El Ministerio de Interior niega haber recibido aviso alguno por parte de las autoridades belgas sobre el riesgo que podría entrañar Abdelbaki Es Satty, imán de Ripoll y presunto ideólogo de los atentados de Barcelona y Cambrils, que dejaron 15 muertos y más de un centenar de heridos. El sospechoso, que murió en la explosión de la casa-laboratorio de Alcanar, había estado entre enero y marzo de 2016 en Bélgica, uno de los focos de radicalización en Europa. Es Satty fue expulsado y levantó sospechas en Vilvoorde, la localidad belga donde fue a parar y donde buscó hueco para ejercer como imán. Las autoridades belgas dicen haber advertido a las españolas del comportamiento extraño de este líder religioso, aunque desde el ministerio dirigido por Juan Ignacio Zoido no hay constancia de estas denuncias, según señalan a El Independiente fuentes de este departamento.
El alcalde de Vilvoorde, Hans Bonte, ha señalado estos días que Es Satty despertó recelos en la comunidad musulmana de la zona, que decidió expulsarle de la mezquita. El imán de la mezquita de Diegem -localidad vecina de Vilvoorde- se percató del comportamiento extraño del sospechoso y puso sobre alerta a las autoridades belgas. Bonte asegura que fue entonces cuando trataron de rastrear posibles indicios de radicalización y cuando habrían contactado con las fuerzas españoles. Una denuncia de la que Interior dice no tener constancia.
“La policía local y los responsables antirradicalización buscaron toda la información que pudieron y contactaron con los servicios de inteligencia”, señala el alcalde. El primer edil destaca que “hubo muchos contactos desde la Policía Federal y la de Vilvoorde con fuerzas de seguridad de Barcelona”, aunque tampoco precisa con qué cuerpo policial mantuvieron estos contactos—Mossos d'Esquadra, Policía Nacional o Guardia Civil—. Bonte ha defendido que en aquellos momentos no les constaba ninguna prueba ni vínculo directo con actos de terrorismo u otras formas de criminalidad en el caso del imán de Ripoll. Sí habrían detectado delito por tráfico de drogas, por el que había cumplido cuatro años de prisión y por el que habría sido finalmente expulsado de Bélgica.
La comunidad islámica critica la falta de información
El presidente de Comunidades Islámicas de Cataluña, Mohamed El Ghaidouni, ha criticado hoy que la Administración del Estado no pusiese en conocimiento de la comunidad musulmana los antecedentes por narcotráfico del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, figura clave en los atentados de Cataluña. s.En declaraciones a Onda Cero, Ghaidouni ha reprochado que, a pesar de recibir visitas continuas de diversas administraciones, no se les avisara de esos antecedentes del imán, que estuvo encarcelado en Castellón entre 2010 y 2014 por tráfico de drogas. Tras precisar que ha habido "grietas a nivel de seguridad" y para prevenir que vuelvan a cometerse estos "actos bárbaros", ha pedido que se institucionalice la figura del imán porque "cualquiera hoy en día" puede serlo, "independientemente de la formación que tenga".
El descontrol sobre los imanes en España ha desatado la polémica estos días. La legislación española no permite a la comunidad musulmana tener acceso a los antecedentes penales de sus líderes espirituales. Actualmente, sólo pueden realizar comprobaciones sobre delitos de carácter sexual, derivados del habitual contacto de los líderes religiosos con niños en el marco de las enseñanzas coránicas que se realizan en los templos musulmanes.
El líder de la comunidad musulmana en Cataluña ha solicitado "una reforma estatuaria de la comunidad islámica" para poder estructurar las entidades que les representan y ponerlas en funcionamiento "correcto y controlable". Una medida que, además, permitiría conocer "la realidad cultural y social del entorno donde están trabajando" y evitaría las dificultades actuales a la hora de "presentar una religión compatible con los valores del país".
A su juicio, la contratación del imán no se debe "dejar a mano explícitamente de la junta directiva" de la congregación musulmana, sino que hay que establecer "criterios unificados entre todas las comunidades religiosas de España" para que puedan verificar si los líderes espirituales cumplen o no con los requisitos. Ghaidouni ha asegurado no tener conocimiento de que haya "pisos o lugares" donde se organicen reuniones en las que se desarrolle una actividad religiosa no normalizada porque de tenerlo, ha dicho, lo primero que haría la comunidad musulmana es "llevar el caso a donde se tiene que llevar".
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