El pulso soberanista de Carles Puigdemont se cobra su primera víctima. El consejero de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, Santi Vila, ha presentado este jueves su dimisión, por las diferencias con el presidente del Govern y con la declaración de independencia que previsiblemente se votará este viernes en el Parlament. La renuncia de Vila, uno de los principales puentes entre Madrid y Barcelona, se produce horas después de que Puigdemont compareciese para descartar la convocatoria de elecciones, la hipótesis en la que el consejero había trabajado.
Dimiteixo. Els meus intents de diàleg novament han fracassat. Espero haver estat útil fins l’últim minut al president @KRLS i als catalans
— Santi Vila (@SantiVila) October 26, 2017
"Dimito. Mis intentos de diálogo nuevamente han fracasado. Espero haber sido útil hasta el último minuto al presidente Puigdemont y a los catalanes", ha escrito el consejero Vila en un tweet tras reunirse con el President en el Parlamento, al concluir la primera sesión del pleno monográfico. La dimisión de Vila se interpreta como un nuevo revés para quienes defienden la salida de una convocatoria electoral que evite la aplicación del 155 y el cese del Gobierno catalán.
Nacionalista, amigo personal de Carles Puigdemont -con quien comparte años de militancia convergente en Girona- y a la vez reacio a la declaración unilateral de independencia. Santi Vila (Granollers, 1973), hasta ahora consejero de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, ha dejado su cargo por su rechazo a la DUI. Vila ha sido el miembro favorito del Govern en la Moncloa por su personalidad conciliadora y el que ha hecho de puente durante la crisis catalana con el Gobierno de Rajoy. Muchos le recuerdan ahora, sin embargo, su papel durante la depuración de consellers "tibios" realizada por Puigdemont el pasado julio, cuando el anterior titular de Empresa, Jordi Baiget, fue cesado, y la vicepresidenta, Neus Munté, el titular de Interior, Jordi Jané, y la de Educación, Meritxell Ruiz, fueron invitados a abandonar el ejecutivo.
Entonces sólo sobrevivieron tres consejeros del PDCat, el propio Vila, Josep Rull y Mertixell Borràs. Y los dimitidos atribuyeron a Vila un papel central en la operación de limpieza emprendida por Puigdemont para hacerse un gobierno de duros a medida para la convocatoria del referéndum independentista. El las últimas semanas, sin embargo, Vila ha sido el principal defensor, junto al republicano Carles Mundó (Justicia) de la opción de las elecciones en las reuniones del Sanedrín de Puigdemont integrado por Govern, partidos, asesores externos y entidades soberanistas.
Ese papel ha convertido a Vila, el único superviviente de los primeros gobiernos de Artur Mas que seguía formando parte del Consell Executiu, en uno de los consejeros más criticados entre los independentistas radicales, que no han dudado en afear sus gestos de moderación, como por ejemplo la crítica a la llamada de ANC y Òmnium a retirar dinero en efectivo de los bancos el pasado viernes. En ese sentido, ha sido constantemente señalado como uno de los obstáculos hacia la DUI dentro del PDeCat, junto a la coordinadora general del partido, Marta Pascal, e incluso el ex presidente Artur Mas.
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