La fortuna quiso que Michael Wolff (Paterson, 1953) coincidiera con Steve Bannon, quien fuera estratega en jefe de Donald Trump, en un aeropuerto. El magnate acababa de ser elegido presidente y Wolff se ganó el favor de Bannon y la puerta de acceso a la Casa Blanca. En Fuego y Furia. En las entrañas de la Casa Blanca de Trump (Ediciones Península) Wolff relata con humor y maestría cómo se mueve Trump entre las bambalinas y de qué manera sus colaboradores intentan sobrevivir al más absoluto descontrol.
En el Ala Oeste Wolff se las arregló para hacerse invisible y ser testigo del caos de esa Presidencia inimaginable hasta para los más trumpistas. Escuchaba atentamente y, según nos relata, se refugiaba en los cuartos de baño de la Casa Blanca (hay 35) para escribir sus anotaciones. Su agente literario, Andrew Wylie, ha logrado que 35 países compren los derechos. Solo en EEUU ya lleva dos millones de ejemplares vendidos. Y sí, habrá serie de televisión. Será difícil que nadie interprete a Trump mejor que el propio Trump.
“Es un personaje, no es real”, señala Wolff a El Independiente en Madrid, una de las escalas de su gira europea. "Trump y su gente son demasiado tontos como para planear una conspiración con los rusos" porque, según explica, para hacerlo hay que tener "una estrategia, un plan" y nada más lejos del surrealismo trumpiano.
Pregunta.- La victoria de Donald Trump fue una sorpresa mayúscula. Usted nos cuenta en Fuego y Furia que ni él ni su equipo confiaban en ganar. Solo su esposa Melania se lo planteaba en serio. ¿Cómo pudo llegar a la Presidencia contra su propio pronóstico? ¿Es América como Trump o era el hombre adecuado en el momento correcto?
Respuesta.- Sigue siendo un misterio. Lo cierto es que durante mucho tiempo una parte del país había sido olvidada por los políticos tradicionales y Trump conecta con estos desilusionados. En 2016 tuvieron la oportunidad de votar por alguien que representaba todo lo contrario a los políticos tradicionales en los que habían dejado de confiar. Decía lo que pensaba, era transparente, aunque sin experiencia ni conocimiento. Ahora es el presidente más impopular que se recuerda. Era un experimento y la conclusión es que el experimento ha fracasado. Si hay alguna virtud en la política clásica, se pone de relieve con Trump. Hace buena la política tradicional.
P.- Por lo que cuenta en su libro, después de la salida de Bannon de la Casa Blanca, parece más descontrolado que nunca. ¿Qué nos espera este año?
R.- Funciona totalmente al azar. Tengamos en cuenta que Trump no cree en nada ni en nadie, excepto en sí mismo. No tiene ideología ni creencias ni valores. Actúa contra toda lógica. Este año la investigación del fiscal especial, Robert Muller, seguirá avanzando. Además, hay elecciones en noviembre y si ganan los demócratas de forma clara pueden plantearse un impeachment. Será un año caliente. Nos esperan momentos dramáticos.
P.- De ahí que crezca el temor a una guerra con otro elemento descontrolado, Corea del Norte, por ejemplo.
R.- No tiene ningún interés en lo que implica una guerra. Supone planificación, estrategia, decisiones… Nada que le interese. Trump es una ilusión, que grita o tuitea. No tiene un plan de acción. Es un personaje de reality de televisión más que un ser humano real.
P.- ¿Hay algo que le parezca admirable en Trump?
R.- (Duda) Es un vendedor infatigable que no se rinde nunca. Me gustan los vendedores. Si estuviera aquí, te halagaría y te diría que eres la mejor. Es un comediante, un showman.
Lo único que sabe hacer es despedir. No hace más. Su manera de afrontar los problemas es deshacerse de gente"
P.- Pero, con esas limitaciones, ¿cómo ha podido hacer lo que ningún otro presidente en EEUU, por ejemplo, deshacerse del director del FBI, James Comey, y que nadie le haya parado?
R.- Porque existe en el momento. No hay contexto para él. Hace lo que quiere hacer en el momento en que quiere hacerlo. Despedir es lo único que sabe hacer. No puede hacer mucho más. No resuelve los problemas. Su manera de afrontar los problemas es deshacerse de gente.
P.- ¿En este año ha logrado sacar algún proyecto adelante? ¿La reforma fiscal?
R.- No ha hecho nada. La reforma fiscal no es cosa de la Casa Blanca de Trump sino que han sido los republicanos en el Congreso quienes la han sacado adelante y lo querían hacer hace tiempo. Piensan que es idiota pero que les sirve porque firma todo lo que le ponen por delante.
P.- ¿Quién está al mando de los republicanos?
R.- El Partido Republicano es una gran incógnita. No está claro a quién apoyan, dónde se posicionan… Hablé con uno de los asesores cercanos a Jeb Bush y me contó cómo en el otoño de 2015 veían pocas posibilidades de victoria. Habían perdido la conexión con los votantes republicanos y esperaban perder. No entendían lo que querían las bases. Y de repente apareció Donald Trump y les empezó a hablar y vieron que le escuchaban las bases. Todo el mundo pensó que era un idiota pero que les daba más tiempo. Sabía interpretar los deseos secretos de las bases.
P.- ¿Y Bannon? ¿Cuál es su plan? [Bannon, tras meses de presiones de la hija del presidente, Ivanka Trump y su yerno, Jared Kushner, fue despedido por Trump cuando reaccionó en una entrevista en agosto pasado a unas declaraciones del presidente sobre cómo iba a desencadenar el “fuego y la furia” sobre Corea del Norte si seguían los ensayos nucleares de Pyongyang. Bannon desacreditó en público a Trump al asegurar que nunca atacaría].
R.- Bannon odia al Partido Republicano tradicional. No está claro qué hará. Pero una de las razones por las que Bannon me habló tan claramente es porque estaba desilusionado con Trump quien, a su juicio, actúa como una marioneta del Partido Republicano. Trump temía una revuelta en el Partido Republicano, pero ahora le gusta y cuenta con ellos para que hagan el trabajo porque él prefiere desentenderse. No hablo con Bannon desde que salió el libro. Creo que tiene dos opciones en mente: volver a aproximarse a Trump porque cree que le necesita, o bien puede trabajar en su contra. Bannon se ve como parte de un movimiento más amplio que Trump, un movimiento populista internacional.
P.- ¿Bannon quiere ser presidente? ¿Tendría posibilidades?
R.- Sí, oh sí. Diría que no tiene opciones, pero desde Trump he visto que es cierto aquello que me decían en el colegio: en EEUU cualquiera puede ser presidente.
P.- Excepto Hillary Clinton.
R.- (Risas) Así es, excepto la gente que uno lógicamente cree que podría serlo.
Los republicanos consideran que es un idiota pero les sirve porque firma todo lo que le ponen delante"
P.- ¿Cuál es el papel del vicepresidente, Mike Pence, que apenas aparece en el libro?
R.- Lo cierto es que Pence es un cero a la izquierda. En la Casa Blanca se ríen de su irrelevancia. Los republicanos y Trump tienen una alianza circunstancial. Consideran que Trump les sirve por esa conexión con las bases pero al mismo tiempo le detestan por su falta de modales, su estilo, su forma de reaccionar… Sin embargo, firma todo lo que le ponen delante. Tienen una relación simbiótica. Le odian pero les es útil ahora.
P.- Si los demócratas avanzan pero no tienen una victoria contundente en noviembre, ¿serán los republicanos los que acaben con Trump?
R.- En la medida en que la victoria demócrata sea relevante, y tengan la posibilidad de plantear un impeachment, comenzarán las deserciones en el campo republicano.
P.- ¿Será la trama rusa su puntilla? ¿Qué puede descubrir el fiscal Muller que afecte al futuro de Trump? Lo último que se ha conocido apunta a que los rusos interfirieron en la campaña con fines desestabilizadores pero aún está por ver si hubo conspiración con la gente de Trump.
R.- No sabemos qué se puede revelar. Una teoría interesante que he oído es que todas las acusaciones de las relaciones de Trump y su gente, y sus hijos, con Rusia pueden ser ciertas, pero sería muy difícil probar que sea una conspiración porque para probar una conspiración tiene que haber intención. Es especialmente difícil probar esa intención si estás tratando con gente estúpida. Para conspirar hay que tener una estrategia, planes, llegar a acuerdos… Pero son demasiado tontos para plantear una conspiración. Viven en el momento. Su hijo Don Jr, en el centro de todo esto, es un cabeza hueca. Es el lado cómico de esta tragedia. No había plan. Por el azar, por un chiste cósmico esta gente llegó a la Casa Blanca, no por su profesionalidad o su astucia.
P.- No son como Putin.
R.- Exacto.
P.- Lo grave sería que se probara que hubo obstrucción a la justicia (cuando Trump intentó disuadir al entonces director del FBI, James Comey, de investigar la conexión rusa del consejero de seguridad nacional, Michael Flynn).
R.- Eso es lo que les da pánico y lo que llevan temiendo todo el año. Sospecho que el fiscal Muller planteará un caso de obstrucción a la justicia.
P.- ¿Intentará despedir al fiscal especial, Robert Muller?
R.- En teoría puede. Y quizá lo intente, pero no creo que lo consiga porque se opondrían los demócratas claramente. El caso seguiría delante de alguna forma. Lo único que haría es empeorar la situación. Igual que pasó con Comey. No acabó con el problema por despedir al director del FBI. O cuando quiso prohibir mi libro. Lo que logró es que venda más. Es trumpismo: cada vez el lío es mayor.
P.- Y el problema con las mujeres es cada vez más preocupante. Durante la campaña se logró acallar a muchas que querían denunciar al presidente, pero ahora surgen más y esto coincide con el auge del movimiento #metoo contra el acoso sexual.
R.- A todos les sorprendió que el Pussygate [la conversación obscena con su amigo Billy Bush sobre cómo a los poderosos les resulta fácil conseguir a cualquier mujer] no acabara con la campaña de Trump. Nadie se lo explicó entonces. Todo el mundo pensó que era el final. Bannon cree que el objetivo del movimiento #metoo es acabar con Donald Trump. Antes no había salido a la luz. Tiene sentido. La motivación de Trump es conseguir mujeres. Sus negocios con agencias de modelos, concursos de misses… todo tiene que ver con maneras de conseguir mujeres. Es un playboy pasado de moda. Vive en otra época, como si fuera del Rat Pack. Para unos es una reliquia, otros se sienten identificados con lo que representa del pasado.
La motivación de Trump es conseguir mujeres. Es un acosador. Bannon cree que #metoo surge para acabar con Trump"
P.- Quizá sea el movimiento #metoo quien le dé la puntilla.
R.- Sería de justicia poética. Por su comportamiento durante toda la vida. Lo que ha hecho todos los días de su vida es lo que antes se decía un mujeriego, pero que realmente es un acosador. Es lo que ha hecho siempre.
P.- ¿Descarta un segundo mandato de Trump?
R.- Lo descarto totalmente. Incluso puede ser que no llegue al final del primer mandato. Si lo hace, los republicanos se rebelarán contra él si intenta seguir. Su instinto de victoria le llevará a admitir la derrota y batirse en retirada.
P.- ¿Cómo prevé su final político? ¿Quién le derrotará: demócratas, republicanos, las mujeres?
R.- La mayor parte del espectro político está contra Donald Trump. No creo que pueda sobrevivir a toda esa oposición. Si los demócratas pueden plantear un impeachment a partir de noviembre, quizá lo hagan, o prefieran renunciar a hacerlo y dejarlo debilitado. Incluso los republicanos pueden llegar a esa conclusión y deshacerse de él de la manera más limpia. No hacerle una víctima. Puede seguir en el poder pero sin poder real.
P.- Difícil imaginarlo.
R.- No hace nada de todas maneras. Es incapaz de hacer nada. Teóricamente tiene todo ese poder pero si no sabes usarlo es como si no lo tuvieras. Es difícil y se necesita mucho talento para ejercer el poder en EEUU. Trabajan 4.000 personas en todo el aparato administrativo del gobierno federal. Hay que tener muchísimo talento para manejar el poder. Más si no tienes experiencia ni interés.
P.- Usted también ha escrito sobre el magnate mediático Rupert Murdoch (The Man who owns the News). Está especializado en poderosos. ¿Tienen algo que ver? ¿Cuál es la relación que tiene con el presidente?
R.- No tienen nada que ver. A Murdoch no le gusta Trump. Para él es un chiste. En el verano de 2016 dio órdenes de que Fox fuera más favorable a Hillary. Pero una vez que llegó al poder mantiene la relación, pero le desagrada. Trump se comporta como un autómata con Murdoch. Es más cercano a Jared Kushner (yerno) y su ex esposa Wendi es amiga de Ivanka.
Es una aberración, un experimento, sin el ADN ni la capacidad de un político y la conclusión es que ha fracasado"
P.- ¿Es Trump realmente una excepción en la política americana? George Soros decía que Trump querría establecer un estado mafioso pero no puede por los contrapesos de poder y que sería un fenómeno temporal.
R.- Es una aberración. A esa generación de desilusionados con la política y los políticos Trump les dio la oportunidad de votar por algo diferente. No tiene ni el interés, ni el carácter, ni el background, ni la experiencia, ni el ADN, ni la capacidad de un político. Es un experimento. La conclusión es que ha fracasado.
P.- Nunca más. Incluso para gente como Bannon.
R.- Bannon hizo una alianza con Trump y la alianza fracasó. Todos los que se han aliado con Trump han acabado igual. Trump siempre trabaja para sí mismo. Es algo patológico. Todo el mundo que trata con él acaba quemado. Ha sido así durante toda su carrera.
P.- Usted puede ser la excepción. Va a vender miles de libros gracias a él. Especialmente después de su amenaza de impedir publicarlo.
R.- Podría ser, sí (se ríe).
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