El jueves por la noche Inés Arrimadas festejó triunfante junto a Albert Rivera en la Plaza de España de Barcelona. Había motivo. Ciudadanos ha aprovechado la división del independentismo para, por primera vez, lanzar a un partido nacional al primer puesto en unas elecciones catalanas en votos y escaños. 1.102.099 votos, a falta del recuento exterior. Un resultado histórico que no había conseguido ningún partido no nacionalista desde el PSC de Pasqual Maragall en 1999. Y aún entonces fue derrotado en escaños, que no en votos, por la CiU de Jordi Pujol.
La formación naranja ha culminado en 2017 una escalada meteórica desde su irrupción en las autonómicas del 2006. Consiguió 3 diputados y 90.000 votos entonces. En 2010 apenas creció: 106.000 votos y los mismos tres diputados. Tras ello ha progresado al mismo ritmo que el desafío independentista: 275.000 votos y 9 diputados en 2012; 736.000 votos con 25 diputados en 2015 y 1.100.000 con 37 escaños ahora.
Su rotundo resultado lo ha confiado a una transversalidad total. Ha robado votos a prácticamente todas las formaciones del espectro; ha crecido en todas las provincias y ha ganado entre todos los estratos sociales. Es especialmente significativo el ejemplo de la ciudad de Barcelona. Arrimadas ha sido la fuerza más votada tanto en Sarrià-Sant Gervasi, bastión habitual de la clase alta convergente, como en Nou Barris, barrio obrero y feudo clásico del PSC.
No ha robado sólo al PP
Ciudadanos ha ganado más de 365.000 votos en apenas dos años. Ha crecido casi un 50%. Por el camino ha destrozado al PP, pero no solamente. La formación de Xavier García Albiol ha perdido 165.000 apoyos en estas elecciones, pero aún asumiendo que todos hayan ido a Ciudadanos, el partido de Inés Arrimadas todavía tendría que haber pescado otros 200.000 nuevos votantes en ámbitos muy diversos.
El barómetro del CIS de noviembre señalaba que Arrimadas roba al PP, al PSC y a los comunes y que no pierde casi hacia nadie
El principal ha sido la bolsa de ex abstencionistas. En estas elecciones el número de votos a candidaturas ha crecido en más de 233.000 papeletas. Considerando que, como sugieren los datos, la movilización en este sector ha correspondido de manera relevante al bloque no independentista, Ciudadanos podría haber recogido a casi 100.000 de esos nuevos electores. Todavía le faltarían otros 100.000.
El barómetro catalán que el CIS publicó a principios de noviembre indicaba la clave: Ciudadanos lleva todo el 'procés' robando votos a todo el mundo. Al PP por supuesto, pero también al PSC e incluso a cerca de un 6% de los que votaron a Catalunya Si Que Es Pot en septiembre de 2015. También arrastra a algún arrepentido, pocos, de Junts pel Sí. Sus fugas se producen casi exclusivamente hacia el PSC, aunque en menor medida de lo que el partido naranja le roba al de Miquel Iceta. Su saldo es positivo respecto a todas las fuerzas.
Poder urbano
Ciudadanos ha conseguido una victoria transversal pero especialmente cimentada en las grandes ciudades, donde arrasó. Se impuso en las diez ciudades más pobladas de Cataluña. En Barcelona con el 23,9% de los votos, y con mucha más autoridad en el resto. Superó el 30% en L'Hospitalet, Badalona, Tarragona, Mataró, Santa Coloma y Reus. En algunas de ellas directamente barrió a Carles Puigdemont, que fue quinta fuerza en L'Hospitalet y sexta en Santa Coloma, con un 5,46% y por detrás incluso del Partido Popular.
En Ciudades como L'Hospitalet o Santa Coloma, Ciudadanos fue primera fuerza y Junts per Cat, quinta o sexta
La división del bloque independentista de 2015 propició que Ciudadanos se impusiera en más de 120 municipios, en contraposición a los apenas 30 en los que consiguió la victoria hace dos años. Entonces no obtuvo ninguna victoria local en la provincia de Girona, y este jueves se llevó 12, entre ellas localidades turísticas como Roses, Figueres, Lloret de Mar o Blanes. En Lleida sólo obtuvo nueve victorias parciales, pero entre ellas la de la capital de provincia.
En Tarragona y Barcelona, las provincias que se tiñeron de naranja durante el recuento, Ciudadanos sumó más de 100 municipios, cuatro veces más que en 2015 y sumando ayuntamientos de mayor entidad.
El crecimiento de la candidatura de Inés Arrimadas ha sido sostenido en todas partes. Creció un 7,95% en Tarragona, un 7,6% en Barcelona, un 7% en Girona y un 5,4% en Lleida. Aunque lo rentabilizó de manera diferente: creció siete escaños en Barcelona, uno en Lérida y dos en Girona y Tarragona, donde se juega todavía un escaño bailante con el PP en el recuento del voto exterior. Actualmente, es de Ciudadanos por sólo 12 papeletas.
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