El ex ministro Josep Piqué intenta, solo y en compañía de otros, actuar a modo de altavoz de un sector de la sociedad que necesita ver defendidas sus posiciones ante el tsunami del independentismo. La deriva secesionista, con el telón de fondo de la consulta del 1-O, le ha devuelto a primera línea, incapaz de mantenerse silente ante lo que califica de "golpe de Estado de manual" y clamando por hacer Política, así, con mayúsculas, pero siempre y cuando los culpables paguen por sus delitos. Además, no tiene dudas de que una declaración unilateral de independencia "exige la aplicación del 155 ".
Pregunta. - ¿Cuál fue el punto de no retorno en todo este proceso?
Respuesta. - Una de las causas por las cuales se ha llegado hasta aquí es porque la inmensa mayoría de los mortales pensamos que no iban a ser capaces de llegar tan lejos. Sabíamos que estaban dispuestos a ir lejos. Que su determinación era muy firme, no de ahora, sino desde hace años. Algunos advertíamos que había que tomar el tema muy en serio, pero yo nunca pensé que serían capaces de saltarse la Constitución, la ley, el Estatuto, sus propios consejos jurídicos, su consejo de garantías estatutarias... sin pensar que no habría reacciones. Han tenido un grado de osadía realmente muy notable, cargado de irresponsabilidad.
P. -¿Llegó tarde la operación diálogo?
R. -Deberíamos cambiar el mantra de la palabra “diálogo” porque está desgastado. Lo que hay que hacer es política entendida como pedagogía y transmisión de un proyecto político que sea capaz de ilusionar a una mayoría de catalanes, que entiendan que es positivo formar parte de ese un proyecto común que llamamos España. En Cataluña hay un porcentaje de independentistas irreductible, que nada les va a satisfacer salvo la independencia, pero hay otro sobrevenido, que ha llegado ahí por razones tácticas, oportunistas, coyunturales, que pueden ser sensibles a planteamientos que les hagan recuperar la idea de que formar parte de España tiene más ventajas que inconvenientes.
P. -¿Y los no independentistas?
R. -Esa mayoría de ciudadanos de Cataluña que no son independentistas, que están resistiendo y sufriendo una presión ambiental muy fuerte, necesitan sentirse arropados, saber que no están solos, que tienen el apoyo de las instituciones y la solidaridad del conjunto de los españoles. Por eso hay que combatir la tentación de hablar de Cataluña y de los catalanes como si fuera un cuerpo unitario. Es plural. De lo que hay que hablar es de los no independentistas porque la mayoría de los catalanes no lo son y necesitan que se les reconozca y apoye.
El único diálogo posible con los que se ha saltado la ley será frente a los tribunales"
P. -¿Sustituye entonces la palabra "diálogo" por "política"?
R. -Efectivamente. Diálogo es polisémica. Para el independentismo hablar de diálogo es una trampa, es aceptar sus planteamientos. Lo equiparan a cesión. Y eso no es un diálogo. No se trata de negociar ningún tipo de arreglo con los independentistas respecto a lo que tiene que ser España, que corresponde al conjunto de los españoles. Y ese debe ser un diálogo con el conjunto de la sociedad española y catalana e incluye a esas fuerzas políticas que están dispuestas a hablar en el marco de a ley.
P. -¿Es posible hacer política con los actuales interlocutores independentistas, con Puigdemont y Junqueras?
R. -Mi respuesta es taxativa. No. No hay diálogo posible con aquellos que han roto las reglas del juego y se han saltado la ley. El único dialogo posible lo tendrán que hacer frente a los tribunales asumiendo las responsabilidades de sus actos. Hablo de la sociedad, de las fuerzas políticas que respetan las reglas del juego, y abrir el debate, que posiblemente España necesita, sobre cómo adaptamos una Constitución, que ha sido enormemente exitosa y valiosa, pero que tiene cuarenta años.
Si Puigdemont fuera una persona normal debería dimitir y convocar elecciones"
P. -¿Qué debería hacer Puigdemont si se constatase el fracaso del 1-O?
R. -Si fuera una persona normal debería dimitir y convocar elecciones, pero como no lo es, intentará forzar más el envite. La hipótesis más probable es que intente una declaración unilateral de independencia. Y a partir de ahí solo es cuestión de aplicar la ley, incluido el Código Penal. No van a asumir el fracaso, que por otra parte va a ser evidente, y además la presión interna de ERC y CUP es muy fuerte. Y en el caso concreto de Puigdemont, cuya pobreza intelectual y moral se ha puesto de manifiesto en repetidas ocasiones en los últimos tiempos, creo que su único objetivo es pasar a la pequeña historia de Cataluña como un mártir, pero le falta la grandeza que tuvo en su muerte Companys más allá del balance que podamos hacer de su gobierno que fue absolutamente catastrófico.
P. -¿De qué hablamos cuando apelamos al 155?
R. -Permite todo tipo de interpretaciones. El margen de actuación es muy amplio. Si hay una declaración unilateral de independencia la aplicación de la 155 es absolutamente imprescindible en términos de para asumir, por parte de la Administración central del Estado, la responsabilidad del Gobierno de Cataluña y convocar elecciones.
Si hay una declaración unilateral la aplicación de la 155 es absolutamente imprescindible"
P. -¿Pasaría también por intervenir el Parlament?
R. -Si la declaración unilateral de independencia se lleva al Parlamento y la mesa, abusando de su mayoría, aprueba esa declaración, los miembros de la mesa que lo aprueben tendrán también la responsabilidad penal correspondiente por un delito clarísimo de rebelión.
P. -¿Estamos en un escenario que solo se calma con una reforma constitucional y estatutaria?
R. -Tiene que ser asumido por el conjunto de los españoles y como resultado de una reflexión sobre las nuevas realidades del siglo XXI. Pero nada tiene que ver directamente con la situación creada por el independentismo. Si lo hiciéramos así sería un gravísimo error. Reformemos lo que haga falta reformar porque así lo decidamos entre todos, pero no respondiendo a un chantaje.
P. -¿Y el Estatuto?
R. -Si a partir de esa esa reflexión surge la conveniencia de reformarlo en el marco de la Constitución, deberá ser sometido referéndum de los ciudadanos de Cataluña. Nada nuevo bajo el sol, es lo que hemos hecho en varias ocasiones.
P. -Uno de los argumentos del independentismo es que votaron un Estatut que luego fue reformado por el TC.
R. -Me gustaría preguntar a todos los que usan ese argumento si tienen la más mínima noción de qué artículos fueron modificados y si han notado en algo ese nuevo estatuto en sus vidas cotidianas. Todo el proceso fue desgraciado desde el principio y, casi mejor, no recordarlo. Porque aquí nadie está libre de tirar la primera piedra.
P. -¿Se refiere a que fue un error la estrategia de su partido?
R. -Ha habido errores, pero el principal no fue ese. El principal fue intentar reformar una parte sustancial de nuestra arquitectura institucional sin consenso de la mitad de los españoles y pensando que iba a ser verdad lo que dijo Zapatero que aceptaría cualquier Estatuto que saliera del Parlament. Suponía poner por encima la voluntad política de un parlamento autonómico sobre la soberanía nacional.
El PDECat debería reflexionar sobre la actuación del peor político de la historia de Cataluña: Artur Mas"
P. -¿Queda en el PDECat alguien con quien hablar?
R. - El PDECat es un cadáver político. Tendrían que reflexionar sobre lo que ha representado para ellos, para Cataluña, para el conjunto de España, la actuación del probablemente el peor político que ha dado la historia de Cataluña desde Companys que se llama Artur Mas.
P. -¿Qué tiene que hacer Rajoy el 2-O?
R. -Constatar el fracaso, que ha prevalecido la Constitución, la Ley y el Estado de Derecho, lanzar un mensaje de apoyo, solidaridad y arrope a los ciudadanos de Cataluña que se han visto agredidos por los independentistas y decir que España es un proyecto perfectamente compartible y positivo para los intereses y sentimientos de la mayoría de la sociedad catalana.
P. -¿Teme lo que pueda pasar en la calle en la calle estos días?
R. -Ese temor siempre lo tenemos. La posición de los independentistas se va radicalizando, usan todo tipo de presiones, incluidos menores de edad. Cualquier cosa puede suceder. Además, dentro de ese conglomerado hay un partido antisistema que no ha repudiado el uso de la violencia para sus fines políticos. Espero que las FSE, e incluyo a los Mossos, hagan bien su trabajo y eviten que determinados altercados puedan ir a más. La tranquilidad en las calles, la cohesión social, la convivencia son valores que todos debemos estar comprometidos a preservar.
La burguesía catalana desapareció hace bastante tiempo como clase social comprometida con el conjunto de la sociedad"
P. -¿La clase empresarial catalana ha reaccionado tarde?
R. -Es verdad que hay una clase empresarial muy densa pero poco que ver con el tópico de la burguesía catalana. La burguesía desapareció hace bastante tiempo como clase social comprometida con el conjunto de la sociedad y con voluntad de liderazgo. Hay empresarios y ricos sin voluntad de incidencia social. Pedir a un colectivo que es muy diverso y muy plural un pronunciamiento político es una cierta derivación de responsabilidades, que descansa sobre los políticos no sobre los demás. Y además ha habido empresarios que han sido claros en todo el proceso y a quienes debemos agradecer su coraje cívico.
P. -¿Se ha respondido solo con la justicia y las FSE? ¿Moncloa tendría que estar haciendo política?
R. -En estos momentos lo que toca es hacer cumplir la Constitución y la ley. A tres días del referéndum no desviaría la atención. Otra cosa es que reivindique la utilización de la política, en mayúsculas, para proyectar una visión de futuro ilusionante para el conjunto de los ciudadanos de Cataluña. Hay que pedírselo al Gobierno, al conjunto de las instituciones del Estado y también al resto de partidos que están en la defensa de la Constitución.
Están en un proceso revolucionario, en un golpe de estado de manual"
P. -¿Existe algún cauce de comunicación, por muy fino que sea?
R. -En el pasado esos intentos han existido, pero en el momento en que alguien dinamita uno de los pilares de un lado del río no hay manera de construir un puente. La responsabilidad de llegar a donde hemos llegado corresponde a los que han decidido saltarse todas las normas y las reglas del juego y están en un proceso revolucionario que no tiene otra denominación posible que el de un golpe de estado de manual. Y ante eso, los estados democráticos deben actuar con toda la contundencia.
P. -¿Cómo se restañan las heridas la enorme fractura social?
R. -Eso existe y es uno de los costes más trágicos de lo que pasa. Esa herida solo se puede restañar con política, sentido común y voluntad de restablecer esa cohesión.
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