Aquella pequeña fábrica de armarios metálicos de Javier sólo fue un modo de ganarse la vida. En la pequeña Lemona (Vizcaya) de 1967, en la que la fábrica de cemento de la localidad llevaba medio siglo en marcha y concentrando en ella los logros empresariales del municipio, pocos imaginarían que la empresa familiar dedicada a cubrir los interruptores de los centros de transformación de electricidad a la que Javier puso su apellido algún día también atraería los focos del éxito. Y menos aún que un Rey de España acudiría a la celebración de sus 50 años. Ormazabal y Cia sólo fue el inicio de una trayectoria de cinco décadas que le llevaron a crecer de modo imparable y pasar de hacer armarios metálicos a ser un referente mundial en el desarrollo de redes eléctricas, electrónica, eficiencia energética o la ingeniería inteligente. De Javier Ormazabal queda su legado y su familia, que continúa al frente del barco que zarpó con él en aquella pequeña localidad vizcaína y que se ha convertido cinco décadas después en una potente embarcación que bajo una nueva denominación, Velatia, transporta once empresas a bordo y emplea a más de 3.000 personas en todo el mundo.
Javier Ormazábal decía que nunca quería caminar solo, que su apuesta pasaba por avanzar en equipo, sin perder la esencia de la empresa familiar. Así lo recordaba ayer su hijo, Javier Ormazabal Echeverria, actual presidente de Velatia, ante Felipe VI. Lo hizo para defender el “ADN” que heredó de su padre en forma de “unos valores y una personalidad muy particulares” caracterizada por la ambición, el inconformismo y el compromiso y con la innovación como permanente motor de progreso. Una compañía que no ha dejado de crecer con la incorporación de grandes empresas como Ikusi, Wec, Knocko o Smarmec y unos ingresos anuales en torno a los 575 millones de euros, en sus 15 centros de fabricación y una veintena de filiales dispersas por todo el mundo.
Lemona apenas queda a unos kilómetros de la cercana Amorebieta, donde se levanta hoy el centro de operaciones del grupo Velatia. El mismo en el que desde el año 2008 sobresale, fruto de su apuesta prioritaria por la I+D, un Centro de Investigación y Tecnología capaz de atraer a grandes compañías del sector eléctrico y energético de medio mundo. Convertido en un centro de referencia internacional, los responsables de la compañía han mostrado a Felipe VI la Unidad de Demostración y Experimentación (UDEX) que junto con el Laboratorio de Alta Potencia (HOL) son los dos pilares del mayor centro de experimentación eléctrica de Europa y uno de los mayores del planeta.
Un 'banco de pruebas' único
En el UDEX, único laboratorio de su categoría en el mundo, y sólo equiparables a otros tres ubicados en Holanda, Japón y EEUU, se pueden reproducir de modo experimental redes de distribución eléctrica de media tensión personalizadas y adaptadas a cualquier tipo de necesidad. Además, se prueban los sistemas que demandarán las sociedades de un futuro casi inmediato que comienzan a implantar ya modos de vída con elementos transformadores de calado, como el coche eléctrico, o el trepidante avance de la sociedad 4.0, que requerirán de un cambio profundo de los sistemas de suministro.
“A nuestras instalaciones vienen a experimentar sus productos y servicios compañías como Iberdrola, Endesa o eléctricas de primer nivel de Alemania o Francia. Prueban aquí las instalaciones que van a implantar en equipamientos determinados como un parque empresarial, una urbanización o áreas de gran consumo”, detalla Luis Urkidi, director general de Diversificación de Ormazabal Corporate Tecnology. En Udex, a través de una red eléctrica a escala, se pueden probar distintos productos en situaciones de uso reales propios de una red eléctrica y evaluar las prestaciones que tendrían y el comportamiento que resultaría en determinadas circunstancias. “Se trata de ofrecer una garantía de que los equipamientos que se prueban tienen garantía de suministro continuo de corriente, también que hay protección ante un posible fallo de esa red o poder medir el tráfico de corriente que ofrece la red eléctrica que se pone a prueba”, apunta Urkidi.
Una experimentación que tiene por delante un cambio de paradigma en la producción eléctrica y energética que a medio plazo conllevará una transformación social y de demanda energética. Si hasta hace unos años toda la corriente eléctrica empleada procedía de instalaciones térmicas o saltos de agua, actualmente la procedencia de la electricidad es mucho más variada. A las tradicionales se suma la de origen eólica, la fotovoltaica o la energía obtenida a través de biomasa. “La corriente eléctrica que sale de estas fuentes no tiene las mismas características y por tanto las redes eléctricas tienen que aprender a gestionar la llegada de corrientes con diferentes procedencias y distintas características”. Es ahí donde el centro de experimentación de Velatia adquiere un valor singular, al tener capacidad para analizar “todos los distintos orígenes de la corriente eléctrica”.
El coche eléctrico que cambiará las redes eléctricas
En el centro de su proyecto se encuentra la apuesta por el impacto que tendrá en un futuro inmediato la extensión del coche eléctrico, hoy aún residual pero cuya ampliación de demanda crecerá de forma exponencial y con él los niveles y tipos de demanda eléctrica en todo el mundo: “En el momento en el que el coche eléctrico sea de utilización masiva eso exigirá a las redes eléctricas tener unas características de provisión de corriente eléctrica mucho mayores, deberán poder hacer frente a momentos puntuales de demanda que no son significativos. En España el parque de coche eléctrico es de 1,6%, “pero cuando alcance el 60%, por ejemplo, la red eléctrica deberá estar adaptada a una situación de demanda que hoy no existe”.
En el laboratorio Udex se experimenta para la conversión de las redes eléctricas en autopistas para soportar energía y 'transporte de datos'
El siguiente reto, apunta Urkidi, es convertir las redes eléctricas en “inteligentes”, con capacidad para adaptarse a la demanda y hacerlo de modo más eficiente y ágil. “No sólo cambiará el concepto de movilidad con el coche eléctrico, sino que a ese cambio se deberán saber adaptar también las ciudades, es ahí donde entra el concepto de smartcity y todo lo que conlleva”. Junto a ello, otra gran revolución que ya se experimenta en el laboratorio Udex de Velatia es la conversión de las redes eléctricas en autopistas no sólo para soportar energía sino también “el transporte de información”: “Ahora los datos comprimidos también pueden viajar por la red eléctrica tradicional, existe tecnología para simultanear la transmisión de energía eléctrica con la información de datos en una misma red tradicional. Eso supone una modificación sustancial de todo el equipamiento que se gestionará en el futuro en las redes eléctricas”.
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