Sin ganar, Podemos ha evitado el golpe. El partido de Pablo Iglesias ha salido vivo de la moción de censura contra Mariano Rajoy jugando un papel de oposición pero lejos de presentarse como una alternativa de Gobierno. El líder de Podemos estuvo en el frente y en la retaguardia: además de censurar al PP, Iglesias tuvo que defender su moción de censura ante los partidos minoritarios de oposición y lidiar con el fantasma de la investidura fallida de Pedro Sánchez.
Su objetivo principal como candidato a la Presidencia, el de presentar una alternativa de país, quedó en gran medida sepultado por el propio Mariano Rajoy, que intervino en diferentes ocasiones, y por las acusaciones del resto de partidos de que hace un año, en las negociaciones con Sánchez, pudo haber evitado un Gobierno del PP.
Pese a todo, Podemos consiguió liderar la oposición y desplazar al PSOE a un segundo plano, además de conseguir uno de los objetivos que perseguía: representar la "esperanza frente al miedo" para capitalizar el descontento. "Gracias por ser la demostración palpable de que la esperanza puede derrotar al miedo. Lo que venimos a plantear aquí es que España no puede permitirse más que las instituciones estén copadas de corruptos", le advirtió Iglesias al presidente de Gobierno.
La moción de censura se votará este miércoles con una previsible falta de apoyos, donde sólo cuentan con los votos de Compromís, ERC y EH Bildu, además de las abstenciones de PSOE, PNV y PdeCat. Podemos apostó por representar una alternativa sólida para amortiguar el fracaso parlamentario, e Iglesias sacó a relucir su perfil más institucional.
Irene Montero fue una de las sorpresas de la sesión, con una contundente intervención
Irene Montero fue la encargada en primer lugar de hacer de oposición de Gobierno en primer lugar con un duro discurso contra el PP y un repaso por todos los casos de corrupción que han salpicado al partido. Montero fue la ganadora moral del debate. En su primera gran intervención desde que fue nombrada portavoz parlamentaria, consiguió aunar el rigor y la seriedad de la hemeroteca con la crítica vehemente. Montero recibió el elogio sin fisuras de todos los dirigentes de Podemos, que sí reconocían la duración excesiva de su intervención -de dos horas y diez minutos-.
La réplica del presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, llegó por sorpresa y arrebató parte del protagonismo a Podemos. Hasta tres veces subió a la tribuna el presidente para responder a Montero con el objetivo de copar la última palabra antes de Pablo Iglesias. Y lo consiguió. La intervención de Iglesias, que en un primer momento iba destinada a presentar el programa de la moción, se desvirtuó en sus primeros compases, y el líder de Podemos dedicó la primera media hora a continuar la labor de oposición que había iniciado Montero, con reproches al Gobierno y alusiones directas al PP.
Iglesias hizo un repaso sobre la historia de España desde la tribuna del Congreso, destacando su faceta de profesor universitario. Lo hizo en un tono sereno y presidenciable, para proyectar la imagen de un nuevo Pablo Iglesias capaz de gobernar un país. Los diputados de Unidos Podemos destacaban esta "serenidad" como un punto a favor de Iglesias, al que arroparon durante toda la sesión.
Los dirigentes morados siguieron las instrucciones e intentaron mantener la calma en la primera jornada, donde evitaron responder desde su bancada a las acusaciones o “provocaciones” de otros partidos, tal como la dirección del grupo les pidió el día anterior. Con indumentaria de colores claros para transmitir tranquilidad y con una actitud seria y disciplinada, el partido morado consiguió esquivar las acusaciones del PP, que lleva días refiriéndose al “circo” de la moción.
Iglesias pidió a PdeCat y a PNV que cambiaran su abstención por un 'sí'
La pausa del mediodía se hizo hacia las cinco de la tarde, después de la batalla de réplicas y contrarréplicas de Iglesias y Rajoy. Fue en la segunda parte cuando Iglesias sacó sus mejores armas. Más relajado y sin guión, salió a la tribuna para responder a los partidos minoritarios con mejores intervenciones que en las primeras horas, donde el repaso histórico y las medidas deslucieron su discurso. En esas contrarréplicas, pidió a los diputados de PdeCat y del PNV que cambiaran su abstención por un 'sí', en un último intento por sumar apoyos a su causa.
Los dirigentes de Podemos mostraban su satisfacción por la primera jornada del debate, de más de doce horas, y desde el partido reconocían el doble objetivo de la moción: presentar una alternativa y "dar esperanzas a la gente". La esperanza y las referencias al sentimiento patriótico fueron dos ejes del discurso de Iglesias, que tuvo una intervención de cerca de tres horas minada de referencias a "España". Si consiguieron trasladar este mensaje, no tuvieron tal éxito en las propuestas presentadas por el líder de Podemos. Iglesias enumeró varias baterías de propuestas y las utilizó como arma arrojadiza contra el PP, en lugar de hacer valer las propias medidas.
El recuerdo de la moción fallida de Pedro Sánchez tampoco favoreció la credibilidad del líder de Podemos, que en al menos tres ocasiones trató de justificar aquella decisión: "El tiempo nos ha dado la razón", repitió en dos momentos del debate, apelando al programa "neoliberal" que a su juicio pactó el PSOE con Ciudadanos. Todo apunta a que Iglesias tendrá que reiterar el mismo argumento este miércoles, donde intervendrán por primera vez los portavoces de Ciudadanos y PSOE para replicar al proyecto de Iglesias.
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