"Hay grandes probabilidades de que se repitan las elecciones catalanas". Pablo Iglesias se pronunciaba así este miércoles en los pasillos del Congreso de los Diputados durante el acto del 39 aniversario de la Constitución. Lo hacía con conocimiento de causa, porque la coalición electoral de Podemos en Cataluña no tiene la intención de evitar la repetición de los comicios si no resulta investido su candidato, Xavier Doménech, o el de Esquerra Republicana de Cataluña, partido con el que están afianzando una alianza política. Podemos rechaza de plano cualquier pacto postelectoral en el que participen el PP, el PDeCAT o Ciudadanos.
El líder de Podemos aseguraba que la repetición electoral es el "peor escenario" para todos, mientras otros altos cargos del partido reconocían abiertamente que la ingobernabilidad es preferible a la de facilitar un Govern de Miquel Iceta apoyado por Ciudadanos, ya que consideran que el socialista tendría que pagar un peaje político con "la derecha" por esa investidura.
La elección de Podemos no sería inédita. El escenario es prácticamente el mismo que se produjo tras las elecciones generales de diciembre de 2015, cuando la negativa de Pablo Iglesias a investir a Pedro Sánchez por su acuerdo con Albert Rivera abocó a España a la repetición electoral en junio de 2016.
Desde entonces, Podemos ha pagado un alto coste político que se traduce en una caída en picado en todas las encuestas. Como entonces, Podemos es consciente de que una decisión similar en Cataluña también le supondría un elevado desgaste, pero está dispuesto a asumirlo.
En la cúpula de la formación se admite la posibilidad de que se produzca una pérdida de apoyos que supusiera una reducción drástica del número de diputados en las próximas elecciones generales. No obstante, esta circunstancia no puede forzar la constitución de un Govern que ni ellos ni sus bases deseen. Prefieren pagar el coste a sacrificar su coherencia. "Nosotros mantenemos nuestras ideas cueste lo que cueste", aseguran.
Por otra parte, mantienen la esperanza de que en una segunda campaña electoral, tras el hipotético fracaso del 21-D, el candidato de los comunes, Xavi Doménech, sea percibido como el único hombre capaz de conciliar a los dos bloques, nacionalistas y no nacionalistas, dándoles el gobierno de la Generalitat.
Esa campaña electoral se basaría en culpar a los socialistas de no haber facilitado un gobierno de ERC-Catalunya En Comú Podem. En este sentido, trabajarán con la idea de que Podemos es la única vía factible como solución al conflicto, ya que es el único capaz de concitar apoyos de los dos bloques, el independentista y el constitucionalista, en el caso de que ninguno de ellos tuviera los escaños necesarios para gobernar. Con votos de ERC y del PSC se permitiría la gobernabilidad.
En este sentido, son numerosos los reproches al PSOE y al PSC. Acusan a Pedro Sánchez de moverse sólo por "cálculos políticos" tras su pacto con el Gobierno del PP para aplicar el 155 en Cataluña y su falta de interés en una moción de censura que desaloje a Mariano Rajoy de la Moncloa.
También critican a Pedro Sánchez por haber ganado las primarias del PSOE a costa de acercarse a Podemos para luego rectificar sus posiciones. La dirección de Podemos contactó con el líder socialista en septiembre y le propuso reuniones discretas para acercar posturas sobre la crisis catalanas. No obstante, según fuentes de Podemos, Sánchez no recogió el guante y hasta en tres ocasiones les "dio largas".
Entre los comicios de diciembre de 2015 y las elecciones en junio de 2016, Podemos perdió más de un millón de votos. Mientras algunos sectores del partido entendieron que esta caída era consecuencia de no haber evitado un Gobierno del PP, los pablistas se reafirmaron en su tesis y no relacionaron los resultados con su rechazo a un Gobierno socialista.
El último barómetro del CIS deja un escenario en el que el partido de Ada Colau sería la llave de Gobierno que podría favorecer al bloque constitucionalista o al independentista. Sin embargo, Podemos rechaza esta dinámica de bloques y mantiene sus vetos hacia las fuerzas conservadoras.
En Podemos mantienen su apuesta por un Gobierno de ERC y PSOE, pero reconocen que es "inverosímil" que los socialistas se avinieran a este pacto. Esta posibilidad acaparó la conversación que mantuvieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias este miércoles en el Congreso, donde ironizaron sobre los vetos cruzados. Este bloqueo político favorecería una repetición electoral que se plantea cada vez con más fuerza.
"Si hay que repetir elecciones pues se repetirán", señalan miembros de la dirección de Podemos. "Nosotros jamás vamos a facilitar un Gobierno de Ciudadanos", aseguran. El partido de Iglesias apuesta por el todo o nada: o un gobierno con PSC y ERC o el 'no' a cualquier otra opción. Y ante lo difícil de que se cumpla su la primera opción, trabaja ya sobre la hipótesis de unos segundos comicios catalanes en 2018.
Podemos no se mueve de su postura y reivindica la "coherencia" que ha mantenido el partido morado en el asunto catalán. Insisten en la estabilidad de Podemos frente al "cálculo político" del que acusan a Pedro Sánchez tras su pacto con el Gobierno para aplicar el 155 en Cataluña y su falta de interés en una moción de censura que desaloje a Mariano Rajoy de la Moncloa.
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