Desde Múnich Florian Weber, presidente del Partido de Baviera, ve “un ejemplo” el camino emprendido en Cataluña para lograr la independencia. En la página web de esta formación nacionalista, Weber muestra un cartel, en inglés, en el que se lee “Hands off catalan mayors! (¡Manos fuera de los alcaldes catalanes!) en apoyo a los separatistas catalanes. Los secesionistas bávaros, aunque muy minoritarios en Alemania, son un ejemplo de la admiración que despierta el desafío catalán en otros movimientos europeos. De tener éxito, el ex presidente del Parlamento Europeo y ex dirigente socialista español Josep Borrell habla de "un posible efecto dominó".
Escocia prendió la mecha, cuando en 2012 logró pactar un referéndum por la independencia. Los nacionalistas perdieron la consulta, celebrada el 18 de septiembre de 2014, por un 45% de síes frente a 55% de noes a la secesión. A diferencia del caso catalán, el gobierno escocés acordó la convocatoria con el entonces primer ministro británico, David Cameron. Hubo consenso y respeto a la legalidad. En Cataluña no.
“El impacto del caso escocés en el proceso independentista en Cataluña es muy grande. Antes de la consulta en Escocia la vía independentista era muy minoritaria, pero el hecho de que un territorio enmarcado en una nación democrática, pro europeo, convocara el referéndum hizo que se considerara respetable esta salida”, explica Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano.
Según Molina, como lo fue Escocia en 2014, “Cataluña ahora se ha convertido en foco de atención y los movimientos secesionistas en Europa están expectantes: desde Escocia, o por supuesto el País Vasco, hasta Flandes, el Véneto o la República Srpska, en los Balcanes, donde los serbios si pudieran irse de Bosnia y Herzegovina lo harían”.
Están expectantes desde Escocia o el País Vasco, hasta Flandes, el Véneto o la República Srpska", afirma Molina
El efecto, según los expertos, dependerá ciertamente de cómo se resuelva la crisis. “En el caso improbable de que los separatistas catalanes tengan éxito, vía más concesiones de Madrid, por ejemplo, otros movimientos querrán imitar la estrategia. Si el resultado es el estancamiento o un diálogo interminable, el efecto será disuasorio”, afirma Matthis Bieri, investigador en el Center for Security Studies ETH Zúrich. Bieri recuerda cómo estos movimientos ganaron popularidad con la crisis económica, si bien en comparación con los años 90 ahora son muchos menos y menos relevantes.
Mark Cudmore, analista de Bloomberg, considera crucial cómo evolucione la crisis. “Cualquier éxito sentará un peligroso precedente en otras regiones, y no sólo en España”, ha declarado en esta agencia. “Si se fuerza un referéndum, otros querrán lo mismo, empezando por el País Vasco. Si fracasan y hay división social, el impacto será negativo y se retraerán”, afirma Molina.
Para Borja Lasheras, director del ECFR en Madrid y autor del artículo Three myths about Catalonia's independent movement, “no se puede descartar un efecto dominó en Europa si se comprueba que una comunidad con un elevado nivel de autonomía declara de forma unilateral la independencia pese a no cumplir con los estándares de la Comisión de Venecia. En el País Vasco fuerzas como Bildu reclamarán esa vía, por ejemplo. Lo que es cierto es que en ningún caso habrá reconocimiento internacional, salvo de algunos Estados parias. Venezuela puede dar el paso. Pasaría a ser una zona gris, una república no reconocida”.
No habrá en ningún caso reconocimiento internacional, salvo algunos Estados parias, y pasaría a ser una 'zona gris'", dice Lasheras
El reconocimiento internacional, de darse esa declaración unilateral de independencia, va a suscitar dudas en los separatistas escoceses o flamencos, los más relevantes en Europa. Según Bruno Coppieters, profesor de Ciencia Política en la Universidad Vrije de Bruselas, “escoceses y flamencos se verían en un dilema entre el deseo de expresar solidaridad con los nacionalistas catalanes y su rechazo a la vía unilateral porque es una estrategia que no comparten. Creen que no lleva al éxito porque la confrontación hace que parte del electorado se aleje de la causa independentista”.
Con el Brexit, el referéndum sobre la salida de la UE del Reino Unido, el nacionalismo también activó las fuerzas centrífugas y el repliegue patrio en Europa. Hay ciertos paralelismos entre el nacionalismo catalán y el Brexit "como el recurso a argumentos económicos (administramos mejor), el sentimiento de tener una misión y el predominio de apoyo rural", a juicio de Molina.
El Brexit ha abierto ya una crisis profunda y para la UE la ruptura catalana sería otro quebradero de cabeza. Como afirma Diego Muro, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de St. Andrews e investigador en CIDOB de Barcelona, “los socios europeos no quieren alentar movimientos secesionistas que pueden desestabilizar a sus gobiernos o la propia unión… La Comisión ya tiene el Brexit como elemento desestabilizador y no quiere más incógnitas que puedan contribuir a una desintegración europea”.
La Comisión ya tiene el Brexit como elemento desestabilizador y no quiere más incógnitas que puedan desintegrar Europa", señala Muro
Un eventual Catexit provocaría un terremoto en el Viejo Continente, el primer cambio de fronteras que no es consecuencia de una guerra desde la caída del Muro de Berlín. De ahí la preocupación en las instituciones y entre los dirigentes europeos. “Europa es una federación de Estados-nación. No se juega con las fronteras. Sería el fin de Europa. No hay futuro posible para una Cataluña sola en Europa”, ha dejado claro, en una entrevista en la Cadena Ser, el ex primer ministro francés, Manuel Valls, nacido en Barcelona.
“Me cuesta imaginar un cambio de fronteras sustancial a corto plazo, sobre todo en Europa occidental. Pero las demandas de mayor autonomía e independencia están ahí para quedarse y los gobiernos europeos tienen que reflexionar más sobre la manera más racional de canalizarlas, que gusten o no, son legítimas”, señala Muro, que coordina esta próxima semana el seminario Secesión y contra secesión en el CIDOB de Barcelona.
En Europa hay una serie de focos independentistas de mayor o menor relevancia. Muchos de los partidos nacionalistas se reúnen en la Alianza Libre Europea, en la que están representadas unas 40 formaciones políticas. Un centenar de sus dirigentes, entre ellos su presidente François Alfonsi, acude a Barcelona este fin de semana bajo el lema de "Todos somos catalanes".
Defienden el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Es el foro donde confluyen, por ejemplo Esquerra Republicana, el Partido Nacionalista Vasco y el Partido Bávaro. No hay formaciones de Portugal, donde la Constitución no permite que se constituyan “partidos políticos que, por su designación o por sus objetivos programáticos, tengan índole o ámbito regional”.
Muchos de estos partidos nacionalistas aspiran a seguir la estela de Cataluña. Son las otras Cataluñas en Europa:
País Vasco (España)
Si hay un país donde se teme el efecto dominó, es precisamente en España. Tras la reciente derrota del terrorismo, la sociedad vasca se estaba recomponiendo en paz y en libertad. Si la consulta ilegal en Cataluña sale delante de alguna forma, habrá voces que reclamen esa vía. Un 57% de los vascos estaría a favor del referéndum, aunque tan sólo un 30% de los consultados se declara independentista frente al 60% que apoya el statu quo, según el último Euskobarómetro.
“En el País Vasco la influencia de lo que ocurre en Cataluña está siendo evidente. El PNV tiene al lado a Bildu presionando. Aprovechan que ven al Estado débil. Sin embargo, creo que en el PNV aguantarán porque prefieren su semi-independencia y además saben que las formas catalanas no son las más presentables para lograr una independencia reglada”, afirma Igor Sosa, investigador en la Universidad de Valladolid.
Escocia e Irlanda del Norte (Reino Unido)
Escocia fue un estado soberano hasta que se aprobó el Acta de Unión en 1707. Cuenta con un gobierno autónomo, un parlamento con sede en Edimburgo y enarbola la bandera del separatismo el Partido Nacionalista escocés, ahora liderado por Nicola Sturgeon, al frente del gobierno escocés.
Tras la derrota en el referéndum de 2014, se guardan la baza de una segunda consulta, pendientes de los términos del Brexit. Los escoceses votaron contra el Brexit (62% frente al 47%). Como señala Víctor Gómez, miembro de CC/Europa, “las analogías en el lenguaje entre nacionalistas escoceses y catalanes son obvias y así Sturgeon habla del ‘derecho de los ciudadanos a expresar democráticamente sus preferencias’”.
Según Ignacio Molina expone en el artículo El secesionismo en democracias avanzadas: Cataluña entre Escocia y Padania, las similitudes entre Cataluña y Escocia se basan en: una eficaz narrativa democrática, que enfrenta al pueblo con las élites, la adopción de mensajes de izquierda, y el argumento más europeísta y globalizador.
En el caso de Irlanda del Norte resurgen los problemas como consecuencia del Brexit. La mayoría de los norirlandeses rechazó la salida de la UE y por ello los nacionalistas del Sinn Fein, que lidera Gerry Adams, reivindican un “estatus especial” en la UE. Incluso están en juego los Acuerdos de Viernes Santo, con los que se suscribe la paz en el Ulster, que reconocen el derecho de los norirlandeses a la nacionalidad irlandesa, y por tanto ahora a seguir en la UE.
Flandes (Bélgica)
Bélgica es un estado federal en el que se integran Flandes, la región más rica con seis millones de habitantes, Valonia (francófona) y la capital, Bruselas, también capital europea.
Flandes, donde se habla flamenco y la mayoría es católica, nunca ha contado con un Estado propio y fue parte de la corona española durante dos siglos. Dada su peculiaridad, se habla de Bélgica como “el laboratorio nacionalista de Europa”. Ahora Cataluña aventaja a Flandes como cuna de la experimentación secesionista.
En 2014 los independentistas flamencos del Nieuw-Vlaamse Alliantie (N-VA) ganaron las elecciones pero dieron paso a la formación de un gobierno de coalición a cuatro bandas, en el que también están los liberales valones. En su página web hay varias referencias a Cataluña y saludan con un "Cataluña, no a los derechos humanos a la carta".
Según Igor Sosa, es en Flandes “donde la separación de las dos comunidades es mucho mayor que en Cataluña y las tentaciones de la parte rica de deshacerse de los más pobres también serán altas”. Sin embargo, resulta dudoso, según Coppieters, que recurrieran a una vía unilateral como en Cataluña.
Padania y Cerdeña (Italia)
La Padania, una región recreada por el ex líder de la Liga Norte Umberto Bossi que integraría Lombardía y el Véneto, es la zona más rica de Italia, donde se genera el 30% del PIB italiano. En 1996 Bossi ya declaró la independencia, tras lograr la Liga 60 diputados en las elecciones. El himno de la Padania era el Va pensiero de la ópera Nabucco de Verdi.
Lanzó una oferta para negociar al gobierno de Romano Prodi y los jueces abrieron un caso por atentado contra la unidad del Estado. En realidad, todo quedó en palabras. En 1997 convocó un referéndum de autodeterminación en el que votó solo la Liga y ganó pero su desafío terminó diluyéndose.
El caso padano es muy artificial y está basado en lo económico. No tienen una narrativa histórica", dice Jorge del Palacio
El 22 de octubre próximo se celebra una nueva consulta en Lombardía y Véneto para pedir más autonomía, pero “no van a desbordar este discurso”, como dice Jorge del Palacio, profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Carlos III de Madrid. “El actual líder de la Liga, Matteo Salvini, ha iniciado un proceso de nacionalización y quiere ganar votos más allá del norte. Con esta demanda de más autonomía mitigan el impulso independentista. El caso padano es muy artificial y está basado en lo económico. No tienen una narrativa histórica, como otros secesionismos en Europa”, añade Del Palacio.
En abril de 2015 el Tribunal Constitucional italiano declaró ilegal la pretensión del Véneto, que fue república independiente durante más de mil años, de realizar un referéndum sobre secesión. El artículo 5 de la Constitución señala que Italia es “una e indivisible”.
En Cerdeña hay un sentimiento identitario muy fuerte y hasta un millón de personas hablan el idioma propio, el sardo. Sin embargo, el espectro político nacionalista está muy fragmentado. Si se unieran, tendrían una fuerza de un 25% de los votos. Es uno de los escasos lugares de Europa donde ha habido muestras de solidaridad con los separatistas catalanes. Hay vínculos históricos: Cerdeña formó parte de la Corona de Aragón del siglo XIV a principios del XVIII. El catalán fue lengua oficial y aún hay hablantes en la capital, Alguero.
Baviera (Alemania)
De los 16 Länder (estados federados) alemanes Baviera es un caso particular. Fue independiente de Alemania hasta 1870. Aún se mantuvo como ente diferenciado dentro de los dos imperios alemanes hasta su disolución tras la I Guerra Mundial. En la católica Baviera se habla alemán, aunque hay diferencias dialectales.
Domina la escena política la Unión Social Cristiana (CSU), asociada a nivel federal con la Unión Demócrata Cristiana, que lidera la canciller Angela Merkel. Los bávaros son los alemanes que más aportan al Fondo de Solidaridad entre Länder y por ello una de las principales demandas de los nacionalistas del Partido Bávaro es un nuevo pacto fiscal.
Fundado en 1946, el Partido de Baviera perdió muchos apoyos cuando la iglesia católica se decantó del lado de los socialcristianos a principios de los 50. Actualmente lo lidera Florian Weber, cuyo objetivo es entrar en el Parlamento regional, superando el 5% los votos en las próximas elecciones. Desde Múnich, declara a EL INDEPENDIENTE que “desean celebrar un referéndum similar” al que los separatistas catalanes han convocado. Weber afirma que apoyarán la declaración unilateral de independencia.
Deseamos celebrar un referéndum similar al catalán en Baviera. Afrontamos un problema político, no jurídico", afirma Weber
En enero de 2017 el Tribunal Constitucional alemán dictaminó que Baviera no tenía derecho a celebrar un referéndum de independencia. “En la República Federal de Alemania, que es un Estado-nación basado en el poder constituyente del pueblo alemán, los estados no son dueños de la Constitución. Por lo tanto, no hay espacio bajo la Constitución para que los estados intenten separarse. Esto viola la Constitución”, señaló el alto tribunal.
“Consideramos que es un problema político, no una cuestión jurídica. Defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos. España y Alemania han firmado el Acta de Helsinki, donde se reconoce”, afirma Weber, quien destaca que no es su prioridad la reivindicación económica, sino “la libertad de nuestro país”. Según las encuestas, una tercera parte de los bávaros sería favorable a la independencia.
Córcega (Francia)
Desde los 70 en Córcega la lucha por la independencia tuvo tintes violentos. Ahora la vía armada ha quedado relevada por la política, que es muy reivindicativa frente al centralismo del Estado francés. Hace dos años ya vieron cómo se rechazaba su demanda de mayor autonomía y la propuesta de cooficialidad del corso. En las pasadas elecciones legislativas el nacionalismo corso obtuvo por primera vez tres diputados en la Asamblea Nacional.
Según Víctor Gómez, miembro de CC/Europa, “el movimiento corso es de los más atentos a los acontecimientos en Cataluña; el Frente de Liberación Nacional de Córcega (organización terrorista de corte marxista-leninista ya desarmada) amenaza con la vía catalana si no se atienden sus demandas”. En las regionales de este año el FLNC ha formado una lista unitaria con Femu a Corsica y los independentistas de Corsica Libera.
François Alfonsi, presidente de de la Alianza Libre Europea y miembro del Partido de Nacionalista corso, señala que la eventual independencia de Cataluña "ha de entenderse como el derecho a decidir de un pueblo que quiere construir más Europa" y en este sentido “ayudará a la Europa de los pueblos”. Reconoce que Córcega “está muy lejos de alcanzar el grado de autonomía que tiene Cataluña”. Alfonsi asegura que el referéndum catalán es "unilateral porque el gobierno central no ha querido favorecer la expresión democrática de los catalanes".
También reciben apoyo los separatistas catalanes de sus vecinos del norte, a través de formaciones, muy minoritarias como Oui au Pays Catalan. La mayoría en la llamada Cataluña norte, cuya capital oficiosa sería Perpiñán, siente cierto vínculo cultural pero se desentiende de las llamadas independentistas. La Cataluña francesa, o Rosellón, es la parte de habla catalana que pasó al Estado francés en 1669.
En Bretaña hubo atentados perpetrados por movimientos armados nacionalistas hasta el año 2000. Ahora, los nacionalistas bretones, como la Unión Democrática bretona, minoritarios, que reivindican sobre todo volver a los límites históricos en la administración, aspiran a que Cataluña marque el paso.
El "experimento europeo"
Muchos consideran que ha llegado el momento del independentismo y están pendientes de lo que consideran un “experimento europeo”. Vivimos en una nueva era, "la era de la secesión", según ha explicado el profesor de la Universidad de Sydney Ryan Griffiths en un artículo en The Washington Post, donde compara el referéndum en el Kurdistán y el que los separatistas quieren celebrar en Cataluña. Autor de The Age of Secession, mantiene que en una tercera parte de los casos esa lucha independentista degenera en violencia.
La excepcionalidad de desafío catalán, en lo que se refiere al enfrentamiento entre un gobierno regional con el central de la nación, marcará un antes y un después. Según Coppieters, “la experiencia catalana afectará a los separatistas incluso fuera de la UE, en sus aspiraciones y estrategias, si bien su efecto dependerá mucho de la solidaridad internacional que logren y del éxito que obtengan”.
El reto es cómo resolver este choque de trenes sin más daños. “En el caso de Irlanda del Norte, tanto los que querían reunificarse con Irlanda como los que querían mantener la unión con Gran Bretaña, encontraron un compromiso que no excluía las dos variantes. Los partidos políticos en España y en Cataluña han de buscar una fórmula de entendimiento. Las soluciones sólo pueden venir de España y de Cataluña”, afirma Coppieters, que apela al respeto a la tradición democrática.
Los referendos los carga el diablo doblemente cuando se trata de la llamada al nacionalismo, lo que George Orwell definía como el “hambre de poder mitigado por el autoengaño”. Esa propensión a identificarse "con una sola nación u otra unidad, colocándola por encima del bien y del mal y sin reconocer otro deber que promover sus intereses".
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