"Hay algo más importante que Podem (...), que es seguir siendo un instrumento que sirva para mejorar la vida de las personas. Construir eso está por encima de cualquier planteamiento individual". El proyecto de los comunes "es necesario para seguir construyendo esa amplia mayoría que permita echar de una vez al PP del Gobierno, después de que En Comú Podem haya ganado por dos veces consecutivas las elecciones generales en Cataluña".
Con estas palabras, Pablo Iglesias entregaba el espacio político de Podemos en Cataluña a Ada Colau durante la celebración de la Diada. El líder de Podemos, enfrentado a la dirección de su formación en la comunidad -Podem- apuesta por la formación liderada por la alcaldesa de Barcelona y Xavi Domènech -Catalunya en Comú- frente a un espacio propio para su partido. A cambio, Iglesias quiere recabar el apoyo de una fuerza electoral que crece día a día. Sus escaños serían fundamentales para sustentar un Gobierno del cambio en coalición con un PSOE que se consolida como segunda fuerza del país tras el regreso de Pedro Sánchez.
“Somos muy diferentes al PSOE, también a ERC, pero ha llegado el momento de construir una nueva alianza, un compromiso que nos sirva para echar al PP, porque es algo prioritario para Cataluña y para España”, aseguró el líder de Podemos, para dibujar el escenario de un Gobierno de izquierdas que pacte con una futura Generalitat de izquierdas la celebración del referéndum acordado que defiende su partido.
El objetivo de Iglesias
Con ese cálculo electoral y convencido de que Podem, con sólo 1.300 inscritos, no tiene espacio propio en Cataluña, Iglesias suma fuerzas con uno de los liderazgos emergentes más potentes de todo el país, el de la alcaldesa de Barcelona. Por este motivo, el líder de Podemos quiere defenestrar al secretario general de su formación en Cataluña, Albano Dante Fachín, para que Podem se integre en el nuevo partido de los comunes.
La debilidad de Podem frente a la fuerza de En Comú Podem, que ha conseguido un importante poder institucional en Barcelona y el Congreso, han convencido a Iglesias de que son la mejor opción para conseguir el voto catalán para un proyecto de cambio en Madrid.
Consciente de la historia del PSUC y con el modelo del PSC en sus momentos de gloria, cuando trataba con el PSOE de 'tú a tú', Iglesias practica la plurinacionalidad interna de Podemos como un partido confederado en Cataluña. No obstante, esa consideración de partido hermano a los comunes se la niega a sus propia formación en territorios como Andalucía o Galicia.
El pasado 11 de septiembre, Podemos mostró su fractura en Cataluña. Mientras Iglesias acudía con Colau y Domènech a un acto de reivindicación de la soberanía catalana, el secretario general autonómico participaba en otro acto de carácter independentista. "La voluntad de la actual dirección de Podem, después de desoír a las bases, es claramente de ruptura con su propio partido", aseguraba Juan Carlos Monedero un día antes en un artículo publicado en el diario Público.
El 'errejonismo' se concentra en Madrid
En ese texto, Monedero explica la "refundación" iniciada por Podemos tras Vistalegre 2 y en ese proceso sitúa el cambio de rumbo del partido en Cataluña, una vez derrotadas las tesis transversales de Íñigo Errejón. "Podemos tiene que clarificar el papel de sus corrientes una vez que el 'errejonismo' ya no tiene presencia nacional y concentra sus esfuerzos en la Comunidad de Madrid (con grandes perspectivas de éxito). Los Anticapitalistas (IA) tuvieron, después de negarse a configurar una lista con Pablo Iglesias, un muy aceptable 13% en Vistalegre II (18.000 votos) y es sensato que esa presencia esté representada, al menos con esa proporción, en el partido. El reconocimiento de ese 13% en Podemos también debiera servir para que los medios ubiquen en su justa proporción las quejas de los Anticapitalistas en las disputas internas", explica.
Podem formó parte de la candidatura Catalunya Sí que Es Pot en las elecciones autonómicas de 2015. Con sólo 1.300 inscritos, se integró en esa confluencia electoral, inspirada en Barcelona En Comú de Colau, junto Iniciativa per Catalunya Verdes (ICV), Esquerra Unida y Alternativa (EUiA) y Equo. La difícil convivencia de todos ellos, como se puso de manifiesto en el debate parlamentario de la Ley del Referéndum, ha hecho saltar por los aires el proyecto, mientras la alcaldesa de Barcelona montaba su propio partido, que aspira a la hegemonía de la izquierda en Cataluña.
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