La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es uno de los emblemas que Podemos luce con más honra y la persona que ha guiado al partido a uno de los mayores baches de su historia. Es una de las llamadas alcaldesas del cambio que, junto a Manuela Carmena, componen la cara amable de la formación. Podemos presume de Colau mientras la dirigente siempre se ha mantenido al margen de la marca morada, hasta el punto de que a principios de año creó su propio partido junto a Xavi Domènech, Catalunya en Comú.
Saltó a la palestra por su trayectoria activista en la lucha antidesahucios, y el reconocimiento que ostenta en la sociedad catalana ha llevado a Pablo Iglesias a confiarle la estrategia de todo el partido a nivel estatal en la hoja de ruta del procés, uno de los mayores desafíos de la democracia. Una decisión que ha tenido notables consecuencias, con la pronunciada caída en las encuestas y el aumento de las críticas dentro y fuera de la organización por su acercamiento a las tesis soberanistas. Iglesias ha llevado esta decisión hasta el final, sumiendo a Podemos en una de las peores crisis de su existencia, justo en la antesala de las elecciones del 21-D.
Mientras Pablo Iglesias trata de devolver a Podemos a una senda intermedia entre los constitucionalistas y los separatistas, la alcaldesa de Barcelona ha protagonizado estos días algunos gestos que vuelven a situar a Podemos bajo sospecha, en una semana horribilis para la formación, que intenta corregir su rumbo con una separación más nítida del independentismo. Y con una Colau que estos días parece haber ido en dirección contraria, después de semanas manteniéndose en una ambigüedad calculada que quería contentar a sectores del soberanismo sin contradecir a los partidarios de la unidad territorial. Aunque Podemos trata de deshacerse de la sombra del independentismo, la senda de Colau también roza los mismos límites por los que Iglesias ha intervenido a Podem Catlaunya y ha apartado a su líder, Albano Dante Fachin.
- El "frente común" de Colau. Ante la crisis desatada en la organización, y tras las críticas por la falta de discurso para España, Pablo Iglesias trató de sacudirse la polémica y dio un toque de atención a Podem Catalunya, después de que algunos de sus diputados catalanes no se opusieran nítidamente a la independencia en el Parlament y de que una de ellas celebrara la "nueva república catalana". La dirección de Podemos desautorizó al líder catalán, Albano Dante Fachin, y convocó la renovación de su dirección. Entre las razones citó la posibilidad abierta por Podem para explorar alianzas con organizaciones "por el derecho a decidir". Un paso que podría situar a la formación más cercana al sector independentista, tal como censuró Iglesias, y que sólo unos días después replicaba la propia Ada Colau, que este jueves llamaba a hacer un "frente común" del catalanismo frente a la "represión" del Estado; un bloque en el que también se enmarcan las fuerzas soberanistas.
- De no ceder locales para el 1-O al acuerdo con Puigdemont. El 8 de septiembre, sólo unas horas después de que se aprobara la Ley del Referéndum en el Parlament, la alcaldesa de Barcelona frenó la posibilidad de facilitar el referéndum y optó por dejar en el aire la cesión de locales de votación, pidiendo seguridad jurídica para los funcionarios públicos. El 14 de septiembre, una semana después, Colau alcanzó con Puigdemont un acuerdo para garantizar desde el Ayuntamiento una votación "masiva" en el referéndum ilegal del 1-O. "Cumplimos con nuestro compromiso: en Barcelona el 1 de octubre se podrá participar sin poner en riesgo ni a la institución ni a los servidores públicos”, anunció en su cuenta de Twitter. Un cambio que no fue suficientemente explicado y que dejó expuestos a los funcionarios para los que había pedido protección.
- Justificar al Govern: siguió "el mandato de las urnas". El viraje de Colau en las últimas semanas ha sido evidente. El pasado 9 de octubre se dirigía al ya ex president de la Generalitat, Carles Puigdemont, para advertirle de que los resultados del referéndum no serían aval para una DUI. En contraste, este mismo viernes impulsaba una declaración institucional en el ayuntamiento de Barcelona donde defendía que los ex consellers fueron enviados a prisión provisional por la Audiencia Nacional por actuar "pacífica y democráticamente" y por seguir "el mandato de las urnas", otorgando así legitimidad al referéndum ilegal y justificando la actuación del Govern. Esta misma semana Colau también votaba a favor de otra resolución en la que se refería al "legítimo" Govern cesado y hacía referencia a Puigdemont como el "Molt Honorable president".
- Sin oposición frontal a la independencia. Otro de los argumentos por los que Pablo Iglesias renovará la dirección de Podem Catalunya y despoja de todo poder a Albano Dante es que algunos de sus diputados no fueron claros en su oposición a la independencia de Cataluña que se aprobó el 27 de octubre en el Parlament. Unas semanas atrás, poco antes del referéndum del 1-O, el número 2 de Colau, Gerardo Pisarello, llamó a votar 'sí' a la independencia en las urnas; un "sí crítico con el autoritarismo del estado", según dijo. En aquella ocasión no hubo toque de atención por parte de Podemos. La propia alcaldesa de Barcelona acudió a votar en el referéndum del 1-O, en el que evitó rechazar la independencia y votó en blanco, según dijo ella misma después. La falta de rechazo frontal a la independencia contrasta con el discurso de Podemos a nivel estatal, que apuesta por el 'no' a la independencia aunque sí a la convocatoria de un referéndum pactado.
- Falta de respaldo a las Fuerzas de Seguridad del Estado. El referéndum del 1 de octubre marcó un antes y un después en la línea de Ada Colau. La ambigüedad que había tratado de preservar para no posicionarse saltó por los aires a raíz de la consulta. La alcaldesa dio por buenas las cifras de heridos que hablaban de más de ochocientas personas afectadas, acusando de "represión" al "estado español" y evitando mostrar ningún tipo de apoyo a la Policía Nacional y Guardia Civil. Colau llegó a acusar a los efectivos de la Fuerzas de Seguridad del Estado de haber “agredido sexualmente” a las manifestantes y aseguró que el ayuntamiento de la ciudad condal estaba estudiando acciones legales para defender a esas ciudadanas. Unas acusaciones que no estaban debidamente fundamentadas y que el Ministerio del Interior trasladó a la Fiscalía por posibles injurias. Después de los hechos, Colau asumió las peticiones de entidades y partidos independentistas y pidió la salida de la Policía Nacional de Cataluña, al tiempo que se sumó a la "parada de país" emprendida desde el sector soberanista en señal de protesta contra el Gobierno. En los siguientes días, Colau evitó condenar el acoso sufrido por los agentes de Policía y Guardia Civil desplazados a Cataluña, que fueron expulsados de varios hoteles.
- Libertad y "amnistía" para los "presos políticos". “Exijo al Gobierno de Mariano Rajoy que dé los pasos necesarios para frenar esta dinámica represiva y que pida la inmediata libertad de los consellers encarcelados y Jordi Sánchez y Cuixart“, defendió la alcaldesa en una declaración institucional en el Ayuntamiento de Barcelona el pasado jueves. Colau ya suspendió la actividad institucional del Consistorio cuando los líderes de la ANC y Òmnium, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, fueron detenidos el pasado 16 de octubre a raíz de la revueltas que dificultaron el registro de la Consellería de la Generalitat por la organización del referéndum. Los líderes de las organizaciones soberanistas fueron tildados por Colau de "presos políticos". Esta misma semana, Ada Colau ha defendido que tanto ellos como los ex consellers ahora en prisión provisional son "presos políticos" que fueron encarcelados por sus "ideas". En este sentido, ha pedido la amnistía para todos los encausados y ha "exigido" a Mariano Rajoy que "interceda" en la Justicia para la libertad de los imputados.
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