No me gustan los debates en grupo. Prefiero los cara a cara. Pero ahora en Cataluña esa opción no hubiera sido posible, porque el partido del gobierno se ha escindido en dos y Arrimadas (líder de la oposición) se hubiera tenido que enfrentar a Mundó y Rull.
No estaban ni el lider de ERC (Junqueras sigue en prisión), ni el de JxCat (Puigdemont anda huido en Bélgica). Eso es una anomalía, es verdad. Pero producida porque existen graves cargos contra ellos al haber intentado un golpe que no les ha salido.
Aunque Ana Pastor sacó a colación otros temas para el debate, la cuestión de fondo era esa: ¿Estamos ante unas elecciones plebiscitarias sobre la independencia? ¿Si ganan los nacionalistas se archivarán los procesos judiciales y Junqueras, Puigdemont y los Jordis podrán volver a la normalidad como si nada hubiera sucedido? Esas fueron las líneas maestras del argumentario de los portavoces de ERC y JxCat.
Aunque hubo mucho ruido, al final, los independentistas se coaligaron para atacar a la candidata de Ciudadanos
No, ni el debate de ayer ni las elecciones del 21-D son normales. Responden a una situación excepcional creada por el desafío del gobierno de la Generalitat a la soberanía popular española. Es decir, a un intento de ruptura de las reglas de juego que han funcionado desde la muerte de Franco y que han hecho posible construir una sólida democracia.
Aunque hubo mucho ruido, muchas interrupciones, al final, los independentistas se coaligaron para atacar a la candidata de Ciudadanos. Lo dijo sin rubor Mundó (ERC) en su último minuto: “O ganamos nosotros o gana Arrimadas”.
Sin duda, la candidata de Ciudadanos ganó la contienda. En el fondo y en la forma. A parte de que le benefició ser la única mujer de los siete candidatos, fue la más clara en la exposición de sus ideas y nunca perdió la compostura, a pesar de las tarascadas que le lanzaron Mundó y Rull (JxCat).
Especialmente espeso estuvo el candidato republicano, al que Rull le ganó la partida en su disputa particular por el voto independentista.
Iceta (PSC) tuvo claro cuál era su espacio y lo hizo razonablemente bien al presentarse como el político de la seguridad que apuesta por el diálogo.
Domènech (CEC- Podem) barrió al representante de la CUP (Vidal Aragonés) y Albiol trató de marcar territorio, sin atacar a Arrimadas ni a Iceta, atribuyéndo al PP y al Gobierno las bondades del 155.
Es muy difícil que haya un cambio de mayoría, pero es posible. Arrimadas tiene mucho que ver en ello
No creo que el debate de ayer (bien conducido por Pastor) sirva para provocar una transferencia de voto entre bloques. Pero sí ha servido para una cosa. Hoy Arrimadas representa todavía más al voto útil del centro derecha; Iceta, desechando gobernar con ERC, ha consolidado la recuperación del PSC; y Puigdemont tiene más posibilidades de las que tenía hace unas horas de hacer su particular sorpasso a Junqueras.
En resumen: es muy difícil que haya un cambio de mayoría, pero es posible. Arrimadas tiene mucho que ver en ello.
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