Diez llamadas telefónicas a la semana de cinco minutos cada una a familiares, una visita de 40 minutos al otro lado del cristal los fines de semana y correo postal sin límite. Lejos de auditorios enmoquetados y de pabellones deportivos en los que ondean banderas del partido y los candidatos se dan baños de masas bajo una megafonía vociferante, esos son los recursos de los que disponen Oriol Junqueras, Joaquim Forn y Jordi Sànchez para hacer campaña desde prisión.
Privados de libertad, el ex vicepresidente de la Generalitat, el ex conseller de Interior y el líder de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) viven su particular campaña electoral entre los muros de Estremera (Junqueras y Forn, que comparten celda en el módulo 7) y Soto del Real (Sànchez). Poder participar en el proceso electoral "en libertad" fue precisamente uno de los argumentos invocados sin éxito por el abogado de Junqueras en el escrito mediante el que pidió al juez que decretara libertad provisional para su representado o al menos suavizara las medidas cautelares.
Fracasado ese intento, algún candidato -caso de Jordi Sánchez, número dos de la candidatura de Junts per Catalunya por Barcelona- vuelve a llamar a la puerta del instructor para que le autorice salidas concretas de prisión a fin de poder participar en actos electorales o en debates públicos. En un escrito, el sustituto de Carme Forcadell al frente de la ANC pide también que pueda tener acceso "en un horario amplio" a internet en prisión para poder hacer campaña y conceder entrevistas a los medios de comunicación.
¿Cuáles son las posibilidades de las que dispone un recluso para hacer campaña? En la era de las nuevas tecnologías, el mejor recurso de que dispone el preso que no tiene restringido el derecho de sufragio pasivo es el correo ordinario. A diferencia de las llamadas telefónicas, el Reglamento Penitenciario no establece limitaciones en cuanto al número de cartas o telegramas que el interno puede enviar o recibir. Las comunicaciones postales, eso sí, dejan rastro: deben registrarse en el libro correspondiente.
El líder de ERC recurre al correo postal para enviar mensajes y consignas desde Estremera
A 464 kilómetros de Barcelona, el correo postal es el medio al que está recurriendo el líder de ERC para enviar mensajes a sus conmilitones y a sus potenciales electores. El pasado miércoles, durante un acto de campaña celebrado por esta formación en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, la diputada en el Congreso Anna Surra leyó un fragmento de una carta enviada por Junqueras en la que éste les animaba a 'luchar' y 'ganar' y en la que incluía una encarecida petición: "Haced la mejor campaña de vuestras vidas".
Fue también a través de la vía postal cómo el ex número dos del Gobierno de Puigdemont relató al tabloide británico The Times sus dos primeras semanas en la cárcel. "Dedico mi tiempo a la reflexión y, afortunadamente, como católico, a la oración. Tengo tiempo para pensar en el pasado pero también en el futuro", contó en la misiva, en la que lamentó que sólo pudiera disponer de 50 minutos a la semana para hablar por teléfono y que no hubiera podido ver a sus hijos.
Como él mismo recordaba en una reciente carta enviada a Meritxell Serret, uno de los cuatro ex consejeros que acompañan a Puigdemont en la fuga belga tras la declaración unilateral de independencia por parte del Parlament y la aplicación del artículo 155 por el Gobierno de la nación, ha recuperado en prisión "el hábito de escribir a mano". "Te desenganchas por completo del móvil y de las redes, qué remedio", expresaba Junqueras. Y añadía: "Poco nos podíamos pensar en verano que hoy nos tendríamos que comunicar a través de cartas".
Los reclusos tienen derecho a diez llamadas a la semana de cinco minutos cada una y a una visita a la semana con un máximo de cuatro personas durante 40 minutos
Desde el centro penitenciario, la comunicación con el mundo exterior es muy limitada. El reglamento establece que los reclusos podrán hacer un máximo de 10 llamadas a la semana a familiares y abogados, siempre que concurran dos condiciones: que los familiares residan en localidades alejadas o no puedan desplazarse para visitar al interno y cuando el preso haya de comunicar algún "asunto importante". La dirección es la encargada de autorizar las llamadas y de señalar la hora en que éstas deben realizarse una vez comprobados los citados requisitos.
En cuanto a las comunicaciones orales, el recluso tiene derecho a recibir una visita a la semana -separados por medio de un cristal- con un máximo de cuatro personas de forma simultánea y una duración tope de 40 minutos. "Los familiares deberán acreditar el parentesco con los internos y los visitantes que no sean familiares habrán de obtener autorización del Director del establecimiento para poder comunicar", precisa el Reglamento Penitenciario en su artículo 42.5. Es otra de las posibilidades que tiene Junqueras para dictar consignas o enviar mensajes para su posterior difusión a militantes y electores potenciales.
Como el resto de centros penitenciarios españoles, Estremera y Soto del Real disponen de locales para las visitas familiares o de allegados de los internos que no disfrutan de permisos ordinarios de salida, caso de los dirigentes independentistas. Con éstos se puede mantener una comunicación al mes y otra íntima (vis a vis), en ambos casos con una duración no superior a tres horas y tampoco inferior a una. Igualmente, tiene derecho cada tres meses a una visita de convivencia "con su cónyuge o persona ligada por semejante relación de afectividad e hijos que no superen los diez años de edad" con una duración máxima de cuatro horas.
Junqueras, Forn y Sànchez, candidatos en los comicios del 21-D, podrán votarse a sí mismos
No existe limitación en los encuentros con su abogado, que puede visitarle en prisión cuando quiera siempre que sea en el horario establecido. El letrado ha de presentar un volante expedido por su Colegio profesional en el que conste de forma expresa su condición de defensor o representante del interno, con el que se ve en un locutorio especial que garantiza que el funcionario que lleva a cabo el servicio de control sea sólo visual para salvaguardar el derecho de defensa.
Como cualquier recluso que no está privado por condena del derecho a ejercer el sufragio activo y no goce del régimen de semilibertad, el ex vicepresidente de la Generalitat, el ex conseller de Interior y el líder de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) podrán votarse a sí mismos en las elecciones que se celebrarán el 21-D.
Voto por correo
Para garantizar ese derecho, el director del centro penitenciario solicitará a Correos que desplace a un funcionario al penal en una fecha concreta con los impresos de solicitud de inscripción en el Censo a fin de que el interno que desee votar pueda cumplimentarlo. Como informa el Ministerio del Interior, la Oficina del Censo Electoral debe remitir a la prisión sobres y papeletas suficientes para que le sean entregados personalmente por el funcionario de Correos al elector, que elegirá la papeleta que desee y la introducirá en un sobre que la empresa pública hará llegar a la mesa electoral correspondiente el día de la votación.
"Ya deben tener los avisos de las elecciones catalanas y cómo pueden votar porque en mi centro ya está puesto. El que no vota te aseguro que es porque no quiere. Información y mecanismos para hacerlo los tienen todos", explica a este diario un funcionario de Prisiones para rebatir por qué es tan bajo el porcentaje de participación electoral entre la población reclusa.
Al apreciar riesgo de reiteración delictiva, el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena cerró el pasado lunes la puerta por ahora a la excarcelación de Junqueras, Forn y Sànchez, tres de los cuatro dirigentes independentistas que continúan en prisión preventiva por el procés -completa la lista Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural- que concurren a los próximos comicios catalanes. Fue horas antes de que arrancara la campaña electoral que desembocará en la trascendental cita con las urnas del próximo 21-D, que determinará si el bloque secesionista mantiene la mayoría en el Parlament o por el contrario es superado por los partidos contrarios a la ruptura con España.
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