Fue el número 2 de Susana Díaz cuando alcanzó su primera responsabilidad orgánica: secretaria general de la agrupación de Triana. Profesor de Economía en la Universidad de Sevilla y máximo responsable de la agrupación Sur, es uno de los dos miembros de la ejecutiva del PSOE de Sevilla que no viven de un cargo público. Los 44 restantes trabajan en ayuntamientos, la Diputación, la Junta de Andalucía o son parlamentarios. Esa independencia laboral permite a Luis Ángel Hierro ser un verso suelto en la organización. Ferviente defensor de la democratización del partido, en 2012 se fue a las puertas de Ferraz a pedir avales para enfrentarse a Alfredo Pérez Rubalcaba. No los consiguió. Ese "gesto" pretendía mostrar que es imposible aspirar a la Secretaría General del PSOE sin el apoyo de algún aparato. "Pedro pudo presentarse porque alguien le buscó los avales", recuerda. En esta entrevista, Hierro explica por qué va a hacer campaña a favor de Pedro Sánchez y no de su secretaria general.
Pregunta.- ¿Cómo se explica que un secretario general de Sevilla, miembro de la ejecutiva provincial, apoye a Pedro Sánchez?
Respuesta.- Voy a hacer campaña por Pedro. Da igual el cargo que uno ocupe, todos tenemos derecho a manifestar nuestras preferencias. La Ejecutiva provincial de Sevilla no se ha pronunciado sobre los candidatos, con independencia de que la mayoría apoye a Susana Díaz. Y además, la ejecutiva ya está en funciones, como todas. Después del Comité Federal del 1 de octubre, ya puse mi cargo a disposición de la secretaria general, Verónica Pérez, que rechazó mi dimisión porque entendía que debía haber pluralidad dentro del partido.
P.- ¿Y por qué no apoya a Susana Díaz?
R.- No es tanto por qué no apoyo a Susana sino por qué apoyo a Pedro. De Sevilla soy prácticamente el último en pronunciarme. Hace unos días, hubo una reunión de los secretarios generales con el alcalde, Juan Espadas, y casi todos apoyan la candidatura de Susana. No me había pronunciado hasta ahora porque quería respetar los tiempos y ver el comportamiento de los que me rodean. Es evidente que el grupo que apoya a Susana Díaz en Sevilla y yo no vemos las cosas de forma coincidente. Discrepamos en muchas cuestiones. Y en este caso no es apoyar a Susana, sino defender lo que defiende Pedro.
P.- ¿Y qué defiende Sánchez?
R.- Un giro a la izquierda y la democratización del partido. Las dos cosas que yo entiendo que nos pueden llevar a recuperar el electorado que hemos perdido, los 5 millones de votos que se han ido a Podemos. El PSOE ha perdido la mitad de su electorado, que se ha ido a la izquierda, a un proyecto muy democrático y participativo. Yo siempre he defendido la democracia directa, desde mis primeros artículos en prensa en 1992 a favor de las primarias. He estado en todos los movimientos prodemócratas internos.
P.- ¿Susana Díaz no defiende esa democratización del PSOE?
R.- Ella siempre ha sido más de democracia representativa y funcionamiento ordinario del aparato del partido. Yo he sido vicesecretario general de la agrupación local de Triana con ella de secretaria general. Yo la conozco bien y ella es muy del partido tradicional, como ha demostrado en la presentación de su candidatura. Es muy de partido de aparato, con todo muy controlado, muy de centralismo democrático. Los partidos en España todavía no han sufrido la transformación que les toca, como ha ocurrido en Francia hasta en la derecha, y seguimos usando el centralismo democrático: tú eliges a la cúpula democráticamente, y por tanto hay que cumplir todo lo que diga la cúpula. Es el principio básico del funcionamiento leninista, que en este país han asumido hasta los partidos de derechas.
P.- Resulta llamativa la discrepancia con sus secretarias generales.
R.- Yo defiendo la democratización del partido porque entiendo que es lo que le salva. Y en segundo lugar el giro a la izquierda. Ni por acción ni por omisión podemos permitir que gobierne la derecha. Ni por acción ni por omisión. Porque nosotros no estamos hechos para eso. Si se nos confunde con el centro-izquierda dividimos la izquierda en dos y no gobernamos nunca. Nosotros tenemos que ser socialdemócratas y al partido no lo puede controlar el social-liberalismo, como ocurre ahora. Dicen que no hay una disfunción ideológica en el PSOE, y sí que la hay, una muy fuerte. Se trata de quién controla el partido, si la socialdemocracia o el social-liberalismo.
P.- En estas primarias no se está hablando de esa cuestión ideológica.
R.- Claro, porque la elefanta ha parido un ratón. La Gestora nos ha tenido cuatro meses vendiéndonos que íbamos a hacer un documento. Primero decían que con una Conferencia previa, luego con un comité de expertos de muchísima gente, y al final han salido dos documentitos. Si quien tiene que parir la discusión sobre el modelo de partido y sobre su posición política no se quiere mojar, estamos obviando los debates fundamentales. Por otra parte, nadie pone encima de la mesa la necesidad de aclarar lo que sucedió el 1 de octubre.
P.- ¿Cómo se encuentra el PSOE andaluz, que se presenta como modelo de salvación?
R.- El PSOE-A gobierna, y eso es muy importante. Pero que gobierne no significa que vaya holgado. Lo mismo que hemos obtenido el peor resultado en las generales, también lo hemos tenido en las autonómicas. En las dos se han perdido 20 puntos de voto. Es decir, el partido en Andalucía ha sufrido un fuerte varapalo, pero como venía de un nivel tan alto, ha podido mantener el Gobierno. Ahora bien, ¿podrá mantenerlo la próxima vez? ¿Con quién? Yo creo que si suma votos con el PP, Ciudadanos siempre va a preferir pactar con el PP que con el PSOE. Por tanto, las posibilidades reales de Gobierno del PSOE pasan por ser de izquierdas y aliarse con la izquierda. Y, de hecho, en todas las comunidades autónomas y ciudades donde gobierna, salvo en Andalucía, el PSOE lo hace por el voto de la izquierda.
P.- Y el Gobierno socialista andaluz, ¿también está debilitado?
R.- La gestión de la Junta está generando problemas políticos de forma absurda, como el de la reforma sanitaria que no debió acometerse en la vida. O el lío que tenemos ahora con las guarderías. A mí no me gustan los gobiernos con tan poco perfil político. Cuando no hay políticos en los gobiernos, sino técnicos, éstos confunden su función real y se creen que son altísimos funcionarios. Y hacen cosas por lógica funcionarial que luego te crean un problema político bestial. Y no reparan en las consecuencias políticas de sus acciones. Eso complica más la situación de Susana Díaz. El valor político del Gobierno sólo descansa en el vicepresidente de la Junta. Susana no hace declaraciones políticas, hace declaraciones institucionales, y los consejeros sólo hacen declaraciones técnicas. Y encima al portavoz parlamentario lo tenemos en Madrid. Entonces te preguntas, ¿aquí hay alguien haciendo política o estamos gestionando como si esto fuera una comunidad de propietarios, que sólo se preocupa de que funcione el ascensor?
P.- Y en esa situación de debilidad del PSOE andaluz, ¿es compatible el cargo de presidenta de la Junta con el de secretaria general del partido?
R.- Eso no es posible. Se podría mantener formalmente haciendo algo parecido a lo que hicieron en Cataluña con lo del conseller en cap, pero de facto no se puede. Hay políticas que son nacionales y se contradicen con la dimensión autonómica. Los intereses no son coincidentes en todas las comunidades en determinadas cuestiones. Y hay que apostar por una opción política que beneficia un poco a algunas comunidades y perjudica un poco a otras. Por lógica política es imposible. Una persona que defiende los intereses de una tierra va a encontrar siempre crisis dialécticas –que dirían los comunistas- cuando tenga que defender otra a nivel nacional.
P.- ¿Cree que también pesa la posibilidad de perder el Gobierno andaluz en la decisión de Díaz de presentarse a las primarias?
R.- No, no lo creo. A Susana le encantaría ser secretaria general del partido. Susana es una mujer de aparato y a todo el mundo le gustaría llegar a lo máximo en lo suyo. Seguro que en su mente siempre ha estado intentar serlo. Además, es una mujer que se mueve mucho más a gusto en el ámbito del partido que en el de la gestión. Eso se le nota.
P.- En las redes sociales, usted advierte de que el PSOE puede cometer un suicidio político. ¿Por qué?
R.- El PSOE tiene un electorado que piensa que el partido tiene una posición ideológica y política. En un momento determinado, el partido hace cosas que no se corresponden con esa posición ideológica, como la reforma constitucional o la reforma del Estatuto de los Trabajadores, y la gente se queda sonada, tocada. En ese interin surge el 15-M. Y cuando la gente ve que no enmiendas, sino que perseveras poniendo a Rubalcaba, entonces dicen: hasta luego. Y si tú no los representas, cambian. Eso fue lo que pasó en Grecia. Si el Pasok no representaba a la izquierda, ahí estaba Syriza. La autodestrucción del PSOE es que el PSOE no se entere de que no puede seguir siendo lo que era. Siendo precisamente lo que Susana ha demostrado en su presentación. Quiere ser lo que era. Cien por cien PSOE. Mire usted, el cien por cien de lo que era es que nos quedamos sin partido. De hecho, yo creo que ahora mismo la ligera recuperación del PSOE en las encuestas, que le sitúa en los niveles de las últimas elecciones, se debe a que está en liza Pedro Sánchez. Si no lo estuviera, creo que el porcentaje no llegaba al 15%. La mera posibilidad de que vuelva Pedro otorga esa mejoría.
P.- ¿Y por qué conseguiría Pedro Sánchez esa mejoría?
R.- Cuando te obcecas, cometes errores. Y Pedro ha podido cometer errores políticos. Pero el mayor error lo cometieron los que dieron el golpe de comité el 1 de octubre. Cometieron un error tremendo. Lo hicieron un mártir. Y luego, Pedro se ha hecho un héroe a sí mismo, porque ha sido capaz de abandonar todos los privilegios políticos por mantener su palabra. Se ha ido al paro. Y hay un tercer elemento: la izquierda tiene un gen, que defiende al más débil. Por lo tanto, todo lo que han hecho ha sido reforzar la alternativa. Es una situación ideal para la renovación, con las bases frente al aparato. Si gana Pedro Sánchez, la renovación del partido va a ser completa: en las formas, en la concepción... todo lo que nos están pidiendo los votantes para volver a confiar en nosotros se va a producir.
P.- ¿No teme usted algún tipo de represalia por sus discrepancia?
R.- No, no creo que las haya. Y aunque las hubiera, yo afortunadamente me gano la vida como profesor en la Universidad. Las únicas represalias que se usan en los partidos malamente es dar o quitar trabajos a través de nombramientos y ceses. A mí no me puede cesar nadie.
P.- Ya se intentó enfrentar a Rubalcaba en unas primarias.
R.- Sí, estoy acostumbrado a desafiar al poder porque pienso que en una organización debe haber de todo. Y tiene que haber personas que lancen piedras a una parte del estanque que no ven los demás. Lo de Rubalcaba fue un gesto: demostrar que, mientras existan los avales, no puede llegar ningún outsider. De hecho, Pedro se coló como outsider porque alguien del aparato le dio los avales.
P.- Entiendo entonces que usted es partidario de reducir o eliminar los avales para las primarias.
R.- Sí, de eliminarlos. Si hubieran existido los avales, no habría existido Obama. Con avales, Obama no llega. Y poniendo aparato, como Hillary Clinton, han perdido. Traduzcan ustedes eso al PSOE. Las cosas cambian porque hay personas que piensan que pueden cambiar, aunque no lo tengan al alcance de su mano. Los avales cortan las posibilidades de que nazca lo nuevo. Si ahora mismo se considera outsider a una persona que ha sido secretario general del partido, imagínese a un militante cualquiera de base.
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