Cuatro o cinco días, en función del año. Éstas son las vacaciones que un trabajador español medio puede permitirse en Navidad y ahí caben celebraciones, regalos y descanso. El periodo puede dilatarse si sumamos festivos o fines de semana, y se multiplica exponencialmente si de por medio hay un acta del Congreso de los Diputados. Los diputados españoles gozan de siete semanas y media de vacaciones en estas fechas, casi dos meses de descanso. El último Pleno fue el 13 de diciembre, y previsiblemente no se incorporarán a la actividad hasta el 6 de febrero. En total, 54 días de inactividad que contrastan con los 34 del Parlamento alemán, los 21 de Francia o los 17 de Italia.
En esta ocasión las vacaciones navideñas en el Parlamento se prevén más largas que las de otros años. En un primer momento tenían una duración de solo 6 semanas pero la Mesa del Congreso, con representantes de todos los partidos, acordó no celebrar Plenos en la semana del 19 al 21 de diciembre, alargando una semana más la vuelta al cole. El motivo, la campaña de las elecciones catalanas del 21D. Además, el mes de enero está considerado inhábil y, al igual que en el mes de julio y agosto, los trabajos parlamentarios quedan suspendidos.
El Congreso celebra sesiones parlamentarias en 26 de las 52 semanas del año
El que no haya Pleno ni sesión de control al Gobierno no impide que se celebren comisiones parlamentarias, aunque su reunión en estas fechas es casi residual. Desde el último Pleno, el 13 de diciembre, sólo se han reunido tres comisiones: la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, el 14 de diciembre; la Comsión sobre la Crisis Financiera en España, el 20, y la Comisión Mixta para las Relaciones con el Tribunal de Cuentas, el 27 de diciembre.
De igual modo, en este mes de enero todo quedará paralizado, a excepción de dos comisiones que sí tienen previstas sesiones en estas semanas: la comisión territorial para la modernización del modelo autonómico, impulsada por el PSOE y a la que Unidos Podemos se negó a participar, se reunirá a partir del próximo miércoles 10 de enero para acelerar los trabajos, y estrenará el año con la comparecencia de los padres de la Constitución Miquel Roca, José Pedro Pérez Llorca, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. Del mismo modo, la Comisión de Investigación sobre la crisis financiera de España se reunirá el 9, 10 y 11 de este mes. Son las dos únicas comisiones en las que sus miembros hacen un breve parón vacacional.
El Congreso de los Diputados considera los meses de enero, julio y de agosto como inhábiles. El artículo 61 del Reglamento de la Cámara [consultar aquí] y el artículo 73 de la Constitución Española establecen dos periodos de sesiones, uno desde septiembre a diciembre, y otro desde febrero hasta junio. Fuera de dichos períodos, la Cámara sólo podrá celebrar sesiones extraordinarias a petición del Gobierno, de la Diputación Permanente o de la mayoría absoluta de los diputados.
Los 350 diputados pasan por alto, año tras año, el acuerdo alcanzado en marzo 2010, en la IX Legisltura, por el que se reducían las vacaciones parlamentarias y se habilitaban los meses de enero y julio. Esta propuesta salió adelante bajo la Presidencia del Parlamento del socialista José Bono, que en rueda de prensa explicó los motivos. Bono justificó entonces esta medida en rebatir a quienes piensan que este largo periodo vacaciones "es pura y simplemente la consecuencia del poco deseo de trabajar de los diputados". "Eso es rigurosamente falso", señaló en rueda de prensa. "No podemos contribuir a que la imagen errónea sea alimentada por un modo de actuar por nuestra parte errático", añadió.
El Congreso acordó habilitar los meses de enero y julio, pero todos los partidos hacen oídos sordos
La realidad es que este cambio y este modo "errático" de actuar nunca se corrigió. Los grupos con representación en el Congreso (PSOE, PP, PNV, CiU, ERC y Mixto) llegaron al acuerdo y lo anunciaron a bombo y platillo, pero no consideraron necesario formalizar el cambio en el Reglamento del Congreso y mucho menos en la Constitución. ¿El resultado? La modificación nunca llegó a aplicarse y siete años después, y una vez incorporados partidos de la nueva política como Ciudadanos o Unidos Podemos, los parlamentarios de todos los colores continúan haciendo oídos sordos a la hemeroteca y disfrutando de tres meses sin acudir a Pleno.
Además de estos tres meses, la Cámara tiene por costumbre no celebrar sesiones plenarias la primera semana de cada mes, lo que deja una cifra curiosa: de las 52 semanas del año, los diputados sólo tienen que acudir 26 al Pleno. Es decir, si todas las sesiones parlamentarias en el Congreso fueran en semanas consecutivas, habría medio año libre de actividad.
Las vacaciones de 54 días de los diputados españoles contrastan con las de otros parlamentos europeos. En el Bundestag alemán, los parlamentarios se reunieron por última vez el 13 de diciembre y volverán a verse el 17 de este mes. Gozan del total de 34 días festivos, un 37% menos de tiempo que en el Congreso de España.
Más llamativa es la diferencia con el Congreso italiano, donde sus 630 diputados celebraron Asamblea el 22 de diciembre y volverán la semana que viene, el 9 de enero. Disfrutan, en total, de unas discretas vacaciones de 17 días de vacaciones. Un periodo un 68,5% más corto que en España. En la Asamblea Nacional francesa, los trabajos están suspendidos entre el 25 de diciembre y el 14 de enero, 21 días festivos. Los diputados franceses disponen así de 33 días menos que los españoles.
Los 350 diputados tienen a su servicio a 321 asesores
Las vacaciones no son necesariamente cosa sólo de diputados. La Cámara Baja tiene 321 asesores nombrados a dedo que prestan sus servicios a los 350 parlamentarios. Es decir, cada uno de los diputados españoles cuenta casi con el asesoramiento de una persona, contratada y pagada con dinero público. En total, las Cortes españolas suman 382 asesores, de los que 321 corresponden al Congreso y 61 al Senado. Su factura asciende a 11,2 millones y encierra un incremento del 20%, en comparación con los 9,3 millones de 2016.
En la última legislatura después de la repetición electoral, todos los partidos salvo Ciudadanos aumentaron su nómina de asesores. En el Congreso de los Diputados, el PP acumula directamente 103 asesores, frente a los 81 de la pasada legislatura, la más corta de la Historia parlamentaria. Por su parte, el PSOE tiene 65, frente a los 59 de 2016, a pesar de tener cinco escaños menos. Podemos ha nombrado 52, frente a los 43 del ejercicio anterior con los mismos diputados; y Ciudadanos cuenta con 25, dos menos que antes con ocho escaños menos. El resto de grupos suma 26.
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