Política

El Gobierno, convencido de que Puigdemont tensará la cuerda pero acabará dando paso a un president "limpio"

Cree que no tiene sentido un candidato que deba sentarse en el banquillo "en cinco o seis meses" para ser juzgado por los delitos de rebelión y sedición

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont | EFE

Moncloa se prepara para un proceso en Cataluña largo y tenso con un Carles Puigdemont enrocado cuyo objetivo será llevar a todos al límite, aunque con la esperanza de que Junts per Catalunya acabe cediendo para proponer un candidato a la investidura "limpio", sin causas judiciales pendientes.

Desde el Gobierno subrayan que no tendría sentido votar para la presidencia de la Generalitat "a alguien que en cinco o seis meses deba sentarse en el banquillo" para ser juzgado por los delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos. Eso invalida no sólo a Puigdemont sino también a Oriol Junqueras y hasta a "terceras vías" como las que apuntaban al líder de la ANC, Jordi Sánchez, o a la republicana Marta Rovira.

Moncloa cree que carece de sentido un presidente que tenga que sentarse en el banquillo "en seis meses"

Precisamente, el Ejecutivo se aferra a las reticencias de ERC, en primer lugar, y del PdCat, en segundo lugar pero con mucha menos fuerza, como la mejor arma contra la investidura de un president que no sea presencial. Vuelve a confiar en Junqueras para restituir la legalidad en Cataluña, aunque eso no quiere decir que le vean como sustituto de Puigdemont. De hecho, al igual que se ha optado para la presidencia del Parlament por alguien no imputado, con mayor motivo debe seguirse el mismo criterio para la máxima autoridad autonómica.

Que se agotarán todos los plazos, como ocurrió en 2015, es algo con lo que cuenta Moncloa. Entonces, tras las elecciones catalanas del 27 de septiembre, la CUP condicionó su apoyo a la salida de Artur Mas. Las negociaciones a cara de perro no culminaron hasta el último día posible para investir a un candidato, casi en el tiempo de descuento. Mas ofreció su cabeza por mor de ese pacto.

Lo previsible es que el ex presidente intente agotar todos los plazos ante de retirarse

Si Puigdemont quiere permanecer en Bruselas, su investidura es un imposible, ente otras cosas porque desencadenaría un recurso inmediato del Gobierno ante el Tribunal Constitucional y, por tanto, la suspensión de todo proceso o amago para votar la candidatura del ex presidente de la Generalitat.

En definitiva, lo único que haría sería empeorar su propio horizonte judicial en caso de que aspirara alguna vez a volver a España. Su pretensión de regresar convertido en president, con el convencimiento de que sería un escándalo internacional encarcelar al jefe de un ejecutivo regional, se antoja vano porque se cortocircuitaría la investidura.

Tardá compara la investidura de Puigdemont con una "carambola demasiado complicada"

Los procesos judiciales abiertos contra todos los promotores de la independencia unilateral han sido lo suficientemente disuasorios como para que vayan apartándose a un discreto segundo plano. La ex presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y el ex consejero de Justicia Carles Mundó son los dos mejores ejemplos de esa retirada, a los que añadir al mismísimo Artur Mas.

Moncloa está convencida de que el propio Puigdemont se apartará de la carrera so riesgo de ir a una nueva repetición electoral, aunque amague con la misma, y JxC y ERC hayan acordado respaldar su investidura.  Al PP, desde luego, no le interesan unas nuevas elecciones, pero dudan de que esa posibilidad satisfaga al independentismo, que mantiene la mayoría absoluta por tres escaños que podrían verse comprometidos.

"Que no se perpetúe el 155"

El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardá, repitió por tres veces este martes en Hora25 de la cadena SER que "el objetivo imprescindible es tener gobierno" y que si bien su deseo era que tanto Puigdemont como Junqueras "sean restituidos" en sus respectivos cargos, "a veces las carambolas son demasiado complicadas". Interrogado sobre si estarían más tranquilos en el caso de que el hoy prófugo diera un paso a un lado, confesó que se trataba de una "pregunta incómoda" en la medida en "que es mi president", pero que era imprescindible "no crear un escenario en que sea posible que el 155 se perpetúe" o ir a unas elecciones.

Otros sectores del soberanismo próximos al ex president de la Generalitat Artur Mas le piden claramente que dé un paso al lado y no se enroque en su aspiración presidencial. Quien pone voz a ese sentir es Josep Martí Blanch, secretario de Comunicación del Govern de Mas entre 2011 y 2016. En un artículo publicado este martes en El Periódico, recogido por EFE, advierte de los "riesgos" que implicaría "enrocarse hasta el punto de bloquear la formación de gobierno" y forzar unas nuevas elecciones.

Varios sectores del soberanismo comienzan a reclamar que ceje en su empeño

En ese caso, además de los "riesgos personales" para Puigdemont en una campaña en la que quedaría tocado su llamamiento a votar JxCat como garantía de su vuelta, Martí subraya los "riesgos colectivos" que unas nuevas elecciones comportarían, ya que el independentismo "arriesgaría" su actual mayoría absoluta y propiciaría un "aplazamiento innecesario de la vigencia del 155". Le propone como alternativa que engrose las listas europeas que le otorgaría más rédito y rendimiento político que un cautiverio inevitable en caso de regresar a Cataluña", ha argumentado.

Moncloa tiene, en todo caso, toda su artillería legal preparada por los movimientos que pueda hacer un imprevisible Puigdemont empeñado en su salvación personal.

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