La Ejecutiva Federal del PSOE ha mostrado su apoyo a los ex presidentes socialistas de Andalucía ante el juicio por el caso ERE que empieza este miércoles. Ambos han sido presidentes del partido. El PSOE de Pedro Sánchez ha trasladado su convencimiento de que ni Manuel Chaves ni José Antonio Griñán han cometido delitos de corrupción que pudieran suponer un enriquecimiento propio o del partido -como ha ocurrido en las filas del PP- y reduce el caso, en ambos supuestos, al juicio del procedimiento administrativo utilizado para otorgar las ayudas.
La relación de Ferraz con los ex presidentes se ha estrechado tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias y tras el abandono político de ambos por parte de Susana Díaz. La Ejecutiva federal hace suyo el discurso de defensa de los ex presidentes, que incide en su "honradez, honorabilidad y honestidad". Se congratula, además, de que el juicio por fin esclarezca la responsabilidad de ambos tras siete años de controvertida instrucción por parte de la juez Mercedes Alaya.
En noviembre de 2014, la primera Ejecutiva de Sánchez inició su desencuentro con los altos cargos socialistas afectados por el caso. Ferraz se negó a seguir sufragando sus defensas, una decisión del anterior secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. La dirección del PSOE rechazó a asumir los pagos de los entonces cinco aforados nacionales que debían declarar ante el Tribunal Supremo. Ésa era la intención del PSOE-A, que sólo quería hacerse cargo del pago de los cuatro diputados del Parlamento andaluz señalados por Alaya.
Griñán era senador y Chaves, junto a Gaspar Zarrías, Mar Moreno y José Antonio Viera, eran diputados en el Congreso. Por ese motivo, el PSOE andaluz pretendía que Ferraz sufragara su defensa. La dirección federal socialista se negó y finalmente ninguna de las dos Ejecutivas asumió el costoso pago de los abogados, por lo que alguno de los imputados han tenido que hipotecar sus casas para sufragar sus defensas. Ese desencuentro se ha empezado a limar desde que Sánchez volvió a hacerse con las riendas del PSOE y algunos miembros de su Ejecutiva mantienen buena relación con los dos ex presidentes del partido.
El cordón sanitario de Susana Díaz
«Pepe, Susana nos ha matado. Es como si nos hubiese clavado un puñal». El 7 de noviembre de 2014, Manuel Chaves cogió el teléfono y llamó a su antiguo amigo y sucesor, José Antonio Griñán, con el que no hablaba desde hacía mucho tiempo. Susana Díaz acababa de anunciar que ambos debían dejar sus escaños en el Congreso y el Senado si resultaban imputados en el caso ERE. La presidenta le había llamado para disculparse, unas excusas que Chaves no aceptó: "Me dejas a los pies de los caballos. Tus declaraciones eran innecesarias. Ahora has puesto el punto de atención sobre nosotros y esto va a ser un escándalo», le contestó.
Susana Díaz había establecido un cordón sanitario para que el caso de los ERE no le salpicara. En los actos oficiales del PSOE andaluz borró los 20 años de gobierno de Chaves y Griñán, a los que no invitaba, para presentarse junto a los primeros presidentes, Rafael Escudero y José Rodríguez de la Borbolla.
Tras las elecciones autonómicas de marzo de 2015, Ciudadanos exigió a Susana Díaz que ambos abandonaran sus escaños para cumplir los compromisos de investidura sobre regeneración democrática que impedía tener a diputados imputados. Ambos lo cumplieron cuando el Tribunal Supremo abrió las puertas a su acusación. Griñán abandonó completamente la política. Chaves aparentemente también, aunque asesoró discretamente a la candidatura de Patxi López durante las primarias socialistas de este año.
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