El ejemplar proceso congresual con el que Albert Rivera quería cerrar la transformación de Ciudadanos, pasando de un partido de implantación catalana en respuesta al nacionalismo a una formación nacional que batalla por convertirse en partido de gobierno no está siendo lo plácida que el líder naranja esperaba, especialmente en su comunidad de origen. Cataluña se está convirtiendo en la piedra en el zapato de Rivera, que ha tenido que invertir la última semana en calmar los ánimos de unos cuadros que se sienten abandonados y utilizados.
Las 48 horas dedicadas por el líder de C’s a reunirse con el grupo municipal en Barcelona, el del Parlament y dar apoyo a la plataforma Concordia Cívica no han sido suficientes para frenar las ambiciones del sector crítico en esta comunidad. Liderado por Jordi Cañas, antiguo número dos de Rivera en el Parlament, este sector ha presentado una lista alternativa de compromisarios que tiene muchas opciones de imponerse en la votación telemática que este fin de semana debe decidir quién participará en la IV Asamblea General de Ciudadanos que tendrá lugar el 4 y 5 de febrero. Por problemas técnicos en la web, la votación se ha prorrogado hasta este lunes a las 9 horas.
Una candidatura, Mejor Unidos, en la que Cañas cuenta con el apoyo de cargos locales y orgánicos de cierto peso en el partido en Cataluña, como el senador Xavier Alegre, los concejales Carol Torres o José Luis Osorio y que según fuentes del partido tiene mayor peso orgánico que la oficialista España Ciudadana, tejida por Inés Arrimadas y Carlos Carrizosa.
Tras la batalla de los compromisarios se esconde el malestar de una militancia que, en palabras de un dirigente catalán, “están hartos de que los usen para ir a las carpas de propaganda los fines de semana y después los olviden”. Estos sectores críticos acusan especialmente a Carrizosa de “haber perdido a la militancia” por su falta de sensibilidad, mientras Cañas se ha encargado en los últimos meses de mimar a esos sectores.
La batalla de la socialdemocracia
La mejor prueba del poder de base alcanzado por este sector está en el éxito con el que han conseguido imponer en la mayoría de las agrupaciones locales la enmienda a la ponencia ideológica del partido en la que se renuncia a sus postulados socialdemócratas para abrazar el liberalismo. El rechazo a ese cambio estuvo a punto de imponerse en el Consejo General de Ciudadanos después de que el diputado autonómico Sergio Sanz presentara esa enmienda, en la que reclama conservar esa raíz socialdemócrata.
Tras la derrota en el Consejo General, los críticos han impuesto la enmienda en las agrupaciones locales, lo que obligará a votarla de nuevo en el congreso. Y aquí radica la batalla por los compromisarios. Si Cañas impone su lista en Cataluña, podrá hacerse oír en la Asamblea General y forzar de nuevo el debate ideológico. Aunque es poco probable que pueda revertir el cambio, porque la nueva distribución territorial del partido hace que las agrupaciones de Madrid, Andalucía y Valencia tengan más compromisarios que Cataluña, y en las dos primeras comunidades las candidaturas oficiales de Rivera deberían imponerse sin problemas.
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