Luis Alegre (Madrid, 1977) es profesor universitario, filósofo y político en otro tiempo. Amigo de juventud de Pablo Iglesias, uno de los cinco fundadores de Podemos y ex líder morado en la Comunidad de Madrid, se define a sí mismo como un "militante más" tras distanciarse del proyecto hace ahora un año. Observa el desarrollo del partido desde la barrera de las aulas de la Complutense, cierra filas en torno al proyecto e insiste en la "vocación de Gobierno" inicial. Reconoce, eso sí, que construir una alternativa al PP se ha vuelto "más inverosímil" tras el 'no' de Podemos a la investidura de Pedro Sánchez. Admite también que Podemos no ha cumplido las expectativas en tanto que no ha conseguido, por ahora, conquistar La Moncloa.
Pregunta.- ¿Qué relación guarda con Podemos?
Respuesta.- Después de la II Asamblea Estatal soy uno más de los miles de inscritos de Podemos.
P.- Como uno de los cinco fundadores del partido, ¿cree que Podemos ha cumplido las expectativas?
R.- No ha cumplido todas las expectativas, al menos de momento, porque la apuesta que hicimos al comienzo era una apuesta extraordinariamente ambiciosa: la de poder gobernar tras las elecciones generales. Eso no se ha cumplido. Nuestro objetivo era salir y dar un golpe en el tablero electoral español y que al final de este ciclo pudiéramos desalojar al PP. Eso no se ha conseguido y todas las expectativas no se han cumplido.
P.- En 2014, poco después de la presentación oficial de Podemos, afirmó que Podemos no debía ser una fuerza de oposición, sino de Gobierno. ¿A día de hoy cuál de las dos es?
R.- Eso no depende tanto de los resultados, sino que es una cosa de vocación. Y la vocación de Podemos no era ser la conciencia crítica, la oposición de izquierdas, ni nada por el estilo. Era gobernar, transformar la realidad política española y solucionar los problemas de la gente. Se trataba de una cuestión de vocación, los resultados dependen de una serie de variables que no están en nuestra mano.
P.- ¿Esa vocación de Gobierno perdió credibilidad tras el 'no' a la investidura de Pedro Sánchez?
R.- Es verdad que después de la investidura fallida de Pedro Sánchez el escenario político y electoral cambia un poco, pero también es verdad que haciendo balance de esos meses, es cierto que el PSOE no estaba dispuesto a gobernar con Podemos. El pacto de gobernar con Ciudadanos no era un pacto para gobernar, sino para poner algo encima de la mesa algo inasumible para Podemos. Esa dificultad para llegar a acuerdos con el PSOE volvió más inverosímil que existiera un gobierno progresista como alternativa al PP y eso complicó el escenario político.
En Cataluña hay que buscar puntos que no dejen satisfecho a nadie pero permitan la convivencia
P.- Tras esa investidura fallida se ha dicho que Podemos está más cómodo en la oposición, ¿cree que es cierto?
R.- Siempre se está mas cómodo en la oposición. Es más sencillo que gobernar pero no es a lo que aspira Podemos. Al final uno está en la posición en la que le coloca la situación política pero la vocación de Podemos desde el principio, y entiendo que sigue siendo así, es la de gobernar.
P.- Advertía a los inicios del partido que Podemos que no podía ser en una fuerza testimonial ni escorarse al lado izquierdo del tablero, ¿eso ha pasado?
R.- Es muy importante distinguir entre la vocación con la que nace algo y los resultados que logra obtener. Puedes diseñar una organización política que tiene vocación de interpelar al 15% de la población y acabar interpelando al 25%, pero intentar interpelar al 60% y lograr interpelar solo al 15%. El diseño depende de si tu vocación es interpelar al 15 o al 60%. Es una cosa independiente del éxito o el fracaso de la estrategia. La vocación con la que nace es la de interpelar a mayorías sociales. Y creo que esto lo consigue al margen de que los nuevos espacios políticos sean disputados por otras fuerzas. Esa es la vocación, más allá de las contingencias de que te desplacen o te arrinconen.
P.- Después de cuatro años, ¿Podemos sigue apelando a una mayoría social?
R.- Esto es una cosa que está por ver. En realidad si se compara con las expectativas que llegó a despertar pues puede parecer que no ha logrado en absoluto los objetivos que tenía pero en realidad si amplías un poco el foco, ves que en cuatro años de vida irrumpe una fuerza con cinco millones de votos y es una fuerza central en la vida política del país. Una fuerza que, al margen de encuestas, ha nacido para quedarse. Desde el principio se planteaba que era una especie de espejismo que se desinflaría y ahora es algo que ya no plantea nadie. Todo el mundo entiende que Podemos ocupará una posición central en el tablero político español. Y eso más allá de las variaciones en las encuestas. Los resultados muestran la capacidad para interpelar a mayorías sociales.
P.- Los resultados en Cataluña no fueron especialmente buenos.
R.- En una situación de polarización es difícil que no se penalice a quienes intentan tender puentes. Es cuestión de tiempo, y confío en que sea poco, que la mayoría social de este país entienda que ese problema hay que solucionarlo y que para ello hay que entenderse entre personas que parten de puntos muy distintos. Que no hay soluciones que entusiasmen y colmen las expectativas de todos sino que hay que buscar puntos de encuentro que no dejen satisfecho a nadie pero que mantengan una convivencia razonable.
Podemos ya no tiene ese dinamismo virginal con el que surgimos, se ha logrado una vida ordinaria de partido
P.- ¿Qué cambio en Podemos en Vistalegre II?
R.- Podemos tuvo que pasar de una estructura puramente operativa que funcionaba como un comité de campaña a un partido más asentado con mecanismos tradicionales. Antes había una especie de dirección sin cuerpo, un comité con una autonomía completa, que ahora no ocurre. Puede parecer que lo convierte en un partido menos seductor o menos demorático, pero eso es al revés. Que tenga una estructura vertebrada con poder local, autónomico y espacios reglados de toma de decisiones hace una organización mas democrática aunque pueda perder parte de la seducción. Ya no es una fuerza, para bien y para mal, con ese dinamismo virginal con el que surgimos, sino que tenemos gestión de Gobierno en ayuntamientos muy importantes. Se ha logrado una vida ordinaria de partido que en muchos sentidos es imprescindible.
P.- En cuatro años ¿Podemos se ha convertido en un partido tradicional?
R.- Depende de lo que se entienda por tradicional. Lo que hay es una cosa segura, es que un partido nuevo no puede ser indefinidamente nuevo. Es nuevo durante un tiempo. Pasado un tiempo pierde la novedad, es pura lógica. ¿Esto significa que se haya convertido en un partido tradicional en el sentido de los grandes partidos tradicionales como PP o PSOE? Yo creo que más bien al revés. Lo que ha conseguido Podemos es cambiar las lógicas de los partidos tradicionales. Gracias a la irrupción de Podemos los partidos tradicionales no se pueden permitir los lujos que se permitían antes. Se ha roto esta atmósfera de absoluta impunidad en la que daba igual mentir o robar. La irrupción de Podemos pone de manifiesto que no se pueden pitorrear de los ciudadanos. Que si generan suficiente malestar entre los ciudadanos, estos buscan opciones alternativas.
P.- Podemos nació en una situación de excepcionalidad, con la crisis latente y una alta movilización, ¿Podemos será capaz de adaptarse al clima de normalidad?
R.- Depende de lo entiendas por situación de normalidad. Yo no diría que estamos entrando en una situación de normalidad, con los niveles de pobreza y exclusión…España no puede llamar normalidad a ser el tercer partido de la UE en índices de pobreza infantil después de Rumanía, o unos niveles de precariedad que hacen insostenible el sistema de pensiones. Es verdad que el nivel de actividad no es el mismo pero eso no significa que no pueda serlo en cualquier momento. Las movilizaciones son cíclicas. Cometerán un error grave los que traten de normalizar la situación excepcional e intolerable que consiste esta salida de la crisis que consolida niveles de desigualdad.
No estoy orgulloso de haber contribuido a una tensión excesiva en Podemos, creo que le hizo muchísimo daño
P.- ¿Podemos mantiene esa capacidad de movilización?
R.- A Podemos no le corresponde esa movilización, sino su traducción en políticas. Podemos no impulsó el 15M, no impulsó las mareas, las marchas de la dignidad…Más bien al revés: Podemos surge como un intento de dar expresión política a ese malestar. Nunca ha sido Podemos el que ha activado la movilización popular. Esta movilización, igual que puede retroceder, puede activarse en cualquier momento. Estarían tentando a la suerte quienes consideren que este nivel de desigualdad creciente es sostenible como situación de normalidad en España. Se equivocarán de una manera desastrosa.
P.- Antes de Vistalegre firmó un artículo crítico con el equipo de Pablo Iglesias, al que definía como una "camarilla dispuesta a destruirlo todo" para hacerse con el poder. ¿Se han cumplido las predicciones?
R.- No estoy orgulloso de ese artículo y de haber contribuido a una tensión excesiva, aunque el nivel de tensión es inevitable en un proceso congresual. Cuando vamos en serio y nos jugamos cosas importantes en el resultado de un congreso es hasta cierto punto normal que haya cierto nivel de confrontación y creo que es saludable. Creo que hizo muchísimo daño a Podemos el nivel de tensión que se alcanzó en Vistalegre 2, esto fue una irresponsabilidad por nuestra parte y no me siento nada orgulloso en la medida en que pude contribuir a esa atmósfera con aquel artículo.
P.- Es cierto que el núcleo duro de Iglesias copa ahora la cúpula del partido.
R.- No oculto mi cuestión política ni mi mayor cercanía por Carolina Bescansa en términos personales o políticos pero en un proceso asambleario como el de Podemos, donde los inscritos deciden y donde se presentan distintas alternativas, los que tienen más votos asumen la dirección del partido. Eso me parece lógico, saludable.
P.- Bescansa mostró una posición distinta en Cataluña….
R.- Pero eso está bien, es saludable, y no me supone ningún problema mostrar mi afinidad política y personal con Carolina Bescansa. Pero es parte de la vida orgánica normal de un partido político diverso plural de un partido como Podemos.
Si me correspondiese a mí yo daría a Bescansa todo el protagonismo que estuviese en mi mano
P.- Sin embargo tras esas críticas Bescansa sufrió las consecuencias y fue purgada.
R.- Entiendo que los periodistas no pueden evitar poner nombres y cuanto más llamativos sean, pues mejor. Pero yo no utilizaría la palabra purgada. En realidad son unos procedimientos internos, una distribución de responsabilidades donde a los compañeros que tienen mayor respaldo les corresponden mayores responsabilidades y la distribución de los responsabilidades de los demás, y forma parte de la normalidad de la vida democrática de un partido plural.
P.- ¿Cree que hay pluralidad en Podemos?
R.- Hay una pluralidad enorme. A Podemos le beneficia, le beneficiaría mucho, mostrar esta amplitud y esta pluralidad que permite convivir en su seno a espacios muy diversos. Podemos no es un partido al uso. Ahora mismo estamos gobernando en la ciudad de Madrid en un espacio muchísimo más amplio y diverso que Podemos liderado pro una persona que no es de Podemos, que es Manuela Carmena.
P.- ¿Apartar a quienes tengan una opinión distinta es una decisión acertada en un partido que venía a revolucionarlo la política?
R.- Si es una decisión acertada o desacertada...Si me pregunta yo diría que si me correspondiese a mí tomar las decisiones yo daría a Carolina Bescansa todo el protagonismo que estuviese en mi mano. Pero para eso tendría que haber conseguido el respaldo de la mayoría de inscritos en Podemos. No es a mí a quien corresponde distribuir responsabilidades en Podemos. La gente ha elegido a otros para que las distribuya. Es una cosa básica en cualquier organización democrática como Podemos.
La diversidad sexual no es un sello exclusivo de Podemos, es una marca de todas las fuerzas progresistas
P.- En la primera época del partido era el responsable de comunicación. ¿Qué opina sobre la estrategia de descrédito de Podemos hacia la prensa?
R.- Lo que siempre hemos asumido es entender que la crítica política y la discrepancia es algo bueno en general y en todas las direcciones. Me parece absolutamente irrenunciable que los medios puedan tener las posiciones críticas oportunas del partido, pero también que los partidos políticos puedan tener sus críticas hacia las informaciones de los medios. Me parece bien la existencia de un espacio crítico y diverso, pero esa crítica tiene que poder producirse en todas direcciones. Sobre todo en partidos que no tienen responsabilidades de Gobierno. Cuando existe esa responsabilidad y tienen que distribuir publicidad institucional, una cantidad ingente de recursos, es verdad que sí que correspondería ser mucho más prudente. Pero sin tener responsabilidades de gobierno me parece bien que la crítica circule.
P.- Su último fue Elogio a la Homosexualidad, ¿cree que Podemos ha hecho bandera por la diversidad sexual?
R.- Sin lugar a dudas, sí. Podemos es un espacio fuertemente comprometido con la diversidad en general y la diversidad sexual en general, pero tampoco diría que sea un sello exclusivo de Podemos. España es bastante progresista en cuanto a cuestiones sociales y derechos civiles y esto marca como seña importante a todas las fuerzas progresistas.
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