El PP catalán no quiere ser un mero espectador de la "operación diálogo" puesta en marcha por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para intentar desactivar el órdago independentista. Aún a sabiendas de que, como partido, les puede resultar difícil explicar a su electorado algunas actitudes e iniciativas de este nuevo periodo, que se pretende marcado por la negociación, los populares de Cataluña, con su líder a la cabeza, Xavier García Albiol, han exigido capitalizar la acción del Ejecutivo en todo aquello que les pueda resultar rentable desde el punto de vista político.
Con 11 diputados en el Parlament, superados con creces por Ciudadanos, convertidos en la primera fuerza política de la oposición tras obtener en las últimas autonómicas 25 escaños, el PP necesita un impulso para no seguir perdiendo pie. Los 19 que obtuvo Alicia Sánchez-Camacho en 2012 constituyó el pico de representación en el Parlament. Albiol asumió a contrareloj la candidatura a la presidencia de la Generalitat en 2015, tras perder el bastón de mando de la alcaldía de Badalona, donde mejoró sus resultados con respecto a 2011. Los actuales sondeos señalan que aún podría ceder un escaño más en caso de que se celebraran, otra vez, elecciones catalanas.
Albiol quiere reservarse la presentación de iniciativas sobre infraestructuras
Por eso ha hecho llegar a Moncloa la necesidad de que el partido juegue un papel activo en el actual proceso de modo que, por ejemplo "podamos presentar en la sede regional del PP decisiones sobre nuevas inversiones en Cataluña", explican a El Independiente fuentes del partido en Cataluña. No queda mucho para que haya noticias sobre la red de Cercanías de Barcelona, eterna reivindicación de los distintos gobiernos de la Generalitat y de la Ciudad Condal. De hecho, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, reveló el pasado 21 de diciembre que se reunirá con Sáenz de Santamaría en fecha todavía por determinar.
Colau hizo el anuncio en compañía del nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, los "ojos y los oídos" de la vicepresidenta, que ha preterido a Albiol a pesar de ser el líder regional del partido. Por ello reclama un espacio en este este nuevo proceso. Hasta qué punto podrá rentabilizar la actuación gubernamental está por ver. Porque también los hay que opinan en el PP catalán que es más que probable que el partido tenga que "tragarse algún sapo" difícil de digerir para el votante popular catalán.
Sacrificar al PP catalán
Y es que no sería la primera vez que "Madrid" sacrifica al PP en Cataluña. Yo lo hizo el ex presidente del Gobierno José María Aznar, aunque ahora alerte del riesgo de ceder ante los secesionistas y asumir el discurso de los adversarios. Aznar no tuvo empacho en 1996 en cortar la cabeza al entonces presidente del partido en Cataluña, Alejo Vidal Quadras, para facilitar su pacto de gobernabilidad con CiU. Bien es cierto que entonces los convergentes no eran el partido separatista en que se ha convertido ahora.
Barcelona puede acoger alguna reunión del Consejo de Ministros y la Agenda Europea de Medicamentos
A falta todavía de resultados concretos, la llamada "operación diálogo" se completa con una estrategia destinada a convertir Barcelona en uno de los centros de la actividad política, empresarial, cultural y deportiva "fomentado" desde el Gobierno de la Nación. Además de alguna reunión del Consejo de Ministros allí, el Ministerio de Sanidad, encabezado por la catalana Dolors Montserrat, va a pelear por llevar la Agencia Europea de Medicamentos, con sede en Londres, a la Ciudad Condal. No se descarta que el Museo del Prado pudiera abrir "sucursal" catalana y que algunos eventos deportivos de ámbito nacional se trasladen también a territorio de Carles Puigdemont.
Que eso rebaje las ansias independentistas de Junts pel Sí y la CUP es poco menos que un imposible. Al Gobierno le basta, al principio, con "desinflar" el suflé en la sociedad catalana, que descienda el ímpetu por el separatismo, como ha pasado en el País Vasco y que, con ello, el actual gobierno de la Generalitat se repiense su anunciada consulta para septiembre. Por lo pronto, Puigdemont no acudirá a la Conferencia de Presidentes del Senado del día 17 de este mes con el que arranca el curso político. No cabe duda de que Cataluña será la gran cuestión política a abordar este 2017.
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