“¡Gloria al bravo pueblo venezolano que el yugo lanzó/la ley respetando...” Los compañeros de orquesta de Armando Cañizales, de 17 años, víctima de las protestas que vive Venezuela desde principios de abril, le despidieron entonando el himno nacional. Día tras día, la lista de muertos en las protestas va creciendo pero los ciudadanos siguen en las calles. El presidente Nicolás Maduro, cada vez más amenazado pero afianzado por la cúpula militar, va a desbaratar lo que queda del sistema democrático en el que puede ser su último pulso.
La muerte del joven violinista del Sistema Nacional de Orquestas de un tiro en la cabeza el 3 de mayo impresionó al director de orquesta Gustavo Dudamel hasta el punto de que abandonó su silencio de años para colocar un crespón negro en sus redes sociales y clamar al mundo: “Contra la violencia y la represión alzo mi voz”.
Era la víctima número 34. Una semana después fallecía de un disparo en el pecho Miguel Castillo, de 27 años, víctima mortal número 39. Son manifestantes la mayoría, pero también hay simpatizantes del gobierno, viandantes, y fuerzas de seguridad. Hay más de 700 heridos. Y la lista suma y sigue.
También el hijo del defensor del pueblo Yibram William Saab ha hecho un llamamiento reciente a su padre, Tarek William Saaba, conmovido por la muerte del joven Juan Pablo Pernalete. “Papá, reflexiona y haz lo que tienes que hacer”.
“La principal respuesta de Maduro ha sido la represión. Es difícil concluir que las protestas puedan llevar a un derrocamiento del régimen porque la lucha es absolutamente desigual: civiles contra las fuerzas armadas, milicias y bandas de pistoleros al servicio del gobierno”, explica Xavier Reyes Matheus, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
La lucha es absolutamente desigual: civiles contra las fuerzas armadas, milicias y bandas de pistoleros al servicio del gobierno"
Las organizaciones de defensa de los derechos humanos claman contra los abusos del régimen chavista y cada vez son más las instituciones internacionales, encabezadas por la OEA, con Luis Almagro en cabeza, que los denuncian.
La oposición ha reforzado esta semana su campaña para recabar apoyo internacional en América Latina, con el viaje del presidente de la Asamblea Nacional, el opositor Julio Borges, a Perú, donde se ha entrevistado con el presidente, Pedro Pablo Kuczynski. Desde la victoria en diciembre de 2015, la oposición cuenta con la mayoría en el legislativo pero el régimen impide continuamente su actividad.
Tamara Taraciuk, investigadora especializada en América Latina en Human Rights Watch, certifica que “las fuerzas de seguridad han cometido graves abusos contra manifestantes pacíficos, incluyendo uso excesivo la fuerza, disparos indiscriminados de gases lacrimógenos, dentro incluso de centros de salud”.
Cita la experta de HRW al Foro Penal venezolano, una red de abogados que defiende a los detenidos, que se ha arrestado a 1.900 personas y aún lo están 653. “Decenas de civiles están siendo procesados en tribunales militares, lo que va en contra de los principios básicos de los derechos humanos”, añade Taraciuk.
Decenas de civiles están siendo procesados en tribunales militares", certifica Human Rights Watch
Para el diplomático venezolano Fernando Gerbasi está claro que el régimen “ya no se fía de la Fiscalía General y por ello recurre a las cortes militares”. La fiscal general, Luisa Ortega Díaz, se manifestó contra la decisión del Supremo de derogar las funciones de la Asamblea Nacional, luego rectificada por Maduro, y ahora ha criticado claramente la represión en las calles. “No podemos exigir un comportamiento pacífico y legal de los ciudadanos si el Estado toma decisiones que no están de acuerdo con la ley”, ha declarado Ortega al Wall Street Journal.
Tal es la desesperación de muchos, sobre todo los jóvenes, que han recurrido en una de las protestas de esta semana a armarse con excrementos contra el presidente Maduro. Bautizaron su protesta como la Marcha de la Mierda y lanzaron bombas pupotov, con heces, contra las fuerzas de seguridad. Llevaban mensajes como “Renuncia, Maduro”, o “Elecciones, ya”.
Las protestas son diarias. Un día son las mujeres las protagonistas, otra los mayores, el lunes 15 se prevé un gigantesco trancazo, un atasco monumental en todo el país.
Pese a que cuatro de cada cinco venezolanos quieren que deje el poder, Maduro ha iniciado una huida hacia delante al anunciar la convocatoria de una Asamblea Constituyente, de la que formarían parte, según su versión, 500 miembros, la mitad “de la clase obrera” y la otra mitad “elegidos en las comunidades con voto directo”.
Sorprendió con esta iniciativa el Día del Trabajo. “¿La oposición quiere elecciones? Poder Constituyente. ¿Quiere paz? Poder Constituyente. ¿Quiere diálogo? Poder Constituyente”, clamó. Y días después en uno de sus delirios surrealistas pidió a unas vacas su respaldo. “¿Me van a acompañar en la Constituyente?”, les decía a los rumiantes.
Para Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, lo que hace Maduro es “matar y asesinar el legado de Hugo Chávez a Venezuela que era la Constitución”. Según el artículo 348 de la Constitución de 1999, el presidente puede iniciar la llamada por una Asamblea Constituyente. Pero el artículo 347 estipula que es el pueblo quien ha de convocarla y se deduce que sería en un referéndum, como se hizo en 1999. A eso no parece dispuesto Maduro.
El gobierno de Maduro convoca la Asamblea Constituyente como un medio para evitar elecciones que sabe que perderá"
“No hay ninguna duda de que el gobierno de Maduro convoca la Asamblea Constituyente como un medio para evitar unas elecciones que sabe que perderá. Está violando los derechos constitucionales del pueblo y la estructura que propone deja sin poder al pueblo en realidad durante los próximos años”, escribe David Smilde, autor del blog sobre Venezuela e investigador de WOLA (Advocacy for Human Rights in America).
Miguel Henrique Otero, editor de El Nacional, ve claro que Maduro está cada vez más radicalizado y más aislado. “Quiere perpetuarse en el poder. Así consolida su narcodictadura”, señala Otero, quien apunta que hay “parte del chavismo que no está de acuerdo con la Constituyente” y que también "hay ecos de disensión en el ejército". Diversas fuentes apuntan a que más de un centenar de militares han sido detenidos por negarse a participar en la represión.
“Hay un profundo descontento”, aseguraba a los medios venezolanos el opositor Henrique Capriles. Coincide con esta visión la esposa del disidente encarcelado Lilian Tintori, en declaraciones a El Independiente: “Muchos militares se oponen a lo que propone Maduro que supone quitarnos el voto popular. Venezuela se convertirá en una dictadura para siempre. Los militares no quieren eso. Sus familias también padecen carencias. Esto tiene que cambiar”.
Tintori pudo ver el domingo 7 de mayo a su marido en la cárcel de Ramo Verde después de pasar 35 días sin tener noticias. “No sabía nada de lo que está pasando en las calles de Venezuela. No le dejan hablar con nadie. Castigan al militar que hable con él. Le he contado cómo estamos luchando contra la dictadura”.
Muchos militares se oponen a lo que propone Maduro que supone quitarnos el voto popular", dice Lilian Tintori
Desde Human Rights Watch, Tamara Taraciuk destaca que “el caso de López es emblemático porque en su expediente judicial no hay ninguna evidencia para condenarlo, pero recuerda que estos abusos no se limitan a López”. Según el Foro Penal Venezolano, hay más de 180 presos políticos en el país.
El ministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, Vladimir Padrino López, ha cerrado filas con Maduro y ha declarado que la convocatoria de la Asamblea Constituyente es “una clara demostración de voluntad democrática”. Sería en los rangos inferiores donde crece el descontento.
Los militares tienen la llave de cualquier salida a la crisis en Venezuela. “Lo más lógico sería que renunciara Maduro y que se estableciera un gobierno de unidad nacional con chavistas moderados y opositores, que empiece a enderezar la situación económica y la crisis humanitaria. Los militares tendrían que dar el visto bueno y garantizar el proceso. Dos razones explican por qué apuntalan a Maduro: la cúpula está implicada en la corrupción y violaciones de derechos humanos; y a eso se suma que el sistema de control es férreo y cualquier disidencia se castiga”, señala Fernando Gerbasi.
Entre las acusaciones de corrupción a las que hace frente Maduro ahora se suma su conexión al caso Odebrecht, la constructora brasileña que logró contratos millonarios en América Latina gracias a sus vínculos con el poder. Una pareja de publicistas brasileños aseguran que Maduro, entonces hombre de confianza de Chávez, pagó 11 millones de dólares en negro para la campaña de reelección de 2012. Las implicaciones de Maduro y sus acólitos en negocios turbios hace que se aferren al poder aún con más fuerza.
Sobre la salida a esta crisis cada vez más endiablada, la investigadora del CIDOB Anna Ayuso señala que “lo mejor sería que dentro del chavismo surgiera una escisión que debilitara a Maduro y que accediera a convocar elecciones, y que la oposición cediera ante estos moderados respetando sus líneas rojas”. Sin embargo, lo que parece que Maduro busca es que haya “tantos muertos que a la gente le dé miedo salir a la calle, o bien que le sirva para aplicar el estado de excepción”.
Lo que está pasando puede ser el inicio de una gran confrontación armada entre venezolanos", señala Rodríguez Torres, ex jefe del espionaje
Entre quienes piden moderación a ambas partes está el ex jefe del espionaje Miguel Rodríguez Torres, quien fue ministro del Interior y combatió las protestas de 2014, para luego ser destituido por Maduro. “Lo que está pasando puede ser el inicio de una gran confrontación armada entre venezolanos. Nadie quiere eso”, señalaba en una entrevista a Reuters. Para el vicepresidente Tareck El Aissami, la vía que pretende abrir Rodríguez Torres, es una vía muerta. “No hay puentes con el fascismo”.
Esta deriva se acentúa debido a la deteriorada situación económica con una inflación que supera este año el 720%, según el FMI, una caída del PIB del 18% en 2016, y que, por ejemplo, hace que la compañía estatal suspenda sus vuelos Caracas-Madrid por no pagar el alquiler del Boeing 747 que hacía la ruta. "El país está paralizado porque el gobierno se dedica a la represión, no a gestionar. Si seguimos así, a final de año habrá una hambruna como en algunos países de África", señala Miguel H. Otero.
La situación humanitaria no tiene precedentes. Un estudio de Cáritas realizado con 800 niños menores de cinco años en Yare y otras tres comunidades del sur del país reveló que el 11% padecía desnutrición aguda grave. Uno de cada cinco niños en otras cuatro comunidades sufrían malnutrición crónica. Según los estándares de la Organización Mundial de la Salud, el gobierno podría pedir ayuda extraordinaria, pero se resiste a hacerlo.
Los datos del propio Ministerio de Salud confirman que la mortalidad infantil ha aumentado un 30% en 2016. Después de dos años de silencio, esta semana se hacía público el Boletín Epidemiológico, en el que también se constata el incremento del 65% de la mortalidad materna y la reaparición de la difteria. Revelar esta información le ha costado el cargo a la ministra de Salud, Antonieta Caporale, destituida el jueves por Maduro.
Maduro destituye a la ministra de Salud por revelar que la mortalidad infantil ha aumentado un 30% en 2016
Según Reyes Matheus, “el gran peligro es que, en un escenario de descomposición del Estado (que es lo que se vive en Venezuela) se produzca una anarquía incontrolable y el país se convierta en una tierra sin ley, con muertos y saqueos indiscriminados que nadie sepa ni quiera atribuir”.
Queda cada vez menos espacio para la esperanza, menos confianza en el futuro y menos luz en el horizonte. A pie de escuela Luisa Pernalete, maestra desde 1974 en centros venezolanos de Fe y Alegría, se rebela contra las muertes violentas de jóvenes en un artículo titulado La juventud no puede ser el final. “Me gustaría estar en las cabezas de los que dan las instrucciones a los uniformados: ‘Si ve un joven, tire a matar. ¿Es así?... Y también hablo de las muertes lentas, de la falta de horizontes, eso también es criminal”. Esta educadora por la paz, de una valentía consciente y reveladora, pide “convencer a los responsables de parar esta guerra asimétrica de tanques contra piedras”.
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