El sábado no fue un día fácil para Susana Díaz. La perdedora de las primarias socialistas volvía al Comité Federal del PSOE, un órgano en el que tuvo un enorme protagonismo desde las primarias anteriores, en julio de 2014, cuando aupó a Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE brindándole el apabullante respaldo de la federación andaluza.
De julio de 2014 a mayo de 2017, el Comité Federal era una cita dulce para la presidenta andaluza, que llegaba a Ferraz casi como una estrella de rock. En esos tiempos ella 'mandaba' en el PSOE, acaparaba la atención mediática con su ambigüedad sobre sus planes de futuro y se sentía la nueva Felipe González. Cuando Pedro Sánchez intentó tener autonomía lo derrocó. "A éste lo quiero muerto hoy", advirtió en la reunión del 1 de octubre de 2016. En los nueve meses de mandato de la Gestora, Díaz también tenía alfombra roja en la sede socialista, un manto de pétalos que esperaba que la llevara al liderazgo del PSOE. Pero no fue así.
Desde entonces, la dirigente sevillana ha tenido que tragarse varios sapos. El más indigesto fue su reencuentro con Pedro Sánchez durante el Congreso Federal de junio, cuando apenas se vieron ocho minutos y Díaz sufrió la indiferencia del secretario general. La crisis institucional catalana ha reconciliado sus posturas, pero no a las personas. Díaz sigue dolida, con afán de protagonismo, echa de menos el interés de la prensa y le irrita ver a todo el sanchismo andaluz, tan castigado en su tierra, en los asientos preferentes del Comité Federal.
Los barones ya no se sientan en primera fila, sino con sus delegaciones
Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas y gran valedor de Sánchez, ha sustituido a su amiga Verónica Pérez -que se autoproclamó la "máxima autoridad del PSOE"- al frente del órgano, al que ahora pertenecen ex concejales de Sevilla de su etapa como delegada del distrito Triana como Nieves Hernández o Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, responsable de Política Federal de la Ejecutiva, o el alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez.
La ausencia de su gran aliado en el proceso de destitución de Sánchez, Javier Fernández, presidente de Asturias, hizo más patente aún la soledad de Susana Díaz. Guillermo Fernández Vara se ha integrado en el sanchismo y el resto de barones como Javier Lambán, Emiliano García-Page o Ximo Puig cierran filas en torno a la Ejecutiva. Sólo Díaz hizo una intervención destacada ante los medios de comunicación antes de entrar en la reunión del Comité Territorial del PSOE, que antes ella presidía.
"Yo como saben lo que me gusta es ganar hasta cuando no gano, ¿verdad?", bromeaba con los periodistas llamándolos por su nombre de pila para recuperar la complicidad perdida con la prensa de la capital. Díaz explicaba así que el PSC debe salir a ganar en las elecciones del 21-D "porque el que sale a pactar no gana". "Uno tiene que salir a ganar", insistió, antes de evitar meterse en "controversias orgánicas". "España no se lo merece", zanjó.
Aunque Díaz es consciente de su derrota -"me han dado la del pulpo", admitió en un encuentro informal con periodistas andaluces-, actúa como si no lo fuera. Como hizo en el Congreso Federal del junio, su actitud es dar la espalda a los órganos del partido legítimamente controlados por Pedro Sánchez. Igual que entonces, la presidenta andaluza no evita los desplantes a Ferraz, que opta por mostrar indiferencia.
Estamos ordenados", respondió a una petición de "pon orden"
En el Consejo Territorial de este sábado tomó la palabra en la misma línea que el resto de barones, sin distinguirse. Cuando toda la comitiva entraba en el Museo Arqueológico de Alcalá de Henares, ella se ausentó. Minutos después apareció sola y se detuvo a abrazar a una persona que esperaba en la puerta junto a las cámaras. "Susana, pon orden", le gritó un espontáneo. "Estamos ordenados, estamos ordenados", respondió con regocijo.
Luego atendió al discurso de Pedro Sánchez pero no esperó a que finalizara el de Miquel Iceta. En medio de su intervención se marchó porque debía atender "agenda institucional". En Málaga le esperaba la inauguración del congreso regional de las Juventudes Socialitas de Andalucía y la capilla ardiente de Gregorio Sánchez, Chiquito de la Calzada. Después del dirigente catalán tomaron la palabra otros 21 miembros del Comité a los que tampoco escuchó.
Antes de marcharse se la vio nerviosa, afectada. La nueva disposición del Comité Federal también la relegaba. Ahora los barones no se sientan todos juntos en primera fila, como antes, respaldándose unos a otros, sino cada uno con su respectiva delegación, en todos los casos con numerosos sanchistas incluidos. Susana Díaz estaba incómoda sentada como una más en el nuevo Comité Federal del PSOE y no lo disimuló. Se fue.
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