El acto de este martes del ex president Carles Puigdemont con 200 alcaldes de Cataluña en el mítico Edificio Bozar, en pleno centro de Bruselas, ha provocado una crisis inaudita en la política belga. La clave: el Palais des Beaux-Arts (cuya marca comercial es Bozar), construido en los años 20 por el portaestandarte del Art-Déco, el arquitecto Victor Horta, pertenece, entre otros, al Gobierno federal, según se desprende de la propia web del centro.
La diputada del Parlamento federal Julie Fernández (socialista francófona y de padres españoles) ha cargado duramente contra el primer ministro Charles Michel (también francófono y liberal) por prestar este salón de actos, desde el que habló Barack Obama la primavera de 2014. "Usted condenó la violencia de las autoridades españolas [en referencia al 1-O] y me parece bien", ha dicho Fernández. "Pero ayer hubo un acto independentista en un edificio federal bajo el patrocinio del NVA".
Puigdemont trató de hablar ante los dos centenares de regidores en el Parlamento Europeo, pero la institución comunitaria le denegó el permiso. Finalmente habló en el Bozar, que no habría podido alquilar (a razón de 10.000 euros) sin la connivencia del Ejecutivo federal.
Acusaciones de fascismo
La diputada de Lieja ha elevado el tono, denunciando que el megáfono del Ejecutivo federal está en manos del NVA. "Sus ministros hacen declaraciones fracasadas", ha espetado la socialista a Michel. "Dan lecciones pero, ¿quiénes son? Su presidente Bart de Wever estrechó la mano a un fascista como Jean-Marie Le Pen y Theo Francken [el ministro que más ha respaldado la causa independentista estos días] fue al aniversario de un colaborador nazi. Los fanáticos del NVA van a poner en riesgo la posición europea en Bélgica".
La tensión durante la sesión parlamentaria -durante una comisión del Ministerio del Interior- ha llegado a tal punto que un diputado ecologista, también francófono, ha recordado a Julie Fernández que también el ex primer ministro socialista Elio di Rupo acusó a Rajoy de actuar como un "franquista autoritario".
"Problema español, no belga"
El NVA es el partido (flamenco) más votado de Bélgica y persigue la independencia de Flandes, la región más poblada. Esta formación sostiene el Gobierno de Charles Michel, que podría caer por la presencia de Puigdemont en una democracia como la belga. Conocedor de que necesita equilibrar la sensibilidad nacionalista de su país con Cataluña con mantener buenas relaciones con España, Michel ha sido contemporizador.
"Es una crisis política española, ¡no belga!", se ha defendido el primer ministro. "A propósito de Puigdemont, ninguna medida ha sido adoptada por el Gobierno belga. No hemos tenido nada que ver con su visita. Una vez pudimos clarificar todos los aspectos, he expresado con transparencia la posición de mi Ejecutivo: respeto al Estado de Derecho y respeto a los derechos y deberes de cada ciudadano".
"Esta crisis catalana ha generado desde luego una serie de comentarios tanto entre la mayoría gubernamental como entre la oposición y entre los medios de comunicación. A mí esto no me impresiona. Por nuestra parte, hemos apelado al diálogo entre los actores políticos españoles. El diálogo es esencial, estoy convencido".
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