El presidente de EEUU, Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, reconocieron este viernes los desacuerdos que han marcado el comienzo de su relación y trataron de acercar posturas respecto a la OTAN y Ucrania, en un frío primer encuentro entre dos líderes con ideas casi opuestas sobre el mundo.
La jornada de reuniones en la Casa Blanca no logró acabar con la profunda brecha entre Merkel y Trump, quien ha contradicho a la canciller en todo tipo de temas, desde el futuro de la Unión Europea (UE) y la OTAN hasta la inmigración y los refugiados, pasando por el comercio, el acuerdo nuclear con Irán o la relación con Rusia.
Ambos trataron de limar tensiones y encontrar puntos en común, pero no ocultaron sus diferencias en temas clave y tampoco dieron la impresión de haber conectado a nivel personal.
"Es mucho mejor hablar el uno con el otro y no el uno sobre el otro, y creo que nuestra conversación de hoy ha demostrado esto", dijo Merkel en una conferencia de prensa después de la reunión, la primera que ha mantenido en persona con Trump.
El lenguaje corporal de los líderes hablaba por sí solo, y la anécdota del día tuvo lugar cuando los fotógrafos entraron en el Despacho Oval y Merkel le preguntó a Trump si quería darle la mano, a lo que el presidente estadounidense no respondió.
Trump, conocido por sus efusivos apretones, sí le dio la mano a Merkel a su llegada a la Casa Blanca, y se aseguró de elogiar a la canciller por "su liderazgo a la hora de apoyar a la OTAN, sus esfuerzos en Afganistán" y sus contribuciones a la lucha contra el yihadista Estado Islámico (EI).
Pero el comentario con el que Trump cerró la conferencia de prensa dejó clara su escasa conexión con la canciller alemana. "Sobre las escuchas telefónicas de la anterior Administración, al menos tenemos algo en común, quizá", afirmó Trump al ser preguntado por sus denuncias de que el ex presidente Barack Obama ordenó espiar sus comunicaciones en su torre de Nueva York el año pasado.
El mandatario trataba así de explotar uno de los puntos débiles en la cercana relación que Merkel mantuvo con Obama: la revelación de que un teléfono móvil de la canciller alemana fue intervenido por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) entre 2002 y 2012.
Trump también reconocía implícitamente, sin embargo, que no tiene mucho en común con Merkel, como demostró al defender frente a ella su política dura contra la entrada a Estados Unidos de refugiados e inmigrantes de ciertos países, algo que la canciller ha criticado. "La inmigración es un privilegio, no un derecho, y la seguridad de nuestros ciudadanos debe ser siempre lo primero, sin cuestionamientos", subrayó Trump durante la conferencia de prensa.
Merkel no dudó en disentir, al afirmar que hay que "proteger las fronteras", pero sin dejar de "tener en cuenta a los refugiados, darles oportunidades de moldear sus propias vidas donde están y ayudar a los países que ahora no están en condiciones de hacerlo". "Creo que esa es la forma correcta de hacerlo, y este es obviamente un tema sobre el que hemos intercambiado posturas", dijo.
Ambos esquivaron el tema del futuro de la Unión Europea (UE), pero sí trataron de mostrarse unidos en lo relativo a la OTAN, una alianza que Trump tachó de "obsoleta" durante la campaña electoral del año pasado. "Muchas naciones deben vastas cantidades de dinero (a la OTAN), y es muy injusto para EEUU. Estas naciones deben pagar lo que deben", subrayó Trump.
Merkel, por su parte, aseguró que Alemania está comprometida a "aumentar su gasto" en la defensa común, algo que Trump agradeció. La canciller alemana afirmó, además, que Trump "se ha comprometido personalmente con el proceso de Minsk" para poner fin al conflicto en el este de Ucrania, y aseguró que ambos trabajarán juntos "en los próximos meses" para encontrar "una solución segura" para ese país y "mejorar la relación con Rusia".
La Casa Blanca había adelantado que Trump quería aprovechar la reunión con Merkel para pedirle consejo sobre cómo relacionarse con el presidente ruso, Vladímir Putin, aunque el mandatario estadounidense evitó mencionar a Rusia durante la rueda de prensa.
En el plano económico, Merkel expresó su deseo de que Trump considere reabrir la negociación sobre el tratado de libre comercio e inversiones (TTIP) entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, y dejó caer que Alemania no se plantea un acuerdo comercial bilateral como los que el nuevo mandatario estadounidense dice preferir.
Trump, por su parte, negó ser un político "aislacionista" y dijo que, por contra, es un "comerciante, pero un comerciante justo", y confió en poder avanzar con Merkel hacia "políticas de comercio justas y recíprocas que beneficien a ambos pueblos".
Los dos mantuvieron además un encuentro con empresarios de ambos países, en el que Trump elogió el "exitoso modelo" alemán de formación a trabajadores de manufactura.
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