No sólo para la droga, el tabaco de contrabando o la inmigración irregular. España es también, por su situación geográfica y su cercanía cultural con Suramérica, puerta de entrada de bienes culturales que posteriormente se exportan de manera ilícita a otros países. Que no se consume es uno de los cometidos del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, una unidad especializada que ha logrado en los últimos 26 años la intervención de millares de objetos arqueológicos, centenares de obras de arte diversas y la recuperación de incunables y manuscritos de enorme valor histórico.
Dependiente de la Unidad Central Operativa (UCO), la Guardia Civil creó a finales de los años 80 un grupo específico dedicado a la investigación y persecución de las infracciones que atentan contra la Ley de Patrimonio Histórico a raíz del incremento de robos de bienes culturales en iglesias y otros centros religiosos. "Se ha expoliado y robado a manos llenas. Hay que tener en cuenta el contexto: salíamos de una dictadura y había otras prioridades. Ha habido una evolución lógica", expone Javier Morales, capitán del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil. Como recuerda este oficial, España integra junto con Italia y Francia el "supermercado" de los bienes culturales de valor.
Se ha expoliado a manos llenas. España forma parte del 'supermercado' de los bienes culturales", dice la Guardia Civil
Con una estructura central formada por una veintena de agentes, reforzada por otros funcionarios formados en la materia en las comandancias provinciales y apoyados por otros servicios del cuerpo, el grupo también ha ido cambiando el escenario de actuación. Ya no se producen tantos robos de piezas de arte sacro como en los orígenes, porque hay menos obras y porque la demanda ha cambiado por una cuestión generacional, y hoy están más centrados en la investigación de asuntos de trascendencia internacional. Básicamente, sus objetivos primordiales son dos: tratar de evitar que España sea zona de tránsito de bienes robados o expoliados en otros países e intentar recuperar obras que salieron de España y que se puede acreditar que son españolas.
En cualquier caso, el ámbito de sus investigaciones es mucho más amplio y abarca las sustracciones; los expolios en yacimientos arqueológicos y subacuáticos; la estafa por la falsificación de obras de arte; el contrabando de bienes culturales y la receptación de piezas procedentes de robos o expolios.
La hoja de servicios del grupo está plagada de éxitos en estas tres décadas, con operaciones de enorme relevancia por la importancia de las piezas recuperadas. En abril de 2013, en el marco de la operación Telar, la Guardia Civil logró recuperar un tapiz del siglo XVI -La Virgen con San Vicente entre San Ramón y San Valero- que el conocido ladrón de arte Erik 'El belga' robó de la antigua catedral de Roda de Isábena (Huesca) en diciembre de 1979. Fue una investigadora de Lleida, Carmen Berlabé, la que puso a los investigadores sobre la pista tres años antes al conocer que la pieza se había puesto a la venta en una feria internacional de arte y antigüedades en Bélgica.
Desde la comarca oscense de Ribagorza, la pieza -considerada una joya del arte flamenco- inició un viaje durante 34 años con escalas en Bélgica, Alemania, Italia, Francia -donde fue restaurado antes de ponerse nuevamente a la venta- y Estados Unidos. Un marchante de Houston (Texas) lo adquirió en una feria de arte belga en 2010 por 369.000 euros y, desde marzo de 2015, la pieza forma parte de los fondos del Museo de Huesca.
Tapices, incunables, cuadros, objetos arqueológicos y el cráneo del Papa Luna, entre las piezas recuperadas
El retorno de ese tapiz se produjo un año después de que el Ministerio del Interior -en la etapa de Jorge Fernández Díaz como titular- convirtiera la protección del patrimonio histórico-artístico en línea estratégica del Gobierno y elaborara un plan específico que ha redundado en una mayor coordinación no sólo entre distintos servicios de la Guardia Civil sino también entre administraciones públicas.
Sea como fuere, antes se habían desarrollado numerosas operaciones que culminaron con éxito. Como la desarrollada tras el robo en 1996 en el Museo de la Seo d'Urgell (Lleida) del Códice del Apocalipsis del Beato de Liébana, uno de los 24 ejemplares que quedan de esta obra fechada entre los siglos IX y X y valorada en unos 18 millones de dólares. Aquel episodio dio pie a uno de los agentes del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil que participó en la búsqueda de la obra y la detención de los ladrones, Jesús Domingo Pastor, a novelar la investigación en Objetivo Beato.
O la recuperación, en septiembre de 2000, del cráneo del Papa Benedicto XIII (Papa Luna), robado meses antes del zaragozano Palacio de los Condes de Argillo (Saviñán). Los autores habían intentado venderlo por 6.000 euros.
Años más tarde, en el marco de la operación Cosmografía, la labor de este grupo fue decisiva para que la Biblioteca Nacional pudiera recuperar dos mapamundis pertenecientes a sendos ejemplares de la Cosmografía de Ptolomeo de 1482, localizadoz en Nueva York (EEUU) y otro en Sydney (Australia). Ocurrió en 2007, el año en que el Ministerio de Cultura reconoció el trabajo de este grupo de la Guardia Civil en la conservación del patrimonio artístico concediéndole la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes.
De este caso se extrajo una lección importante: la necesidad de que los responsables de archivos y bibliotecas públicas que custodian obras históricas revisen sus fondos periódicamente, lo que permitirá aflorar si faltan documentos o páginas para dar cuanto antes la voz de alarma. Se trata de operaciones largas en el tiempo, laboriosas y que en muchos casos requieren la colaboración de la Justicia o de cuerpos policiales de otros países.
Entre los operativos que han tenido más eco en los últimos años fue la incautación de un 'Picasso', Cabeza de mujer joven, en la goleta del banquero Jaime Botín cuando se encontraba en el puerto corso de Calvi y que supuestamente iba a ser subastado en Londres tras pasar por Suiza (donde no existe el delito de contrabando). Valorado en más de 26 millones de euros y declarado inexportable por España, la obra se encuentra desde junio de 2015 en el Museo Reina Sofía en depósito judicial a la espera de que se resuelva el procedimiento que instruye un juzgado de Pozuelo de Alarcón (Madrid) por exportación ilegal de un bien protegido.
En colaboración con los Mossos d'Esqueadra, la operación más reciente fue la que permitió desmantelar una ogranización que falsificaba y comercializaba pinturas falsas de reconocidos autores, como Ramón Casas, Isidre Nonell, Eliseu Meyfren, Joaquim Mir y Santiago Rusiñol. La investigación permitió localizar la existencia de dos talleres en Madrid donde se pintaban las obras -más de un centenar- que posteriormente eran enviadas a Barcelona y Valencia para su venta como si fueran originales de los artistas citados, evitando así una estafa que había causado un perjuicio económico a los compradores de unos 100.000 euros.
Dentro de meses quizá se abra paso en los titulares de los diarios la noticia de la desarticulación de un grupo que, procedentes de Suramérica, introducían piezas similares en España antes de intentar su exportación ilícita a otros países (ara que un bien cultural pueda salir legalmente de España ha de contar con el permiso del Ministerio de Cultura, que se reserva el derecho de ejercer el tanteo y quedarse con la obra). Ésta es una de las investigaciones que tiene enfrascados en la actualidad a los integrantes del Grupo de Patrimonio Histórico de la UCO, que quiere seguir poniéndoselo difícil a expoliadores y contrabandistas de arte.
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