A menudo se ha acudido a la estadística para tratar de arrojar luces, o sombras, sobre el funcionamiento de la inmersión lingüística en Cataluña. La Generalitat presume históricamente del nivel en castellano de sus alumnos, pese a recibir la enseñanza íntegramente en catalán, mientras que los críticos de este sistema coinciden en señalar los perjuicios que provoca en los menores castellanoparlantes. Ambos dicen la verdad, en parte. Y ambos manosean los datos para conformar una realidad incompleta.
Hace ahora un año la plataforma Convivencia Cívica Catalana publicaba un informe, con base en los datos de PISA 2015, en el que subrayaba los niveles de fracaso escolar de los alumnos con el castellano como lengua materna. Las conclusiones hablaban de una "escabechina". Entre aquellos alumnos que han repetido un curso en el sistema educativo catalán, el 72,5% son castellanoparlantes. Entre los repetidores reincidentes, el varapalo es mayor: el 89,6% tienen el castellano como lengua principal.
Lógicamente, según los autores del informe, los datos no revelan una desigualdad cognitiva, sino la devastadora influencia de un sistema educativo que prioriza a una lengua que no es la materna entre un importante sector de los estudiantes. Y reproducían los argumentos que el nacionalismo catalán utilizaba en los 70 y los 80 para reclamar la inmersión. "Además de un derecho humano, me parece claro que el idioma, la lengua materna, es un requisito pedagógico importante. Los primeros pasos intelectuales, los primeros intentos de pensar, los primeros contactos con el ambiente cultural los hace el niño en su idioma materno; y sólo a través de ese idioma materno es capaz de darse cuenta del medio cultural en que se mueve", decía en el Congreso Ramón Trias Fargas, diputado de CiU, en 1978.
Sin embargo, pese a que la tendencia es clara, en el informe no se incluía un dato crucial para la contextualización: ¿Cuántos alumnos repiten en Cataluña? Por lo general, menos que en el resto de España.
El 72,5% de los repetidores en Cataluña tiene el castellano como lengua materna...pero Cataluña es la región en la que menos se repite
Atendiendo a los últimos resultados incorporados a la base de datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el 94,7% de los alumnos catalanes de 1º de la E.S.O pasaron de curso en la última promoción. Y un 72,7% de ellos lo hicieron con todas las asignaturas aprobadas. Las cifras sitúan a Cataluña a la cabeza de España, por delante del País Vasco (92,2%), Cantabria (91,6%) y Navarra (90,5%).
Excluyendo a Ceuta y Melilla, que se quedaron cerca del 78%, los peores resultados se los llevaron Castilla-La Mancha (83,9%), Murcia (84,2%), La Rioja (84.5%), Comunidad Valenciana (84,9%) y Andalucía (85,2%). Este mismo ránking se mantiene invariable durante las cuatro etapas de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, con los mismos vencedores y vencidos.
En Bachillerato, la situación es similar: el 84,6% de los alumnos catalanes aprobaron 2º de Bachillerato. Un porcentaje menor que el del País Vasco (86,4%), pero superior al del resto de comunidades autónomas, incluidas Asturias (84,2%), Navarra (82,5%) y Aragón (80,5%), los únicos territorios que superan el 80%. Las regiones con mayor fracaso preuniversitario vuelven a ser Ceuta (sólo promociona el 69,5%), Melilla (72,3%), Murcia (73,4%), Andalucía (74,3%) y Castilla-La Mancha (75,2%).
El nivel de castellano, en la media
Los alumnos catalanes recorren un camino más recto hacia la selectividad y la formación universitaria. En catalán. ¿Pero cuál es su nivel de castellano, un idioma que sólo estudian en clase durante dos horas a la semana? La Generalitat ha presumido históricamente de que sus alumnos presentan en los informes PISA un nivel de comprensión lectora superior a la media española. Sin embargo, la afirmación está radicalmente incompleta. "El PISA se hace en catalán, por tanto, no mide la comprensión lectora en español", reconoció en su día en el Parlament Joaquim Prats Cuevas, ex presidente del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo de la Generalitat, entre 2004 y 2010.
Queda claro que los políticos nacionalistas manipulan cuando se refieren a este dato. Y, además, que lo hacen de manera incomprensible, cuando tienen otros que podrían darles la razón y que sí son ciertos. Por ejemplo, el desempeño de los alumnos catalanes en la prueba de Lengua Castellana y Literatura, que realizan como el resto de aspirantes de todo el país en el marco de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU).
Los alumnos catalanes obtienen una media ligeramente superior a la del resto de España en la prueba de Lengua Castellana en Selectividad
Pese a que el contenido exacto de los exámenes difiere entre comunidades (lógicamente, puesto que se celebran en fechas distintas), las pruebas están sometidas a un marco común pensado para equiparar la dificultad en todas las autonomías. Y los resultados de los alumnos catalanes en esta asignatura son históricamente positivos. En los últimos cuatro años, la nota de los alumnos catalanes en esta materia ha estado tres veces por encima de la media española, y sólo una vez por debajo.
El global es prácticamente un empate técnico: los examinados catalanes obtienen un 6,34 de media en la prueba de Lengua Castellana y Literatura, en contraposición al 6,29 de la media nacional. Por encima del 6,08 de Madrid, entre otras muchas autonomías que destacan por abajo en este sentido. En la enseñanza primaria, las últimas pruebas comparativas sobre la materia también situaban a Cataluña en la media nacional.
Los contenidos
La casilla del castellano es por tanto una cuestión de libertad de elección y respeto a las resoluciones judiciales, más que de rendimiento o aprendizaje del castellano. Un giro de guión al debate educativo en Cataluña, que durante los últimos meses y años se había centrado principalmente en la cuestión del adoctrinamiento, denunciado tanto por partidos políticos en el Congreso como por sindicatos como la Acció per a la Millora de l'Ensenyament Secundari (AMES).
Esta asociación presentó el pasado año varios informes en los que relataban las prácticas habituales de ciertas editoras de libros de texto para alumnos de Primaria y la E.S.O. Las mismas que han impregnado el relato del nacionalismo catalán desde hace décadas. Desde el uso insistente del término "corona catalanoaragonesa", ampliamente cuestionado por los académicos, hasta la continua presentación de la Historia de España como una perenne lucha entre Castilla y Cataluña, con numerosas referencias a la "opresión" de las libertades, la cultura o las tradiciones catalanas.
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