Ningún político se resiste. Es la imagen más poderosa que ansían vincular a sus postulados, los que proclaman en los parlamentos y los que prometen a voz en grito en los mítines. Es ahí, en los grandes estadios y eventos deportivos donde el pueblo aplaude y reconoce los valores del esfuerzo, el trabajo y el éxito, capaces de convertirse en la mejor campaña de imagen y propaganda. Política y deporte hace tiempo que se dan la mano. Esta semana volverán a hacerlo para defender, como cada Navidad, la identidad, la nación y el país… vasco y catalán. Esta tarde será en Girona (en el estadio Montilivi) y el viernes en San Mamés. Euskadi y Cataluña volverán a recurrir a sus "selecciones nacionales" de fútbol como escaparate reivindicativo de sus señas de identidad y como altavoz de sus reclamaciones soberanistas. Misma reclamación y mismo rival, Túnez.
El resultado será lo de menos, lo relevante pasará por reactivar al son de ikurriñas y esteladas un discurso que aflora periódicamente y que se ha convertido en un pilar más del movimiento nacionalista. El mismo que estos días se aviva en Cataluña entre llamadas a consultas vinculantes y procesamientos a políticos. Durante la presentación del partido, la consellera de Presidencia, Neus Munté, apeló a secundar el partido de esta tarde para “reivindicarse ante el mundo”. Una carrera identitaria que también en el País Vasco comenzará a tomar carrerilla esta legislatura en busca de un nuevo encaje del País Vasco en España.
La Generalitat llama a apoyar a la selección catalana para "reivindicarse ante el mundo"
Muestra de la relevancia que a este tipo de eventos se concede por los Gobiernos de Euskadi y Cataluña es el número de ocasiones en las que ambas formaciones se han enfrentado y han aunado sus reclamaciones nacionales a través del fútbol. Los combinados vasco y catalán se han enfrentado hasta en una docena de ocasiones. La primera de ellas se remonta a hace más de un siglo, en 1915. Sin duda una de las más agitadas y apoyadas fue la celebrada en 28 de diciembre de 2014 en San Mamés, cuando con un estadio abarrotado, Artur Mas e Iñigo Urkullu escenificaron su unión apenas mes y medio después de la consulta celebrada el 9 de noviembre de aquel año en Cataluña. Imágenes que recordaron a otro encuentro similar en 2006 presidido por Pascual Maragall y Juan José Ibarretxe en el Camp Nou en otro Euskadi-Cataluña.
La oficialidad de las selecciones, parte de la ‘Agenda vasca’
En el caso de Euskadi, el Ejecutivo de Iñigo Urkullu y su partido, el PNV, han reforzado los últimos años su reclamación para exigir al Gobierno del Estado que acceda a facilitar la oficialidad de las selecciones vascas en todas las modalidades deportivas. Los dirigentes nacionalistas aspiran a que Euskadi sea reconocida como nación no sólo institucionalmente sino también en lo deportivo. La oficialidad de las selecciones vascas es un punto más dentro de la llamada agenda vasca con la que el PNV aspira a negociar con el PP si los populares quieren a contar con su apoyo. Recuerda que hacerlo sería compatible con la condición de “estado plurinacional que la Constitución proclama”.
El Ejecutivo autonómico tiene elaborado un informe jurídico en el que concluye que no existen impedimentos legales para no autorizar que las federaciones vascas puedan competir con selecciones propias en torneos de carácter internacional. Un documento que facilita a las federaciones a modo de argumentario para solicitar su reconocimiento en los organismos internacionales.
El PNV se ha propuesto recurrir al deporte como plataforma de “proyección exterior” y de consolidación de la “identidad cultural vasca”. Para ello contempla medidas para forzar al Estado a reconocer las “selecciones nacionales deportivas vascas como instrumento de respeto y de proyección internacional de Euskadi”. Los actuales responsables del área de Deporte y Juventud del Ejecutivo defienden que sólo es una cuestión de “voluntad política” ya que no existen impedimentos legales para poder autorizar la existencia de selecciones propias de las “naciones vasca y catalana” que junto a la “nación española” podrían convivir y competir entre si integrándose en las diferentes federaciones internacionales.
Gales, Escocia e Inglaterra, los referentes
El Ejecutivo se ha comprometido a impulsar un plan para salir de lo que considera que es una situación de bloqueo que impide este reconocimiento deportivo de Euskadi. Contempla abrir una fase de debate internacional para presionar en este sentido y sortear la falta de respuesta en España. El Ejecutivo de Urkullu se ha mostrado partidario de acudir a las instituciones como el Parlamento Europeo, el Tribunal de Luxemburgo o incluso llegar hasta el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) si fuera necesario para abrir la puerta a que las federaciones vascas, y las del resto de nacionalidades sin Estado, puedan solicitar su adscripción a las federaciones internacionales correspondientes. Actualmente cerca de medio centenar de naciones sin Estado cuentan con más de una selección reconocida.
Medio centenar de 'naciones sin Estado' tiene una selección reconocida internacionalmente
El actual director de Deportes del Gobierno vasco, Jon Redondo, recuerda que las federaciones deportivas internacionales no están integradas por Estados y por tanto no se rigen por el derecho internacional público. Por esta razón, “tienen capacidad para establecer sus normas de admisión de nuevos miembros”. Un marco de autoregulación que cuenta con numerosos ejemplos que serían “aplicables” al caso de Euskadi y Cataluña, como el reconocimiento de las selecciones de Gales, Escocia e Inglaterra, al margen del Reino Unido o casos similares en Bélgica: “¿Por qué lo que en otros Estados se da no se puede reflejar en el Estado español?”, se pregunta Redondo. Como muestra de la voluntad política que rige en esta cuestión el responsable de Deportes del Ejecutivo vasco detalla el caso de la Federación Vasca de Surf, anterior a la española y que era miembro de pleno derecho de la Federación Europea pero que perdió ese reconocimiento cuando en 2000 España constituyó su propia federación en esta disciplina: “Es evidente que si la Federación y el Gobierno español hubieran solicitado que se mantuvieran como miembro la Federación vasca hoy ambas estarían en la europea”.
La ‘nación sin Estado’ número 50
El partido de fútbol que este viernes jugará la selección de Euskadi se financiará en parte con fondos públicos. Las 47 federaciones vascas perciben anualmente alrededor de 2,8 millones de euros, fondos que también sirven para sufragar -con entre 500.000 y 600.000 euros al año- el mantenimiento de la Unión de Federaciones Deportivas Vascas. Este organismo tiene como uno de sus objetivos dar “apoyo y cobertura” para que las federaciones vascas puedan participar con selecciones de Euskadi en competiciones nacionales e internacionales.
Redondo cree que existen presiones por parte del propio Gobierno español o de las federaciones españolas para evitar este tipo de reconocimientos. Afirma que “si no pusieran ningún impedimento” en muchos casos ya se habría reconocido a estas selecciones, “no habría inconveniente por parte de las federaciones internacionales”.
Euskadi cuenta con un organismo público para dar cobertura a la participación internacional de deportistas
Por ahora el balance de esos esfuerzos por el reconocimiento de la nación vasca a través del deporte ha dado frutos discretos y limitados a ámbitos muy vinculados al deporte y a la tradición vasca. Así, el respaldo del Gobierno sí dio resultado en el caso de la Federación de Deportes Rurales o Herri Kirolak. A través de un informe redactado y que se remitió a la Federación Internacional de Soka-Tira la mayoría de sus miembros accedió a aceptar a Euskadi como “la nación sin estado número 50” y que llegó a participar como tal en el campeonato del mundo de Wisconsin de 2015. En un caso parecido se encuentra la Federación Vasca de Montaña, que es miembro “con voz pero sin voto” de la Federación Internacional de Montañismo y Escalada (UIAA). También en el ámbito de la pelota a mano la Federación vasca está reconocida como miembro de pleno derecho en dos organismos internacionales, el Consejo Mundial de la Pelota Vasca y la Confederación Internacional de Pelota Mano.
Las otras 14 selecciones autonómicas
La utilización del deporte para reforzar las reivindicaciones nacionalistas no es nueva. El 5 de diciembre de 1976 un derby entre el Athletic Club y la Real Sociedad sirvió para exigir la legalización de la ikurriña. La imagen de José Ángel Iribar y el jugador de la Real, Inaxio Kortabarria saliendo al campo de Atotxa portando la ikurriña, aún proscrita, aflora a menudo como referente de la utilización de los grandes eventos deportivos como soporte reivindicativo. Incluso en tiempo conflicto bélico el nacionalismo vasco recurrió al fútbol para hacerse oír. El primer lehendakari del Gobierno vasco, José Antonio Agirre, ex jugador del Athletic, organizó la selección de "Euzkadi" con la que hacer ‘bolos’ internacionales que permitieran recaudar fondos para financiar los gastos de la lucha de los gudaris contra las tropas franquistas.
Sin duda, las selecciones de fútbol de Euskadi y Cataluña son las más conocidas pero no las únicas. En España casi todas las comunidades autónomas han tenido o siguen teniendo selecciones propias. La mayoría se fundaron a comienzos del siglo XX, entre 1915 y 1922, al calor de la llamada Copa de Regiones, aunque en la mayoría de los casos desaparecieron. Poco después fueron resucitadas, sin mucha continuidad en la mayoría de los casos, a finales del siglo pasado. Así, comunidades autónomas como Andalucía, Aragón o Asturias cuentan con selecciones propias. También Canarias, Valencia, Castilla y León, Castilla La Mancha, Extremadura, Murcia, Madrid o Galicia.
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