La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes ha rescatado a quien fuera delegado del Gobierno en el País Vasco y azote del nacionalismo vasco durante años, Carlos Urquijo. El nuevo clima de entendimiento entre el PP y el PNV precipitó el relevo de Urquijo, cesado por el Gobierno de Rajoy, contra quien los nacionalistas habían arremetido duramente durante los dos periodos en los que ocupó la representación del Estado en el Euskadi (2004 y entre 2012 y 2016). Hasta hace apenas unas semanas fuentes del PP reconocían que Urquijo se encontraba en el paro y sin un destino claro, pese a que en el acto de relevó llevado a cabo en enero de este año y en el que Javier de Andrés tomó el testigo de la Delegación, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría aseguró que contaría con Urquijo en el futuro.
Hace un mes la Comunidad de Madrid lo ha incorporado como gerente en la Fundación para el Conocimiento Madrid+d. De este modo Urquijo se estrena en un ámbito desconocido hasta ahora para él después de haber ejercido funciones de representación política en los últimos años en el País Vasco, tanto como concejal en Llodio, su localidad natal, como en el Parlamento Vasco y finalmente como delegado del Gobierno. La citada fundación tiene por objeto potenciar el impulso de la ciencia, la tecnología y la innovacón como elemento de competitividad y bienestar de la sociedad madrileña. Recientemente Madrid+d ha sido designada para garantizar la calidad de la educación superior al asignarle la acreditación de los títulos y el profesorado.
El PP vasco se había desligado de la situación personal de quien durante años representó a sus dos últimos Gobiernos en Euskadi en un clima de gran hostilidad hacia su labor. El nacionalismo y la izquierda abertzale lo convirtieron en el foco de sus críticas tras el impulso que dio a iniciativas ante los tribunales de justicia en defensa de los símbolos del Estado y de respeto de la Constitución. Su perseverancia en la defensa de la bandera española le llevó a denunciar a cientos de consistorios vascos que se negaban a izar la enseña en los consistorios, venciendo en todos los casos y obligando a cumplir la ley. Junto a ello, Urquijo se caracterizó por la defensa de las víctimas del terrorismo y por denunciar lo que consideraba abusos del nacionalismo.
Nueva etapa
Urquijo, de 53 años, inicia así una nueva etapa alejado de Euskadi y de la política vasca. Desde que a comienzos de año fue relevado como delegado del Gobierno ha mantenido una posición discreta su declaraciones ni exposición pública. Fuentes cercanas al hoy gerente de la Fundación Madrid+d aseguran que desea iniciar un nuevo periodo profesional desvinculado de la política vasca y lejos de la sobreexposición a la que estuvo sometido, en especial los últimos meses de su mandato.
Con 23 años inició su andadura política como concejal de su pueblo, en Llodio. Diez años después dio el salto al Parlamento Vasco donde ocupó un escaño durante una década, hasta 2004. Ese año el dio el salto a la Delegación de Gobierno con José María Aznar, si bien se trató de un paso fugaz por la institución de apenas tres meses tras perder el PP las elecciones. Posteriormente regresó a la Cámara de Vitoria donde permaneció hasta que n 2012 el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy volvió a contar con él para ser delegado de su Gobierno el País Vasco.
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