Pedro Sánchez cuenta chistes sobre las primarias. Y tienen gracia. Llega al aeropuerto de Jerez el viernes a las 17 horas animado. Aparte de su delgadez, muestra pocos rastros de cansancio tras una carrera muy larga y llena de momentos de desazón que comenzó el 1 de octubre, cuando dimitió como secretario general con la promesa de volver. El penúltimo día de campaña se monta en el coche rumbo a Sevilla. Un concejal de Dos Hermanas le recoge en un Golf gris sin lavar, que muestra a las claras el carácter artesanal de su candidatura. Botellitas de agua, bocadillos y adelante.
En conversación con El Independiente, que le acompaña en el trayecto, el candidato recuerda las dificultades que sufría para visitar Andalucía en su etapa al frente del partido. “Susana no me ha invitado nunca”, reconoce cuando pasa por delante del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta, poco antes de recoger a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para protagonizar un mitin juntos bajo el puente de Triana.
A 1.300 metros, 2.000 personas esperan bajo un sol sofocante a su gran adversaria, la presidenta andaluza, que ha contraprogramado el acto con otro más multitudinario. Al pasar por delante, Sánchez vuelve a bromear, hasta que la visión del Guadalquivir le recuerda otras aguas. “El río de la vida, en Dos Hermanas”, donde todo volvió a empezar el 28 de enero, cuando anunció su candidatura. “Se llama así por los donantes de órganos”, rememora. Ese día cometió el “mayor acierto” de los últimos meses, según confiesa: “Haber regresado y haber dicho sí a los compañeros que me lo pedían”.
Cuando reflexiona sobre el concepto y el ejercicio del liderazgo, Sánchez cita a Felipe González. Se sabe de memoria párrafos de su libro En busca de respuestas y se recrea en conceptos como la rebeldía. Defiende que un líder “se hace cargo de los sentimientos de la gente, como dice Felipe”, “bajándose del púlpito” y “cambiando lo que está mal”. Es decir, “haciendo lo que es más arriesgado y criticable”. “Renunciar a todo para volver a recuperarlo todo. Ese desapego define el liderazgo”, explica. Y obvia la participación del ex presidente del Gobierno en la operación para defenestrarle. No muestra ningún rencor, más bien indiferencia.
“La lección más personal y más importante que he vivido es la fraternidad, la empatía que me han mostrado los afiliados, que se han sentido reconocidos en lo que yo he sufrido y han sufrido conmigo, y que están ilusionados como yo lo estoy por recuperar el PSOE. Los actos desde Valencia, Asturias, Dos Hermanas.... hasta el de hoy en Sevilla es un patrimonio que trasciende lo político y me emociona en lo personal”, explica serio. “Cuando Susana habla del discurso del rencor, sólo le recomendaría que viese uno de nuestros actos. Están llenos de emoción, de ilusión y de orgullo por recuperar el PSOE”, asegura. E insiste en que conseguirá “reconstruir la unidad del PSOE”, una de sus prioridades.
Pregunta.- Hay gente que vaticina su victoria por ser el candiato outsider. ¿Cómo se puede ser un outsider después de haber sido secretario general?
Respuesta.- Creo que hay cierto sentimiento patrimonialista de la organización por parte de algunos dirigentes de ayer y de hoy, que no han entendido la envergadura del cambio en el que está el PSOE.
P.- ¿Pero por qué no le consideran un igual, ‘uno de los nuestros’?
R.- Probablemente tenga una trayectoria política distinta a lo que pueda ser la carrera política habitual, en este caso la de Susana, por ejemplo. Fui secretario general de las Juventudes de mi barrio, pero luego me fui al extranjero, a trabajar fuera. Luego volví, he trabajado como autónomo, fui concejal del Ayuntamiento de Madrid y luego diputado. Son trayectorias políticas y vitales distintas. Y con una cultura política diferente. Yo considero que el PSOE es una organización abierta, que tiene que incorporar a los mejores, de dentro y de fuera. Es curioso que critiquen que a nuestros mítines vengan personas que no son militantes, a mí me parece una buena noticia. Estamos generando esperanza.
P.- ¿Usted no es cien por cien PSOE?
R.- Me parece que el cien por cien PSOE es un lema excluyente. Y creo que los socialistas nos jugamos mucho más que quién es el secretario general el próximo domingo. Nos jugamos el futuro de la izquierda de este país y si lo va a liderar la socialdemocracia, el PSOE. A partir de ahí, cuando se habla de cultura de partido, para mí es renunciar al acta para no contravenir el mandato de un órgano del partido. Para mí, cultura de partido es mantener la palabra dada al votante. Mi cultura de partido no es que dimita la mitad de la Ejecutiva para echar al secretario general. Somos dos modelos distintos, que no son antagónicos, que pueden convivir dentro del partido, pero que son diferentes Nuestro modelo es en términos históricos el mismo que propuso Felipe en el 84 o, en menor medida, José Luis en el 2000. Para mí, el PSOE de siempre es el que nunca renunció a ser el cambio, no este continuismo que nos lleva a languidecer y a ser tercera fuerza política.
P.- ¿Es usted un "bluf", como dice José Bono, un "chaval que no vale" pero que les valió en un momento dado?
R.- Yo soy un político libre, soy un político autónomo, que no debo nada a ninguno de estos poderes. A quien debo todo es a la militancia y a los votantes del PSOE y a ellos voy a continuar debiéndome.
P.- ¿Es usted una roca, como dicen? ¿Cómo ha soportado tantas deslealtades?
R.- No lo soy, ha sido todo muy duro. Pero son etapas de crecimiento personal y político, de maduración, y creo que la clave es no desistir, es persistir, porque creo que la causa merece la pena. Me presento precisamente porque creo que si el PSOE no se reconstruye, no renace, difícilmente la izquierda va a poder gobernar en este país en décadas.
Si pierdo, el partido estará condenado a ser tercera fuerza política
P.- ¿Y qué es lo peor que le puede pasar al PSOE si usted pierde? ¿Teme una involución interna?
R.- El partido estará condenado a ser tercera fuerza política. Y una cosa lleva a la otra. Muchos progresistas no se sentirán identificados con el PSOE que duda de las primarias; con el PSOE que cuestiona las consultas a los militantes; con el PSOE que ve compatible la Secretaría General con la Presidencia de una comunidad…
P.- ¿Cree que se iría mucha gente del partido?
R.- Yo lo que puedo decir es lo que haré yo. Yo me quedaré en el PSOE si pierdo.
P.- ¿Si pierde habrá merecido la pena?
R.- Sin duda. Pero como vamos a ganar merecerá la pena doblemente.
P.- Disculpe que insista. Pero el hecho de que todo el establishment apoye la candidatura de Susana Díaz, ¿significa que está con ella o más bien que está contra usted?
R.- Yo creo que están en defensa de un status quo que ya representa al pasado, y no el presente y el futuro del partido. Es ley de vida que lo que fue cambio hoy se resista a cambiar. Pero si no damos un paso al frente y no evolucionamos, no formaremos parte del corazón y del voto de millones de progresistas y seremos una reliquia.
P.- Usted bromea con que tiene un máster en nueva política. ¿Su proyecto es el mejor para frenar a Podemos? Porque Susana Díaz presume de haberlo conseguido en Andalucía.
R.- Bueno, Susana utiliza una regla de tres cuestionable. Y siempre lo hace en primera persona del singular. Defiende: "Yo gano en Andalucía, por tanto gano en España". Pero no es la primera que gana en Andalucía y espero que no sea la última. Por esa regla de tres tenían que haber sido candidatos nacionales Manolo Chaves o Pepe Griñán, que tenían resultados mucho mejores que ella. España es muy plural y hay que entenderla en su diversidad. Lo que yo defiendo es que nuestro proyecto es el que ofrece más garantías para recuperar la confianza de los votantes progresistas que se han ido a Podemos o que se han pasado a la abstención, que son muchos.
P.- Sí, pero usted promete recuperar el liderazgo de la izquierda. ¿Es porque conoce mejor a los nuevos partidos?
R.- No sólo por eso. Es cierto que liderar el partido en estos dos años y medio de cambio político radical y conocer a los nuevos interlocutores me da esa experiencia. Pero también creo que haber mantenido el no a Mariano Rajoy, y haber defendido la exigencia de una alternativa a Rajoy que era posible -como estamos viendo estos días con mayorías parlamentarias sin el apoyo del PSOE que permiten sacar adelante los presupuestos, el decreto de la estiba, etc…- demuestran que hoy tengo una credibilidad que el PSOE no tuvo durante estos años hasta que sucedió lo que sucedió el 1 de octubre. Es decir, la credibilidad que perdimos durante estos tres años, después del 1 de octubre y de la posición que mantuve en términos políticos y en términos personales con mi renuncia, es una oportunidad para hacer renacer al PSOE y volver a ser una fuerza en condiciones de competir con el PP.
P.- ¿Qué quiere decir cuando asegura que la abstención los cambió a todos?
R.- Lo mismo. Había muchos ciudadanos que veían que el PSOE decía una cosa y hacía otra, y de repente han visto que hay una candidatura y compañeros que defendemos que tenemos que estar enfrente del PP, que somos la alternativa, y otros, en este caso Susana, que han demostrado características muy semejantes a lo que los votantes progresistas identifican con la vieja política, que es decir una cosa y hacer la contraria. Porque hay que recordar que Susana Díaz, después de las elecciones del 26-J, dijo que no sólo en interés del PSOE, sino también de Andalucía, había que mantener el no a Rajoy.
P.- Entonces quiere decir que la abstención los ha retratado.
R.- Bueno, sí. Nos ha cambiado porque ha desvelado la realidad de lo que defendíamos cada uno. Como bien dijo el presidente de la Gestora: sabíamos lo que debíamos hacer pero no queríamos perder el congreso. Y no será porque no les di oportunidades de expresarse en el Comité Federal, que celebrábamos uno al mes.
P.- ¿Cree que el PSOE está secuestrado?
R.- No, yo creo que es un partido a la deriva.
Llevamos nueve meses conduciendo en sentido contrario a los intereses y al sentimiento de nuestros electores
P.- ¿Por qué?
R.- Por la abstención. Dicen que Pedro Sánchez cambia, cuando aquí el volantazo se dio el de 1 de octubre. El problema es que llevamos nueve meses conduciendo en sentido contrario a los intereses y al sentimiento de nuestros electores. Y lo estamos viendo en las encuestas. Me llama la atención que el portavoz parlamentario del PSOE-A, que es el portavoz de la Gestora, Mario Jiménez, hable de unas virtudes de una encuesta, la última del CIS, que nos sitúa por debajo del 20%.
P.- ¿Cuál ha sido su mayor error?
R.- No haber logrado el Gobierno, la investidura. No conseguimos un acuerdo y bien que lo lamento.
P.- ¿Se atreve a vaticinar un porcentaje de voto el domingo en Andalucía?
R.- No, pero vamos a tener más votos que avales en Andalucía y Susana menos.
P.- ¿Y en España?
R.- Dependerá del porcentaje de votación. Yo creo que será alto, entre el 70 y el 75%, y las posibilidades de crecimiento nuestras respecto a los avales es mayor que las de Susana. Creo que Susana se está encomendando ahora al tercero en discordia, que es Patxi. Creo que ella espera que Patxi divida el voto del proyecto que yo defiendo. Por eso el voto útil aquí sólo es el nuestro.
P.- ¿A Susana Díaz se le pasó el tren, el AVE a Madrid?
R.- Yo creo que éste no era su tren.
P.- ¿Mantiene la oferta que le hizo en su día: yo en Moncloa y tú en San Telmo?
R.- Se la ofreceré de nuevo el 22 de mayo. Espero que con más éxito (risas).
Susana espera que Patxi divida el voto del proyecto que yo defiendo. Por eso el voto útil aquí sólo es el nuestro
Sánchez llega a Sevilla de buen humor y listo para el encuentro con sus apoyos más cercanos. El alcalde de Dos Hermanas, el de Chiclana, los diputados del no a Rajoy, Adriana Lastra, Alfonso Gómez de Celis… “Es una de las cosas más enriquecedoras de esta campaña. Antes hacía las visitas acompañado del secretario general autonómico de turno, iba a un buen hotel, en el coche del partido… Ahora me acompañan militantes de base que pertenecen a las plataformas, que pagan a escote los actos y que de repente, en vez de poner pantallas y luces led, ponemos palés que pintamos nosotros mismos. Me estoy divirtiendo porque esta campaña es mucho más auténtica”, explica.
Con todos ellos, entre abrazos y risas, va al encuentro de su invitada de honor, Anne Hidalgo, alcaldesa de París de origen gaditano, a la que, ya en el atril, agradece “la ilusión y el coraje” que demuestra. “La esperanza de la socialdemocracia está depositada en mujeres como tú”, le advierte.
A poco más de un kilómetro, Susana Díaz se rodea de su familia política. “Uno tiene que saber valorar lo que tiene en casa para que la gente te respete. Y vosotros sabéis que yo me siento orgullosa de mis padres, que están aquí. Y me siento orgullosa de mis padres en mi casa, que me lo han dado todo y lo que no tenían también me lo daban para llegar hasta aquí. Imaginaros si también me tengo que sentir orgullosa de los padres del socialismo moderno en este país”, asegura para reconocer a Alfonso Guerra, presente en su mitin.
Nadie lo sabe, pero los padres de Sánchez también acuden a muchos actos de forma discreta
Nadie lo sabe, pero los padres de Pedro Sánchez también han acudido a su acto. Asisten a muchos de forma discreta. Esa noche van a celebrar el fin de la campaña con la familia andaluza de Anne Hidalgo en una cena conjunta. El domingo también almorzará con ellos en Madrid -“es el cumpleaños de mi madre”- antes de votar en Pozuelo y acudir a Ferraz por la tarde para seguir el recuento de los votos. Durante el mitin, uno de sus hombres de confianza, Gómez de Celis, relató que el peor día de la vida de Pedro Sánchez fue el siguiente a dimitir, cuando se lo explicó a sus hijas. “Les llamaba la atención que pasara tanto tiempo en casa”, reconoce con pudor. Aunque ahora está parado, el candidato ya no para. Al menos hasta mañana, cuando los 187.949 militantes del PSOE decidirán si vuelve a casa o si sigue on the road.
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