Sin calendario concreto. Sin fondos específicos. El presupuesto de Estados Unidos para el próximo año fiscal habla de ir a la Luna, pero no supone un gran paso para la humanidad. El proyecto envíado al Congreso detalla 19.892 millones para la NASA, un ligero aumento del 2,6% sobre el presupuesto de 19.519 millones respecto a 2018. Se elevan los niveles de gasto de defensa y gastos discrecionales.
Tal vez lo más significativo de esta propuesta es que, aunque la Casa Blanca había vendido por todo lo alto la vuelta de humanos a la superficie de la Luna, se habla de pasos graduales que, si se siguen en la próxima década, pueden permitir a los astronautas volver a pisar la superficie lunar.
Bajo un epígrafe titulado Campaña de Exploración Lunar, la agencia financiará aterrizadores de tamaño pequeño a mediano, desde ahora hasta 2023. Después comenzarán a trabajar en una selección de humanos, no antes de 2024, último año de presidencia para Donald Trump en caso de ser reelegido. No hay una fecha proyectada para los aterrizajes de astronautas, que presumiblemente llegarían mucho más tarde en la década de los veinte.
"El presupuesto respalda un programa de exploración innovador y sostenible con fines comerciales y socios internacionales para permitir el retorno de los seres humanos a la Luna para la exploración a largo plazo y utilización, seguido de misiones humanas a Marte y otros destinos", explica el texto, que añade que destinará genéricamente 10.000 millones de dólares "a establecer la preeminencia de EE.UU.alrededor y sobre la Luna".
El presupuesto respalda un programa de exploración con fines comerciales y socios internacionales para permitir el retorno de los humanos a la Luna y misiones a Marte
De acuerdo con este proyecto, la NASA continuará financiando el cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial y la nave espacial Orión, aunque no proporciona fondos para un segundo lanzador móvil. Tampoco se especifican los fondos en estos documentos para actualizar el cohete SLS de su configuración inicial de 70 toneladas para reforzadores laterales y otras modificaciones necesarias para alcanzar su potencial total de 130 toneladas. En este podcast, explicamos junto al experto en astronáutica Daniel Marín todos estos conceptos y tecnologías.
En resumen, no parece haber cambiado mucho. La NASA continuará financiando un concepto de entrada para un puesto avanzado en órbita cerca de la Luna a mediados de la década de 2020, con aterrizajes en algún lugar, en algún momento en el futuro lejano.
En los próximos años, la administración desearía que los gastos de la NASA cayeran a 19.600 millones de dólares y se mantuvieran estables hasta 2023. Con la inflación, supone de facto un recorte a futuro, señala por su parte el New York Times.
Según analiza Ars Technica, este cronograma teórico para el inicio de un programa lunar tiene poco o ningún presupuesto real adjunto y no hay detalles sobre si dicho programa incluiría asociaciones internacionales sólidas o el grado de participación privada. Aunque sí que abre claramente la puerta a una posible explotación privada de la Estación Espacial Internacional (ISS). Literalmente: "La decisión de acabar con el apoyo del Estado a la Estación Espacial Internacional en 2025 no implica que la plataforma sea sacada de órbita en ese momento. Es posible que el sector privado continúe operando ciertos elementos o capacidades de la ISS como parte de una operación comercial".
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