El respaldo ha sido absoluto. En el PP vasco Alfonso Alonso ha logrado sellar las fracturas y situar al partido de nuevo en el tablero de juego. Pese a la caída de apoyo social y de peso institucional, el último acuerdo para facilitar las cuentas de Urkullu ha visualizado la capacidad de influir y de inclinar la balanza que pueden llegar a tener los populares en esta legislatura. Alonso se erigió como posible interlocutor entre Euskadi y Madrid y, por ahora, asegura que las negociaciones avanzan y con gestos de "responsabilidad" por parte del PNV -como el respaldo al fallido decreto de la estiba-. Alonso no ve adelanto electoral, "Rajoy quiere seguir", dice. Su inquietud pasa por resituar al PP en el País Vasco y velar para que en el nuevo tiempo sin una ETA militar su discurso no encuentre soporte para tomar el testigo y no florezca "una ETA civil".
Pregunta.- El desarme de ETA, ¿es una buena noticia o no la calificaría de ese modo?
Respuesta.- La buena noticia es el final de ETA, no que diga que se va a desarmar, porque ya la estaba desarmando la Guardia Civil. Es una muestra más del estado terminal en el que está la banda. La buena noticia es que ETA está terminando, que se acaba. Ha sido derrotada y, de hecho, llevaban planteando el desarme durante estos meses. Su estrategia era que el Gobierno tendría que moverse o darles algo para que hubiera desarme. Pero el gobierno ha mantenido la firmeza y la posición de exigencia. ETA ahora quiere hacer una acción propagandística del desarme porque sabe que con el paso del tiempo quien la iba a desarmar era la Guardia Civil.
P.- El presidente Mariano Rajoy dice que ETA no debe esperar nada, que no habrá nada a cambio salvo la ley. Cuando se disuelva y desaparezca formalmente, ¿habrá margen para esperar algo?
R.- No, la ley. El presidente ha dicho que una organización terrorista debe colaborar con la Justicia, poner a su disposición sus arsenales, reconocer el daño causado y, a partir de ahí, se aplicará la ley. Es lo razonable. Que un Estado democrático traslade a una organización criminal la idea de que puede obtener algo por haberse dedicado al crimen pervierte la democracia absolutamente y debilita a ese Estado. Tenemos Estados maduros con gobiernos que entienden cuál es el alcance de sus funciones y lo que tienen que hacer. Tanto la posición del Gobierno español como la del francés va a ser la misma.
También cuando se disuelva, a ETA sólo le espera la ley y la posición de España y Francia será la misma
P.- La cuestión de la dispersión de los presos no se ha contemplado por el Gobierno. ¿Se podría o se debería plantear su final Cuando ETA se disuelva?
R.- Los miembros de una organización no suelen agruparse porque actúa contra la posibilidad de reinserción del penado, que se ve forzado a seguir una disciplina determinada. Tiene una lógica y se aplica así. A mí lo que me preocupa es que ETA acaba, sí, pero la pregunta es si acaba el discurso que la hizo posible. ETA duró mucho tiempo porque tenía una base social y un discurso que la sustentaba. La derrota de ETA es una derrota operativa pero debe ser una derrota moral, la derrota de su discurso, quitarle ese sustento, esa base social. Ese es el problema y es un problema muy serio. Reintegrar toda esa base que estuvo apoyando a ETA, no podemos cambiar nuestras normas éticas y de conducta sino que tenemos que atraerlos a la democracia y a la ética. Sin rebajar la exigencia, si no, no funcionará.
P.- La izquierda abertzale dice que ha cambiado, que ya no apoya la violencia, que han dado pasos para desmarcarse de ella. ¿Les cree?
R.- El tema es si la izquierda abertzale va a tomar el testigo de lo que era ETA antes y va a hacer de ello una ETA civil. Nosotros no merecimos una ETA de los comandos y no merecemos una ETA civil. No podemos permitir de una manera u otra, que se blanqueen y hagan política de una manera u otra, eso es inaceptable. Ya se bajó el listón de exigencia ética en el Parlamento Vasco para que entraran en la ponencia de Paz y Convivencia y respondieron haciendo el discurso más duro de su portavoz, Julen Arzuaga. El otro día hubo una declaración de condena de los actos inaceptables en la Facultad de Letras de Vitoria y se nos dijo que no aceptaban condena y nos plantearon sustituirlo por repulsa. Dijimos que no, que no se puede rebajar el listón de la exigencia. Al final se condenó. No se hubiera condenado si no hubiéramos mantenido el listón de exigencia. Esta es la idea. Cuando rebajas la exigencia fortaleces los discursos más duros. No es eficaz ese camino, el eficaz es no ceder ni un milímetro en la defensa de la libertad y la democracia, está clarísimo.
P.- Como representante de esa izquierda abertzale ‘renovada’ que proclama, ¿qué le pediría a Arnaldo Otegi para creerle?
R.- La esencia del liderazgo de Otegi es transmitir a todo ese mundo que no se olviden que son lo que son y del pasado del que vienen. Por tanto, cuando ese mundo considere que no es presentable tener el liderazgo de un señor como Otegi, que se dedicó al secuestro y que fue condenado por pertenencia a una organización terrorista, es entonces cuando se producirá un cambio. Es lo que nos pasaría a cualquier otra organización. Mientras tanto no puede decirse que sea una organización política normal.
P.- Mientras no veamos la imagen de un dirigente del PP vasco como usted y otro como Otegi dándose un abrazo, ¿la paz y la reconciliación en Euskadi no se habrá alcanzado? ¿La veremos algún día?
R.- No cuenten conmigo para blanquear a ETA, yo no voy a hacer eso. Creo que haría un flaco servicio a Euskadi. Es todo lo contrario. Que podamos mantener un discurso, el de la memoria, la verdad y el testimonio de las víctimas y la dignidad de los que lucharon, esa será la mayor esperanza para Euskadi, que podamos mantener ese discurso. Ahora es fácil tergiversar las cosas, decir que hubo muchos tipos de sufrimientos, mezclarlo todo y hablar de un conflicto en un relato que es justificativo. Creo más en los que dieron la cara que en los que miraron para otro lado.
¿Veremos algún día un abrazo entre usted y Otegi? "Que no cuenten conmigo para eso. No voy blanquear a ETA"
P.- El sábado instaba al PP vasco a comenzar a construir el mundo que la violencia no les ha dejado construir. ¿Cuántas veces y cómo ha imaginado que sería ese mundo sin ETA?
R.- Cuando era niño asesinaban gente todas las semanas, crecimos con eso. Mucha gente decía que ETA era invencible y no era verdad, que no desaparecería nunca y tampoco ha sido verdad. Sola no iba desaparecer, había que plantarle cara, romper el silencio, movilizar a la sociedad, ser fieles a la ley, etc. No era fácil. Ese camino, lo extraordinario, es que se ha recorrido. ¿Cómo sería Euskadi si no hubiera ocurrido esto? Hay muchas posibilidades que nos hemos perdido, como la calidad de nuestra convivencia, poder ir a la calle, poder hablar de las cosas… Han sido tantos años de silencio, de haberles dejado las calles a algunos porque tenían a sus hermanos mayores empuñando una pistola para que ahogaran la libertad. Primero hay que recuperar la convivencia y ser una sociedad basada en los derechos humanos y la libertad. Después, desde el desarrollo social y económico no hemos avanzado. Euskadi es más pequeño, la población es la misma pero más envejecida y hemos pasado de representar el 7,5% del PIB al 6%, es una caída importante. Grandes empresas se marcharon. Ese lastre impidió que pudiéramos ser lo que tenemos capacidad de ser. Después de ETA podemos recuperar el tiempo perdido y ser lo que nos impidió ETA ser en Euskadi.
P.- ¿Qué le gustaría lograr en este nuevo mandato al frente del PP vasco?
R.- Quiero recuperar los concejales que hemos perdido en los pueblos y recuperar un espacio de influencia que creo que puede ser bueno como factor de equilibrio en Euskadi. Es necesario ir actualizando la alternativa de la libertad. Debemos seguir defendiendo los discursos liberales que construyeron las democracias frente a los nacionalismos o las posiciones marxistas o populistas. Estoy contento construyendo una alternativa liberal que encarna con la visión del humanismo cristiano.
P.- Ha salido elegido con un 94,9% de respaldo pero apelando a la necesidad de la unidad. ¿Teme que se puedan repetir fracturas del pasado en el PP vasco?
R.- Hay que cuidar las cosas todos los días. Una organización política es un lugar complejo donde influye el carácter de la gente, hay sensibilidades distintas y maneras de ver las cosas diferentes. Lo fundamental es que podemos compartir un proyecto aunque seamos diferentes. Necesitábamos dar ese mensaje de unidad en Euskadi. Hemos pasado años de convulsiones, hemos tenido líos entre nosotros y es importante buscar con inteligencia cómo todo el mundo puede sentirse representado. Pero claro, si uno no alimenta un proyecto por el que le haga ilusión ir… Hoy el PP puede condicionar las políticas en Euskadi, puede defender un discurso que si no lo defendemos nosotros no lo defiende nadie. Podemos acoger a todos los que se sienten españoles en Euskadi, un proyecto que ayude a la concordia. No nos podemos perder en otras peleas y debates.
El PNV ha sido responsable en el tema de los estibadores. Han aparecido como gente responsable y seria, otros han hecho el ridículo
P.- El sillón de presidente del PP vasco ha terminado con la carrera política de los últimos que lo han ocupado: María San Gil, Antonio Basagoiti, Arantza Quiroga… ¿Le lleva a pensar algo?
R.- ¡Le agradezco los buenos augurios! Llevo muchos años en política y tengo ganas de seguir haciendo cosas.
P.- Tanto Mariano Rajoy como usted insisten en las llamadas a buscar pactos entre diferentes. ¿Entiende que cueste creerles tras la legislatura pasada en la que no los practicaron?
R.- La sociedad tiene derecho a meter el dedo en la llaga, a que se le demuestre con hechos lo que se dice de palabra. Yo vengo de pactar el presupuesto vasco. Además, tiene derecho a no creerse determinadas palabras de gente que luego no las ratifica con sus hechos. Seremos creíbles si ofrecemos coherencia. Los tiempos que corren nos obligan a todos a ser muy virtuosos y eso no está mal. No hay mayorías y no hay estabilidad y, por tanto. la responsabilidad de la oposición es mayor y debe saber interpretar el papel.
P.- ¿Al PP vasco le quedaba alguna alternativa que no fuera facilitar los presupuestos al PNV?
R.- Sí, tenía dos alternativas. Ver cómo fracasaba el gobierno en el arranque de legislatura y que se estancara la política vasca o ver desde nuestra bancada sin pintar nada cómo se hacía la política que dictaba Bildu y Podemos. Yo prefiero influir y marcar la orientación política y social que deben tener los presupuestos a favor de un modelo más abierto y una fiscalidad más contenida. Hemos venido a hacer política, en la medida que podamos, podemos influir bastante.
P.- El PNV insiste en subrayar que el acuerdo en Euskadi no influye en la negociación que llevan a cabo en Madrid. Es difícil de creer. ¿Ve hoy más cerca un acuerdo para los presupuestos generales del Estado?
R.- No estoy en esa negociación.
P.- Pero seguro que la conocerá bien…
R.- Bueno, algo sé, pero es pronto. El PNV tiene cinco votos, veremos qué pasa y si son suficientes para sacar los presupuestos. Ha habido un gesto bueno que ha sido el comportamiento responsable en el tema de los estibadores. Han aparecido como gente responsable y seria, otros han hecho el ridículo.
P.- ¿La legislatura corre peligro o la derrota del Gobierno en esta cuestión sólo es un bache?
R.- Rajoy quiere seguir. Me consta que no tiene intención de convocar elecciones.
P.- ¿Qué opinión tiene del lehendakari, Iñigo Urkullu?
R.- Creo que le cuesta mucho tomar decisiones, definir. Tanta voluntad de querer estar entre dos aguas, en la indefinición le lleva al bloqueo, a la parálisis. Decidir es elegir y yo le veo parado. El proyecto no puede ser ocupar todo el poder y alimentar a su clientela. Tiene que hacer una Euskadi abierta que pueda crecer.
Rajoy quiere seguir. Me consta que no tiene intención de convocar elecciones
P.- Rajoy y Urkullu se vieron el pasado martes para abordar exclusivamente el desarme de ETA. Acumulan dos años y medio sin reunirse para tratar temas vascos y de Estado. ¿Le parece normal?
R.- Me consta que hablan, que tienen relación. Se ha avanzado mucho en la relación entre los dos gobiernos y los dos partidos. Hemos pasado del discurso de los recursos, al deshielo y ahora estamos ya en el pacto. Va bien.
P.- Qué haría falta para que el PP se sumara a un proyecto de nuevo encaje de Euskadi en el Estado, con una actualización del Estatuto, que PNV y PSE promueven?
R.- El problema del País Vasco no es que no tenga competencias, sino en qué medida puede lanzar un proyecto. No hay región en el mundo con más competencias. Aquí el problema es si tenemos que ser muy nacionalistas, con fronteras, identidades… Es un proyecto nacionalista que no compartimos. Nos gusta estar integrados en realidades más amplias como España o Europa. A mí me gusta el Estatuto de Gernika y frente a eso nadie ha hecho una propuesta, no sabemos en qué consiste el ‘nuevo estatus’. Cuando uno quiere cambiar algo debe decir en qué sentido quiere hacerlo y no puede obligar a posicionarse al resto sobre algo que no conoce.
P.- ¿Y qué cree que pretende?
R.- La impresión que tengo es que quieren hacer como que hacen pero dejar aparcado el tema en una ponencia como hicieron la legislatura pasada porque ven lo que está ocurriendo en Cataluña. Ven en qué ha quedado la situación de su partido hermano, que ha desaparecido, y recuerdan lo que les pasó con Ibarretxe. A lo mejor los más interesados en no meterse en el lío son ellos. Yo no estoy interesado en que Euskadi se meta en un lío como en el que está Cataluña. Pero quizá el PNV tampoco está muy interesado…
Yo no estoy interesado en que Euskadi se meta en un lío como en el que está Cataluña. Pero quizá el PNV tampoco está muy interesado…
P.- El PNV dice que quiere acordar en Euskadi "entre diferentes" y después tramitarlo en el Congreso y siempre respetando la ley. ¿Recomendaría al lehendakari que se ahorre el viaje a Madrid, que no tiene opciones de prosperar un planteamiento de ‘nuevo estatus’?
R.- Pero no por el Congreso, sino porque no hay ninguna preocupación social respecto al Estatuto de Gernika. Esto del nuevo Estatus vasco no es una demanda social, a los vascos les preocupan otras cosas. Hay que ser muy cauteloso, más tras las tensiones que hemos vivido en esta sociedad. Necesitamos un tiempo para asentar las cosas.
P.- Que el Estatuto de Gernika esté incumplido 37 años después y con una treintena de materias sin transferir, ¿es una anomalía?
R.- No se ajusta a la realidad. Uno puede hacer el discurso que quiera. El Cupo es del 6,24% y el resto, el 93% lo gastan las instituciones vascas y ¿dicen que el problema es que no se les ha transferido ni poder ni competencias? No hay quien se lo crea.
P.- Pero hablamos de una ley orgánica, ¿habría que cumplirla?
R.- No, aquí no hay ningún incumplimiento de ley porque se podría reclamar en los tribunales. Si considerara que no se está cumpliendo una ley iría a los tribunales.
P.- El gobierno de coalición PNV-PSE se ha marcado lograr la cesión de la gestión de las cárceles y el régimen económico de la Seguridad Social como prioridad. ¿Lo veremos transferido esta legislatura, es creíble?
R.- No. Han puesto eso como prioridad porque saben que no se van a transferir.
P.- ¿Tampoco en el nuevo escenario ‘post ETA’?
R.- Esto se reclama para hacer otro discurso. Cuando en política haces una propuesta es importante saber para qué lo haces y no dejarse atrapar. El PNV hace mucho ese discurso, juega en las ambigüedades, un juego de eufemismos. Camufla sus intenciones y manipula el lenguaje permanentemente porque el objetivo principal que tiene es la ocupación del poder político, el poder social y el poder económico en Euskadi.
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