En diez días ETA estará desarmada. Es al menos lo que aseguran los mediadores que actúan en su nombre y que se comprometen a que para el próximo 8 de abril la banda terrorista habrá entregado todo su arsenal. Por el momento, los gobiernos de España y Francia parece que dejarán hacer y que no impedirán la culminación del proceso cuya escenificación llegará en algo más de una semana en el llamado “Día del desarme” previsto por el grupo de representantes de la sociedad civil del País Vasco francés que han promovido el acto de entrega de armas en Bayona. Sin embargo, lo que para la izquierda abertzale es un hito “histórico”, para sectores de la Guardia Civil ni siquiera puede ser entendido como un punto y aparte y menos aún como un punto final de ETA.
La afirmación es clara; “nosotros seguimos en alerta, mientras no haya una rendición total, una entrega de los presos huidos y un esclarecimiento total de sus asesinatos ETA no estará disuelta. Nada habrá cambiado”. La hace el portavoz de la Asociación Española de Guardias Civiles, una de las más más numerosas del Cuerpo que más directamente se ha implicado en la lucha antiterrorista. Asegura que el acto previsto para el sábado 8 de abril es un paso a valorar pero carente de credibilidad. “A nosotros nos ha provocado cierta indiferencia”, señala. Y apunta que desde la dirección de la Guardia Civil no se les ha trasladado a los agentes ningún cambio de posición, “seguimos alerta y no nos hemos relajado, hasta que no desaparezca el último resquicio de un atentado no habrá relajación”, asegura.
Y la entrega de las armas prevista en el modo en el que la han anunciado los mediadores civiles de ETA no la favorece. Este colectivo, que agrupa a 5.000 agentes de la Benemérita, desconfía de la banda. Subraya que no existen razones suficientes para no hacerlo. Recuerdan que no consta un registro fidedigno de las armas que posee la organización terrorista y que por tanto siempre quedará la duda de que ETA entregue sólo una parte de su arsenal, “por tanto, habrá que seguir pendiente de que pueda haber más armas que las que ellos ahora entregan”.
Rebrote de la 'kale borroka'
Los agentes no ocultan que es un paso positivo por lo que supone retirar un arsenal en manos de una organización criminal pero cuestionan que sea el paso definitivo para su desarme. Un temor que se refuerza tras los episodios de violencia callejera vividos en las últimas semanas y que reiteran que supone una amenaza real y vigente, “hay escisiones y gente en ese mundo que no está de acuerdo con todo esto”, puntualiza a modo de advertencia. Para la Asociación Española de Guardias Civiles se está “alimentando” la ‘kale borroka’ que está encontrando “nuevos ‘cachorros’ que parece que les gustan las algaradas callejeras, que se sabe cómo empiezan pero no cómo acaban”. Y concluyen que aún persisten demasiadas dudas y cuestiones por resolver “como para que esto del desarme suponga una alegría para nosotros”.
Es un desarme sí, pero sin que sepamos ni cómo, ni cuándo ni qué es lo que van a entregar"
Entre las cuestione pendientes no sólo citan la existencia de muchos dirigentes de ETA huidos de la Justicia “que ni están ni se les espera” sino también que cientos de atentados continúan sin resolver: “La reacción en el conjunto de los guardias civiles ha sido la indiferencia porque no nos creemos nada. Es un desarme sí, pero sin que sepamos ni cómo, ni cuándo ni qué es lo que van a entregar. ¿Y todo lo que queda pendiente?”.
Por el momento la información fluye con cuentagotas. Desde que hace más de una semana se hiciera público el anuncio de los mediadores de proceder al desarme de ETA oficialmente tan sólo se ha informado de la celebración de un acto, que esperan sea multitudinario en Bayona. Hasta ahora la izquierda abertzale es la única que ha confirmado su presencia en el llamado ‘Día del desarme’ en el que el secretario general de Sortu, Arnaldo Otegi, ha llamado a "saborear" por ser un día "histórico".
El PSE en cambio ha tildado de “romería y folclore” el evento programado por los llamados ‘artesanos de la paz’. Finalmente, también el Gobierno vasco ha decidido no participar del ‘Día del desarme’ y relegar su papel al acto discreto previo de desarme efectivo que se está ultimando y en el que podría hacerse entrega de la localización de los zulos de ETA a los verificadores internacionales liderados por Ran Mannikalingam. Todo apunta a que este acto sea previo a la celebración del día 8. El Gobierno vasco ha insistido en la necesidad de que se trabaje con absoluta “discreción” para no frustrar el proceso y que éste sea unilateral, legal, verificado y sin contraprestaciones.
Desde el Ministerio del Interior francés ya se ha confirmado que se asumirá el armamento que pueda entregar ETA y que este deberá ser analizado para el posible esclarecimiento de los crímenes de ETA pendientes. En el acto previo al del 8 de abril, y que se celebraría de modo discreto, se haría entrega de la localización de los zulos que ETA tiene controlados y que expertos en la lucha antiterrorista consideran que podrían ser sólo una parte, ya que se cree que la actual dirección de la banda desconoce la ubicación de algunos de los zulos más antiguos de ETA en suelo galo. Como verificador de la entrega actuaría el líder de la Comisión Internacional de Verificación, Ran Mannikalingam. El CIV ha contado siempre con el apoyo del Gobierno vasco, y del lehendakari Urkullu en particular, quien también les respaldó tras la fallida y teatralizada entrega de armas que hizo ETA en febrero de 2014.
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