En Andalucía se está gestando la tormenta perfecta para un adelanto electoral. Aunque la presidenta Susana Díaz desea agotar su legislatura hasta marzo de 2019, diversos factores agitan la posibilidad de que los comicios se adelanten un año, como ocurrió en 2015, cuando Díaz rompió su pacto de gobierno con IU y convocó las autonómicas para frenar el avance de Podemos, que todavía no tenía estructura asentada en la comunidad.
La presidenta andaluza teme que Mariano Rajoy adelante las elecciones generales de 2020 a 2019 de forma que coincidan con las andaluzas. La candidatura de Pedro Sánchez en esos comicios es considerada un lastre electoral por el PSOE andaluz, que quiere una campaña propia, sin contaminación de debates nacionales ni municipales. De esta manera, en el caso de que el Gobierno del PP no pueda aprobar el año que viene sus presupuestos y se viera abocado a adelantar las generales a 2019 -en mayo se celebran autonómicas y municipales- Díaz se desmarcaría de todas ellas con una fecha propia. Finales del año que viene es la fecha barajada.
Los socialistas tienen fresco el amargo recuerdo de las últimas elecciones generales, en junio de 2016, cuando el PP ganó en la comunidad. Con 23 escaños, tres más que el PSOE, los populares obtuvieron 1,4 millones de votos, casi 100.000 más que los socialistas. De esta manera, Susana Díaz perdía sus primeras elecciones en Andalucía tras encadenar cuatro triunfos electorales consecutivos (europeas 2014, autonómicas 2015, municipales 2015 y generales 2015) desde que tomara las riendas del PSOE andaluz. Los resultados del PSOE en Andalucía fueron significativamente mejores que los del partido en el resto de España. Susana Díaz culpó de la derrota en Andalucía a Pedro Sánchez. "Yo no era la candidata", se justificó.
El PP ganó las elecciones generales del 26-J en Andalucía
Desde el año 1996, todas las elecciones autonómicas habían coincidido con las generales hasta que José Antonio Griñán fue elegido secretario general y convocó por separado en marzo de 2012. El entonces candidato a la Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba, intentó que Andalucía adelantara sus elecciones al 20-N de 2011 y que ayudara así con su movilización y sus votos a la debilitada marca que dejaba José Luis Rodríguez Zapatero. Pero sus esfuerzos fueron en vano y Griñán se mantuvo firme en que se celebraran por separado. El PSOE tocó su suelo histórico en España y también perdió luego en Andalucía, pero Griñán consiguió mantener el Gobierno autonómico gracias a un acuerdo con IU. Susana Díaz, que heredó ese Ejecutivo, aprendió la lección.
"La intención es acabar la legislatura, pero las elecciones serán cuando más nos convengan", admiten en el PSOE andaluz, que señalan una serie de claves. No deben coincidir con las generales ni con las municipales para no mezclar debates que perjudiquen a Susana Díaz, cuya figura ven más sólida que la marca PSOE. Un enfrentamiento nacional entre Pedro Sánchez y un Mariano Rajoy fortalecido por su actuación en la crisis catalana debilitaría la candidatura de la presidenta, que en Andalucía ocupa una posición mucho más de centro que la nueva izquierda en la que ha instalado Sánchez al PSOE.
En este sentido, será fundamental la situación política en Cataluña tras las elecciones del 21-D. Aunque el PP andaluz de Juanma Moreno sigue sin levantar cabeza en los sondeos, la posibilidad de que los números den para la formación de una coalición entre populares y Ciudadanos también supone un peligro para la hegemonía socialista que lleva más de tres décadas gobernando en la comunidad.
El adelanto electoral de 2015 era una maniobra arriesgada que dio un buen resultado a Susana Díaz, ya que fueron los primeros comicios en España a los que se presentaron los nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos. El PSOE andaluz ganó al PP (vencedor en 2012), rompiendo una tendencia de cinco derrotas electorales consecutivas en la comunidad. Con los peores resultados de su historia, el PSOE-A lograba 47 escaños frente a los 33 del PP. Podemos irrumpió en el Parlamento con 15 diputados y Ciudadanos con 9. Tras 80 días de bloqueo, la candidata socialista fue investida presidenta gracias a un acuerdo de gobierno con el partido de Juan Marín (C's). Ahora los sondeos sitúan a Podemos con apenas nueve escaños y a Ciudadanos como tercera fuerza en el Parlamento.
El enfrentamiento abierto entre PSOE y Ciudadanos a nivel nacional con motivo de las elecciones catalanas puede tener efectos en Andalucía. Pedro Sánchez ha anunciado que los socialistas no apoyarán un gobierno constitucionalista en Cataluña presidido por Inés Arrimadas y confía en que Miquel Iceta sea el nuevo presidente de la Generalitat con el apoyo de PP, C's y la abstención de los Comunes, que según los sondeos tendrá la llave de la nueva investidura.
Esa tensión entre PSOE y C's amenaza con pasar factura, ya que el partido de Juan Marín sostiene al Ejecutivo de Susana Díaz. Cualquier titubeo del apoyo de Ciudadanos al Gobierno serviría de relato para justificar un adelanto electoral por la falta de estabilidad institucional, similar al que fabricó Susana Díaz con la ruptura del pacto de gobierno con IU en 2015.
Precisamente el aliado parlamentario de Díaz, Ciudadanos, también inclina la balanza hacia un adelanto electoral. Aunque Juan Marín niega rotundamente esa tesis, en el PSOE lo entienden así. Los socialistas señalan a problemas internos de la formación para hablar de "ansiedad" en Ciudadanos por entrar en el gobierno autonómico. Esa opción sólo será viable en una nueva etapa global para Ciudadanos, que en esta primera legislatura se ha negado a entrar en los ejecutivos a los que da apoyo parlamentario. Un gobierno con Inés Arrimadas en Cataluña podría ser el pistoletazo de salida para cambiar esa tendencia.
En ese sentido, las encuestas juegan a favor del PSOE y de Ciudadanos. Susana Díaz cuenta con sondeos semanales que le muestran las tendencias sociológicas en la comunidad. El partido de Albert Rivera se ha visto recompensado por su discurso de defensa de la unidad de España durante la crisis catalana. Por el contrario, Podemos, la principal amenaza para el PSOE, cae en picado en la comunidad.
Otra encuesta sobre ciudades revela el desmoronamiento de Podemos en los núcleos urbanos andaluces, sus principales graneros de voto. El denominador común en todos ellos es el descalabro del partido de Teresa Rodríguez, cuya marca está sufriendo un importante desgaste por la postura de simpatía hacia el independentismo catalán.
El partido de Pablo Iglesias y el de Albert Rivera encontraron en las 29 ciudades andaluzas de más de 50.000 habitantes el 60% de sus votos en 2015. La candidatura de Teresa Rodríguez logró 331.000 votos en las urbes, el 56% del total. Fue el partido más votado en la capital de Cádiz, donde meses después se haría con la Alcaldía, y fue segunda fuerza en feudos socialistas como Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra.
Ahora, las encuestas muestran que gran parte de ese electorado, joven, universitario, progresista y cualificado huye de la marca Podemos para refugiarse en la abstención. Por ese motivo, Rodríguez y el líder de IU en Andalucía, Antonio Maíllo, preparan una nueva coalición electoral con un nombre nuevo alejado del Unidos Podemos tan desgastado. El avance de esa coalición es otro motivo para que Susana Díaz adelante los comicios andaluces.
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