Oñati tiene sabor señorial y gloria de tiempo pretérito. Sus calles rezuman historia, siglos de poder y sabiduría. El poder de los señores de la guerra que rememoran sus escudos señoriales se entremezcla con la fuerza de la Iglesia y los Jesuitas con sus imponentes templos. Cuna del saber, este rincón de la Guipúzcoa profunda albergó la primera universidad de Euskadi en 1543. Hay quien la llama la Santilla del Mar vasca y cada año acuden miles de visitantes para recorrer sus calles empedradas.
Hoy poco queda de aquella villa poderosa que fue Condado y llegó a tener capacidad de cobrar sus impuestos, disponer de tropas y ejercer una justicia propia. Este pequeño municipio de apenas 11.500 habitantes hace tiempo que libra otra batalla, que identifica otros enemigos y que se organiza con tropas bien distintas. Hace años que el poder lo ejerce la izquierda abertzale, que gobernó con mayoría absoluta la pasada legislatura y la reeditó la actual, y que ha marcado como adversario a la casa cuartel de la Guardia Civil de la localidad.
No hablar euskera en Oñati te delata. Incluso caminar despistado contemplando sus magnos edificios del siglo XV y XVI, “es de fuera”. En algunos casos marca y no ser capaz de ocultar el acento ‘extranjero’ puede llegar a ser motivo de señalamiento incómodo. El fortín de la Guardia Civil de Oñati se encuentra a las afueras del municipio. Otro edificio imponente que se levanta protegido entre frondosos árboles, junto a la antigua estación y alejado de la frialdad de otros recintos del Cuerpo. Parecería un caserío más si no fuera por la bandera de la entrada -la española-, las torres repletas de cámaras y los Patrol verdes estacionados en su interior. En él trabajan alrededor de 40 agentes y residen apenas una decena de familias, todos sumidos en una vida de discreción.
El entorno de la izquierda abertzale, que ejerce el control sociológico en el pueblo, volverá a tocar a corneta y no le faltarán voluntarios para la fiesta-acoso organizada
Este sábado el baserri, el caserío de la Guardia Civil volverá a ser el singular frente de batalla de las nuevas ‘tropas’ de Oñati que regresan cada año. El entorno de la izquierda abertzale que ejerce el control sociológico en el pueblo volverá a tocar a corneta y no le faltarán voluntarios para apuntarse a la fiesta-acoso organizada. Como todos los meses de junio de los últimos años hoy toca exigir que se vayan, que abandonen Oñati y que se lleven sus uniformes.
"Aquí la tensión se vive todo el año"
Será por la tarde, casi a última hora, y tras una jornada repleta de actos que inundarán de un sentimiento de rechazo hacia la Guardia Civil en el municipio. Hoy es el ‘Fan Hemendik’: conciertos, comida popular, bingo y manifestación antes de rodear el cuartel. Este año la proclama pasa por exigir el desarme igual del que completó ETA en bayona, según sus promotores.
Lograr que los agentes hablen es casi un imposible. El temor pide prudencia y el miedo a represalias externas -e incluso internas, dentro del Cuerpo- se imponen. “Algunos de los agentes destinados allí llevan muchísimos años en Oñati. Se han acostumbrado a la indiferencia y a esa forma de mirarte que tienen algunos”, asegura un miembro de la Asociación ASIGC Profesional destinado en Guipúzcoa y que frecuenta periódicamente el cuartel de la localidad. También él pide anonimato. “Allí la tensión se vive todo el año, está en el ambiente. Desde el momento que ven que eres de fuera se percibe, no sólo contra la Guardia Civil sino contra todos”.
Todo esto se podría frenar si quien puede poner cartas en el asunto, la Administración central, les diera un espaldarazo o prohibiese lo que debe ser prohibido”
En ediciones anteriores el ‘Fan Hemendik’ concluyó con cadenas humanas rodeando el cuartel. Incluso con altercados que terminaron con el lanzamiento de botes de humo dentro de las instalaciones. Desde distintos colectivos de la Guardia Civil han denunciado la soledad con la que los agentes destinados en Oñati se deben enfrentar cada año a esta jornada de hostigamiento. “Todo esto se podría frenar si quien puede poner cartas en el asunto, la Adminitración central, les diera un espaldarazo o prohibiese lo que debe ser prohibido”. Por si acaso, un dispositivo de la Ertzaintza vigilará hoy los actos. La manifestación está autorizada y por tanto se celebrará. El operativo previsto por la comisaría de Bergara será la única protección. “Mucha normalización y mucha historia pero a la hora de dar la cara no la da nadie, los únicos que se han movilizado en nuestro apoyo han sido los de Covite”, apunta en referencia a la Asociación de Víctimas del País Vasco.
Ser guardia civil en Euskadi nunca fue sencillo. Menos aún en pueblos pequeños como Oñate. “Nadie quiere ir allí. Si no fuera por el plus de peligrosidad que se cobra y los puntos que se acumulan por tres años de destino allí y que dan preferencia para elegir destino, no iría nadie”, asegura José Cobo, portavoz de la Asociación Española de Guardias Civiles.
José lamenta que el final de ETA no haya traído apenas cambios para la vida de los agentes destinados en Euskadi: “Siguen los mismos problemas, en algunos lugares continúan sin servirte un café por ser guardia civil o sin atenderte en el supermercado. No existe apenas relación con el pueblo y la gente no habla contigo por el temor que tienen a quedar marcados por los independentistas y arriesgarte a que te califiquen como ‘colaboracionista’ o algo parecido”.
2.300 agentes destinados en Eukadi
Actualmente, en el País Vasco el dispositivo de agentes ronda los 2.300. Porcentualmente sigue siendo el más elevado del Estado, pese a que se ha ido reduciendo de modo importante. Sólo desde 2011 el País Vasco cuenta con un 23% menos de guardias civiles. Navarra es la segunda en el ránking 1.533 agentes y una reducción del 14% en los últimos cinco años. Un despliegue que por el momento no está previsto reconsiderar según recordó esta semana el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, durante su primera visita oficial a Euskadi, “no veo razones para ello”, dijo para rechazar las peticiones de “repliegue” hechas no sólo desde la izquierda abertzale sino incluso desde el PNV.
Se equivocan, nosotros no somos el enemigo, estamos aquí para defender los derechos incluso de las personas que nos desprecian"
La mayoría de los agentes que hoy sufrirán el escrache a las puertas del cuartel, similar al que hace unos meses padecieron en Alsasua sus compañeros o los que se programan a lo largo del año en otros centros, viven solos. El porcentaje de guardias civiles que se trasladan junto a sus familias al País Vasco sigue siendo reducido. “No decimos que somos guardias civiles, ¡cómo lo vas a decir! Además la vida aquí la haces habitualmente lejos del cuartel en otro pueblo donde no te conozcan”, apunta el portavoz de la ASIGC.
Pese a todo reconoce que la situación algo sí ha mejorado. Recuerda cómo era la vida tiempos atrás. Apunta que alguno de los agentes que hoy sufrirá el ‘Fan Hemendik’ será complicado que se amedrente. Lleva casi cuatro décadas destinado en Euskadi: “Entré cuando no se podía vestir de paisano y debías ir por la calle siempre con el uniforme, imagínate”.
Este agente, que viste de paisano, puntualiza que pese a que sí existen colectivos que insultan y hostigan a la Guardia Civil, “ni mucho menos son todos, diría que son una minoría”, “además siempre lo hacen en grupo. Son una ‘panda de festeros’ que deben estar respaldados por el grupo para actuar. Eso ocurría antes y sucede ahora”. Insiste en que los jóvenes que hoy se movilizarán en el ‘Fan Hemendik’ se equivocan, “nosotros no somos el enemigo, estamos aquí para defender los derechos incluso de las personas que nos desprecian, los agentes de Oñati seguirán defendiendo sus derechos y estando allí”.
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