El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se las prometió muy felices al que fuera alcalde de Santander cuando le propuso ser ministro de Fomento, hoy en el ojo del huracán por la gestión de los enormes atascos en la AP-6 de este fin de semana. No es que a Íñigo de la Serna le asustara el tema de las infraestructuras, que para eso es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, pero no dejaba de darle cierto vértigo el salto desde la política local a la nacional. Y Rajoy, para tranquilizarle le transmitió que "no me preocupara, que sobre todo tendría que ir a inauguraciones", según ha comentado el ministro en conversaciones privadas.
No le faltaba razón al jefe del Ejecutivo. Por ejemplo, sin retrotraerse demasiado en el calendario, el pasado 30 de diciembre, a punto de poner fin al 2017, presidente y ministro acudieron a inaugurar la la ampliación de la AP-9 en el tramo que comprende el Puente de Rande, en Pontevedra. Y este mismo lunes, en mitad de la polémica del fin de semana asistía, junto a su compañero de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, a la primera prueba piloto de tracción ferroviaria con gas natural licuado (GNL) de Europa y la primera en el mundo en el sector ferroviario de viajeros, entre Mieres y Figaredo.
La estiba, la huelga de Eulen de El Prat y la salida de Vargas de AENA son algunos de los retos de su gestión
Pero lo cierto es que apenas un año después de tomar posesión -el 2 de noviembre pasado cumplió un año el consejo de ministros salido de las elecciones del 26-J- De la Serna ha tenido que apagar no pocos incendios en su Departamento, muchos de ellos heredados, y otros de plena actualidad como este temporal de nieve que atrapó durante horas a miles de coches en la principal vía de conexión del centro peninsular con el norte del país y, para empeorar las cosas, en pleno operación retorno de las vacaciones de Navidad.
La oposición se ha apresurado a pedir su comparecencia en el Congreso de los Diputados, aunque desde el Gobierno aseguren que la misma, que tendrá lugar este miércoles, es a petición propia y no basta con echar la culpa a la empresa concesionaria de la AP-6 habida cuenta de que la supervisión y control corresponde a la Administración.
De la Serna comparecerá este miércoles en el Congreso al igual que Zoido
El ministro destinado a ir de inauguración en inauguración, según le vaticinó Rajoy, hubo de asumir apenas dos meses después de llegar al Ministerio la crisis de los estibadores, con una larga convocatoria de huelga de los más de 6.000 empleados de este sector, que colapsaron los puertos de España. Aquello costó una multa de tres millones de euros a España, pues la Unión Europea exigía la liberalización de la estiba, que había actuado hasta entonces como un coto cerrado. No salió, sin embargo, muy caro, pues la multa real debiera haber subido de los 25 millones.
La segunda crisis tuvo su origen en el aeropuerto de El Prat, en julio del año pasado, con una huelga encubierta de los trabajadores de Eulen que desarrollan las labores de control de acceso a la zona de embarque. La crisis llegó a tal punto, que Fomento barajó que Guardia Civil y Policía Nacional asumieran ese cometido en una decisión muy similar a la del Gobierno del PSOE cuando sustituyó a los controladores aéreos por miembros del Ejército, aunque entonces hubo que cerrar hasta el espacio aéreo y decretar, por vez primera en democracia, el estado de alarma, en diciembre de 2010. Tras los acontecimientos de El Prat hubo un nuevo amago de huelga en los aeropuertos de España que obligó también al ministro a emplearse a fondo para frenarla.
Malas relaciones en AENA
Un mes después, en septiembre, se conocía la salida del presidente de Aena, José Manuel Vargas. Aunque esgrimió razones personales, la realidad es que su marcha estuvo precedida de varios enfrentamientos con el Ejecutivo, que frustró la intención de Vargas de que el Estado perdiera el control de la compañía -privatizada en un 49 por ciento- le impidió una OPA sobre Abertis y, por último, le recortó tasas aéreas. Vamos que sus tratos con el Ministerio de Fomento, del que dependía, fueron de todo menos cordiales. La predecesora de De la Serna, Ana Pastor, tampoco mantuvo buenas relaciones con Vargas, por lo que el actual titular de Fomento heredó un vínculo ya envenenado.
La última bomba que le ha estallado en las manos tiene forma de temporal de nieve con miles de personas atrapadas en sus coches en una de las autovías más modernas de España. Si bien ha trascendido dónde se encontraban el ministro de Interior y el director general de la DGT, Juan Ignacio Zoido y Gregorio Serrano, respectivamente, el sábado, ambos en Sevilla, aún se ignora si De la Serna siguió los acontecimientos de ese día desde Madrid o también estaba de vacaciones navideñas.
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