“Mejor ser un enano hoy para volver a ser gigantes en el futuro”. Habla el líder de las Juventudes Socialistas (Jusos), Kevin Kühnert, nacido en Berlín en 1989, el año que cayó el Muro, que ha llegado a la política alemana para derribar barreras. A sus 28 años y 1,70 de estatura, es el enano que puede tumbar la gran coalición, recién forjada con “concesiones dolorosas” por la canciller Angela Merkel, el hasta ahora número uno socialdemócrata (SPD), Martin Schulz, y el socialcristiano (CSU), Horst Seehofer.
A Kühnert le hizo un favor el jefe del grupo parlamentario de la CSU, Alexander Dobrindt, al referirse a la “revolución de los enanos” contra sus mayores, los dirigentes del SPD. Aludía a su estatura, su juventud, y a la campaña contra la gran coalición que abandera Kevin Kühnert, al frente de los 'enanos' socialdemócratas. Elegido en noviembre pasado, se ha mantenido fiel a su rotundo rechazo a renovar el pacto con Merkel. “Es un círculo vicioso del que debemos salir”, repite una y otra vez.
En la campaña que ha iniciado el viernes en Pirna y Leipzig y se prolongará hasta finales de febrero, Kevin Kühnert difundirá su mensaje de oposición al pacto con Merkel, mientras los dirigentes mayores de su propio partido, Andrea Nahles y Martin Schulz intentarán que se imponga el pragmatismo. El miércoles, nada más conocerse el acuerdo, el joven Juso tuiteó que estaba “perplejo” y que “el no a la gran coalición era un no a la forma tradicional de hacer política”. En otro tuit informa sobre el tour, que llevará a cabo, "mientras otros se reparten ministerios".
Während einige sich schon um die Ministerien zoffen, diskutieren wir @Jusos mit den Mitgliedern. Hier sind meine Termine für die nächsten Wochen. Wir sehen uns! pic.twitter.com/pEl7uLVeV3
— Kevin Kühnert (@KuehniKev) February 8, 2018
El descontento sobre cómo los socialdemócratas han festejado esos ministerios ha ido más allá de los Jusos, que han abanderado las críticas. Martin Schulz ha renunciado finalmente a ser titular de Exteriores, puesto que ocupaba Sigmar Gabriel, mucho más popular que Schulz y a quien al parecer no había consultado. Schulz había anunciado previamente que nunca pactaría con Merkel y que menos aún formaría parte de su gobierno. Con su credibilidad resquebrajada, como abanderado de la campaña por la gran coalición se iba a convertir en un lastre.
Y, dados los ajustados resultados del congreso extraordinario de Bonn de enero, los dirigentes del SPD que defienden la gran coalición van a precisar recuperar la credibilidad y la confianza perdida. En Bonn, Kühnert logró que sus tesis cosecharan un 44% de apoyos frente al 56% de los defensores de las negociaciones. Fue una votación a mano alzada de la dirigencia, los más ortodoxos y leales a la cúpula.
El miércoles 6 de febrero se cerró el acuerdo de gobierno entre SPD, CDU y CSU, y ahora son los 463.339 militantes, casi 25.000, de ellos 8.000 Jusos, recién afiliados este año, quienes han de decidir sobre el pacto. Los Jusos cuentan con unos 70.000 miembros en sus filas. El voto es vinculante, como lo fue en 2013, cuando un 78% votó a favor de seguir con Merkel. Queda la duda de si los diputados pueden desvincularse de la decisión, pero se abriría una grave crisis en el SPD.
La campaña para atraer nuevos socios al SPD promovida por los Jusos ha sido espectacular: un incremento de un 5% en poco más de un mes. Su lema era: “Afíliate y di no”. Para ingresar en el partido sólo hace falta tener más de 14 años, y pagar una cuota mensual. También pueden hacerlo extranjeros. Se ha planteado su inconstitucionalidad pero el Alto Tribunal ha rechazado las demandas.
Sabe comunicar los valores de la socialdemocracia. Traslada bien el descontento de las bases", dice una militante del SPD
Maria Befeldt, de 32 años, politóloga, es militante del SPD desde 2005 y conoce personalmente a Kevin Kühnert desde que era el líder de los Jusos en Berlín. “Es cordial, elocuente y aguanta bien la presión. Su gran virtud es que sabe comunicar los valores de la socialdemocracia. Es el hombre perfecto para trasladar el descontento en las bases. No sólo de los jóvenes. También de los mayores. El SPD todavía atrae y lo prueba esta gran cantidad de militantes nuevos”.
A Kühnert le han hecho grande todos aquellos que como el socialcristiano Dobrindt han tratado de empequeñecerle. Si un político del partido más conservador de Alemania después de Alternativa para Alemania te menosprecia, como joven socialdemócrata te hace un regalo.
La estrategia de Kühnert en estos casos es mantener la calma y devolver el golpe con elegancia haciendo de su debilidad virtud. Además, de rentabilizar cada uno de sus pasos en las redes sociales. En el congreso extraordinario sobre las conversaciones exploratorias, reconoció que apenas medía 1,70 y concluyó con esa frase de cómo el partido, ahora empequeñecido, será más grande si pasa a la oposición.
“Kevin Kühnert es joven, es descarado sin ser grosero, y se mantiene fiel a su palabra. Por eso es muy popular. Los Jusos dijeron desde un principio que rechazaban la gran coalición y se mantienen firmes. Lo contrario que Martin Schulz, que tiene un serio problema de credibilidad porque se contradice continuamente”, afirma Leon Stebe, periodista en Inforadio de Berlín.
Politólogos y periodistas coinciden en que la fuerza de Kühnert se basa en la debilidad de Schulz y de Merkel. “Argumenta bien, tiene inventiva y sabe cómo difundir su mensaje en redes sociales. Su campaña está bien estructurada en torno a ideas claras: el partido ha de renovarse y no puede hacerlo en el gobierno. Alemania no votó más de lo mismo. Tiene potencia gracias a que sus enemigos son poderosos y eso siempre genera empatía”, señala Franco delle Donne, consultor político.
De Kevin Kühnert pocos habían oído hablar en Alemania hasta diciembre pasado cuando una intervención de apenas siete minutos contra “el círculo vicioso” de la gran coalición le colocó en el foco de los medios. Un mes después, en el congreso extraordinario de los delegados, clamó: “No es el fin de la historia, ni el fin del SPD. Puede ser el principio”.
Los líderes de los Jusos suelen ser contestarios pero solo unos pocos han trascendido. Entre ellos, el ex canciler Gerhard Schröder, y la ex ministra de Trabajo Andrea Nahles, que ahora se ha convertido en la primera mujer al frente del SPD, una vez que Schulz le dejara paso, en principio para ser ministro, y luego por su pérdida de credibilidad. Fue Nahles quien salvó la votación de los delegados. Y ahora tendrá que competir con el impulso y la fuerza de Kühnert.
El no es no de Kevin Kühnert preocupa a los socialdemócratas y a la canciller Merkel. Con razón. Actúa con determinación, domina el lenguaje de los burócratas pero también el de la calle (“es como si fuéramos al bar y dijéramos corre de nuestra cuenta lo que tomen en la CDU”, dijo a los delegados en Bonn) y no pierde los nervios cuando tratan de desacreditarle.
En algunos programas me preguntan si vivo en una WG o si pido consejo a mis padres sobre decisiones políticas", dice Kühnert
“En algunos programas me preguntan si vivo en una WG (comunidad de estudiantes) o si pido consejo a mis padres sobre decisiones políticas. Es como si a Merkel le dijeran si vacía del todo el yogur antes de echarlo a la basura”, afirma Kühnert, hijo único de dos funcionarios de la Administración de Berlín. El Bild le llama “Milchgesicht” (cara de niño) mientras él presume de representar algo nuevo y fresco.
Algunos de los veteranos del partido también cometieron el error de menospreciarle. La ministra de Medio Ambiente, Barbara Hendricks, dijo que se dedicara a terminar sus estudios (aún no ha terminado Políticas) y la propia Nahles le acusó de dar un dato falso sobre la política de pensiones, y luego tuvo que rectificar. Astutamente Kühnert suele elogiarles en público y siempre declara su devoción por el partido en el que ingresó con 15 años.
Su dedicación a la política se consolidó en cierta forma ligada a otra de sus grandes devociones, el deporte, en concreto el fútbol. Así hace honor a su nombre Kevin, por el futbolista Kevin Keegan. Su abuelo le llevó de niño por primera vez al estadio del Tennis Borussia Berlin (TeBe).
El TeBe nació como asociación deportiva en 1902, y como club de fútbol se hizo un nombre por su lucha contra el racismo. En 2009 atravesó una crisis financiera y Kevin se puso manos a la obra para recaudar fondos. El equipo superó la mala racha y salió adelante. Sigue comprometido en la directiva.
“El fútbol activó mi conciencia política. En el equipo había judíos, turcos. Y cuando salíamos a veces los neonazis nos insultaban. Me di cuenta de que había que luchar por la libertad, que no viene dada”, relata Kühnert en un retrato que publica el semanario Die Zeit.
Su experiencia se basa en la política local. Forma parte de la junta de distrito de Tempelhof-Schöneberg y ayuda a una diputada regional, Melanie Kühnemann. Nacido en Lichtenrade, en el sur, se considera un chico de los suburbios, nada que ver con los pijos de Mitte, que considera una especie de Disneylandia berlinesa. No tiene coche oficial ni equipo de medios, aunque sí un portavoz. Ahora se multiplica en los medios, sobre todo en las televisiones para que su #noGroKo cale hondo.
Su populismo recuerda a Podemos, al estilo berlinés, aunque es menos teórico que Iglesias o Errejón", dice Zuber, de 'Der Spiegel'
A Helene Zuber, ex corresponsal en España de Der Spiegel, su populismo le recuerda “a Podemos, al estilo berlinés. Es menos teórico que Iglesias y Errejón. Se rebela contra los mayores de su partido. Quiere un vuelco a la izquierda pero no le importa lo logrado en el acuerdo y lo que quiere es pasar a la oposición. Hay un gran riesgo de que lo logren”.
Para Maria Befeldt ahora los militantes decepcionados con los dirigentes socialdemócratas tienen aún más razones y hay más posibilidades de que gane el no. “Después del comportamiento del liderazo en el reparto de Ministerios, hay incluso más rechazo en las bases”, señala la militante del SPD.
Sin embargo, según el periodista Leon Stebe, la debilidad de Kühnert es que “no puede explicar qué pasará si no hay gran coalición. No presenta un plan B”. Para Pilar Requena, autora de La potencia reticente, “es un joven que aprovecha el momento pero no plantea alternativas, es populista, una vía inédita en Alemania pero que se está dando en otros países”.
¿Es consciente Kühnert de todo lo que se va a llevar por delante si una mayoría de militantes socialdemócratas le hacen caso? Alemania estaría abocada a un gobierno en minoría o nuevas elecciones. Si hubiera nuevas elecciones, el SPD cuenta ahora solo con un 17% de los apoyos, solo dos puntos más que la ultraderecha, que hoy por hoy es la gran beneficiada de la actual incertidumbre.
La crisis en el SPD será histórica y hasta Merkel, a quien sus correligionarios le reprochan haber cedido Finanzas al SPD, se tambaleará en su trono. A Merkel también le están creciendo sus propios enanos por el pacto con el SPD y la CSU. Europa sigue perpleja. Nada de esto altera el curso a Kühnert.
“Si queremos resultados distintos, no podemos seguir haciendo lo mismo”, insiste Kühnert, y advierte que, de seguir aliándose con Merkel, el partido corre el riesgo de hundirse aún más, como el Partido Socialista en Francia o el PASOK en Grecia. ¿Será el salvador del SPD?, como se pregunta Die Zeit. ¿O será quien lo apuntale?
Sea como sea ya está haciendo historia. El primer fin de semana de marzo sabremos si ha ganado esta partida y una mayoría de los militantes socialdemócratas le dan la razón. Nunca antes un líder de los Jusos había ido tan lejos en su desafío a los gigantes sagrados de su partido y a la propia canciller. De momento, les ha metido un gol por la escuadra.
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