 52% de la población pero estamos representadas en un porcentaje muy bajo en política"
Las elecciones del 20 de diciembre lograron que la presencia de las mujeres fuera la mayor en la historia de la Democracia, con 138 diputadas en el Congreso -actualmente hay 137- , pero es imprescindible "la apuesta decidida por las políticas de Igualdad", defiende la secretaria general del PSM. Porque más mujeres en política no garantizan una práctica más feminista, según la profesora Bustelo, un aspecto que corrobora Carolina Bescansa: "Margaret Thatcher o Esperanza Aguirre son ejemplos de cómo se puede hacer política con mujeres que va en detrimento de los intereses de la mayoría de ellas", afirma la diputada de la formación morada.
Promoción
Otra tarea pendiente es la promoción de las mujeres en la política, ya que el acceso a los puestos de mayor responsabilidad sigue siendo más complicado para ellas. “Tú tienes la etiqueta 'baja por maternidad', 'hijos', tienes la etiqueta de que cada vez que hay médico vas a ser tú”, lamenta Villacís, quien valora de forma muy positiva que el género femenino esté muy presente en el Ayuntamiento de Madrid, aunque en el Congreso, sólo el 25% de sus diputados son mujeres.
Además de la maternidad, el nivel de exigencia también es mayor: “Estamos viendo un foco encima diferente a los compañeros hombres", apunta Levy, que añade el físico o la vida personal como barreras a la hora de ascender, aunque cada vez más superables.
La política está cambiando de color, pero queda un largo camino por delante donde más allá de las cuotas se trabaje en asuntos de género para eliminar sesgos y que hombres y mujeres puedan trabajar en igualdad, en política y en todos los ámbitos de la vida.
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